Guerra sin cuartel entre Podemos y Sumar
Jesús Salamanca Alonso.- La guerra entre un sector de Podemos que ha disfrutado de la alfombra roja y el Movimiento Sumar, de Yolanda Díaz, no parece encontrar caminos de apaciguamiento. Hasta la señora Turrión, mamá de Pablo iglesias, ha salido en defensa de su barragana-nuera y de Hundidas Podemos. La señora citada ve en Belarra la línea dura de Hundidas Podemos. Como abogada no traga a la Yoli, a quien no hace mucho calificó de «traidora». Como ven, corren aguas turbulentas y en diez días no veo tiempo suficiente para calmarlas. El caso es que nadie quiere ir en la misma lista que Belarra, Montero, Rodríguez PAM, Echenique, etc. En todas comunidades pretenden orillarlos y apartarlos de puestos de salida, de ahí que ya se conozca al grupo de indeseables bolivarianos como «comando mofetas»
A Yolanda le va a tocar dar la cara con prisas, pero sin pausas. Cuentan en el PSOE que tiene el encargo específico de Sánchez de cargar tintas contra los podemitas, que tanto daño han hecho al Gobierno y a la ciudadanía, así como «azotar» políticamente a Belarra y Montero por tierra, mar y aire. Un encargo semejante al que hizo a los socialistas madrileños contra la ínclita Díaz Ayuso quien, dicho sea de paso, acaba de perder un escaño en el recuento de extranjeros en favor de VOX, por lo que la mayoría absoluta solo está a dos escaños del límite. Desde mi punto de vista, Yolanda Díaz ha perdido mucho tiempo sin construir su proyecto. Dado que no es trabajadora y sí más bien vaga, como su propio equipo, puede acabar haciendo un pan como unas tortas, eso si no estalla una guerra de personalismos en el seno del Movimiento Nacional de Sumar. Toda la izquierda anda como loca buscando puertas giratorias para no perder los sustanciosos sueldos y prebendas varias que conlleva cada cargo. Vean el ejemplo del alcalde de Valladolid o de Belarra o de Ada Colau. En fin, como suele decirse en Castilla: «maricón» el último.
Ahora mismo, Hundidas Podemos está con las posaderas al aire y sus resultados del 28-M no le dejan margen para elegir. Lo que está claro es que la izquierda bolivariana ya ha fenecido, está enterrada y lo poco que se ve estará sometido a Yolanda Díaz sin tardar. Ahí tienen el ejemplo de Jesús Santos –antiguo recogedor nocturno de basura en Alcorcón y a quien Pablo Iglesias ascendió a barón regional—que no duda en pedir a Belarra, Montero y Rodríguez PAM que se hagan a un lado, como ha hecho el torpe Garzón, para facilitar la negociación. Tiembla solo de pensar que va a perder la mamandurria y tiene que volver a su camión de recogida de basura. Un traidor a la causa bolivariana que ahora defiende que «primero es el país y no los partidos». ¿Qué nos hemos perdido? Algo sin duda, pero lo que no hace es dimitir de Hundidas Podemos, poner sus cargos a disposición del partido y pasarse con todos sus ambages al Movimiento Nacional de Sumar. Sin duda, la señora Turrión ha demostrado más visión política que Podemos al completo y que sus dirigentes siempre dirigidos desde la sombra por el «macho alfalfa» y refrescador de jovencitas en los aseos.
Sumar, Podemos, Izquierda Unida, Equo, Compromís, En Común, Más País, Mareas… ¡Joder, qué tropa! Una jaula de grillos donde todos vociferan a la vez, carece de ideas claras y de proyectos, quieren protagonismo en su parcela y anhelan estar en puestos de salida. Nadie quiere perder el sueldo y las prebendas que conlleva estar en las instituciones; luego se tumban en la poltrona, como en la izquierda es habitual, pero solo lo hacen cuando tienen garantizado el momio. Si bien nunca trabajaron, ni aportaron nada a las arcas del Estado, han descubierto un nuevo camino para que el Estado cotice por ellos; cualquier día piden su funcionarización.
Diez días tienen para salvar la estrategia, si es que alguna vez la tuvieron, porque lo de Sánchez no es estrategia, sino estratagema, que no es lo mismo. Las listas ya van acompañadas de navajeo y por eso no avanza la negociación. Sabido es que la Ley de Régimen Electoral no es flexible: nada quiere saber de primarias directas, orden de prioridad, criterios para formar listados, distribución de candidatos por circunscripciones, etc. Yolanda se lo juega todo. Si su pérdida de prestigio ya está enfangada sobremanera, como no sepa montar el movimiento ya puede marcharse del panorama nacional. Ni en Galicia va a poder seguir haciendo daño junto a las «mareas» revueltas de comunismo trasnochado.
Estamos ante un Frente Popular a la izquierda del PSOE, destrozado por el felón Sánchez, desanimado por los resultados del 28-M, atorado por la corrupción y preocupado por los quince «diputeros» que han acabado de mutilar la casi nula credibilidad que tenía el asalvajado sanchismo, poco que ver con el socialismo de Felipe, Guerra, Rubalcaba, Redondo… Líderes que estaban a años luz del «guerracivilista» Rodríguez Zapatero y del «caudillo» de la formación mafiosa y sanchista, Pedro Sánchez, «doctor cum fraude».
Si la izquierda no va de la mano, sabrá lo que son las divisiones sucesivas de la Ley D’Hont y la penalización dura que hace a partir del tercer puesto, con la consiguiente inutilidad de miles de votos que acaban en el sumidero de la democracia. En la encuesta que acaba de publicar un medio escrito de tirada nacional, el PSOE se queda en 81 diputados y Sumar en 29. Al Partido Popular le dan 146 diputados y VOX obtendría 53. Todavía no han hablado ni Tezanos, ni su CIS, pero no tardarán en darnos cancha para mofarnos de sus curiosos cocinados.
En fin, en sucesivos días veremos cómo torea Yolanda Díaz, cómo insulta Pablo Iglesias y qué tipo de insensateces se le ocurren a Rodríguez Pam ya que otra cosa de provecho no sabe hacer.
La guerra sin cuartel entre Sumar y Hundidas Podemos ha estallado y hasta la señora Turrión ha entrado en escena. Se ha generado una tremenda división en la formación bolivariana y prochavista, más cerca de su enterramiento definitivo que de su imposible reconstrucción.
Hundidas Podemos tiene que dar aún muchas explicaciones de gastos absurdos, que suponen muchos millones, al igual que tiene que hacerlo el partido de los socialistas, «diputeros» incluidos.