Los dirigentes de VOX Rocío Monasterio, Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros.

Pedro Galán.- Si era ya cuestionable las formas autoritarias del control de la estructuras orgánicas por parte de Abascal y sus compinches, relegando a los afiliados y dirigentes de nivel inferior a simples peleles, se ha dado un paso más en esa estafa piramidal/política en la que se ha convertido VOX.

Al inicio de su andadura política, coincidiendo con la aparición de PODEMOS y la autoproclamación de la independencia Catalana, VOX contó con miles de almas cándidas que vieron en su ideario el estímulo necesario de la defensa de la Patria. Fue el aldabonazo de partida para que Santi contara con el filón de muchos patriotas de buena fe, que le siguieron bajo su banderín de enganche “de la lucha contra la casta” o de “el partido de sus afiliados”. Así, en su inicio había una trasparencia mágica en todo; se convocaron primarias para ocupar cargos orgánicos del partido, se convocaron primarias para optar a puestos instituciones, la participación era la más democrática de todas. Pero, pronto llegaron los éxitos electorales y fueron llenándose las arcas. A la vez fueron desapareciendo la transparencia y la limpieza democrática de primarias conocidas. En un primer lugar desapareciendo las primarias para ocupar puestos institucionales y hace un año desaparecieron las primarias para optar a presidentes provinciales, tras los escandaloso pucherazos de varias provincias españolas, en las que el partido ha debido abonar grandes indemnizaciones a algunos de sus afiliados perjudicados que los llevaron a los tribunales de justicia por vulneración de derechos fundamentales, nada más y nada menos.

Si fácilmente se vislumbraba un partido carente de democracia interna, se ha ido a un paso más, y en la asamblea de esta semana se ha vuelto a modificar los estatutos para expulsar a aquel afiliado o representante que se atreva a cuestionar o criticar lo señalado por la cúspide del partido. En la que se someten a votación las cuentas del partido de todo un año sin estar a disposición y conocimiento de los afiliados. Como Juan Palomo, “yo me lo guiso yo me lo como”.

El partido se embolsó el pasado año la friolera de casi 16 millones de euros, de los cuáles el 64% procedieron de subvenciones públicas. Dato curioso cuando los “regenerados de la nueva policiaca” venían a suprimir las subvenciones a partidos políticos o sindicatos, y bien que se aprovechan de ellas y bien que una legión de militantes sin oficio ni beneficio se pelean por un puesto retribuido de esas mismas instituciones.

Caso aparte merece su presidente Abascal, que en pocos años pasó de tener su única empresa conocida como emprendedor en concurso de acreedores, a disfrutar de un magnífico sueldo, y un casoplón de más de un millón de euros (lo mismo que su homónimo político Pablo Iglesias) .

No creen en las autonomías y tienen peleas a muerte por ocupar un cargo en ellas y beneficiarse de esa casta a la que critican. No quieren sindicatos, y crean un sindicato para beneficiarse de las subvenciones que niegan a los demás.

Vox S.A, se ha convertido en el negocio del patriotismo español de sus dirigentes. La “purga” de la última semana de diputados de distintos lugares, como Sánchez a del Real, Onofro , etc… denota la implosión de un partido que poco a poco pierde fuelles ente sus electores, quienes han descubierto un partido sin escrúpulos ni principios. En definitiva, uno más de esa casta tan denostada por su militancia. Por ello, algunos líderes europeos como Meloni, Orbán o Kaczynski, cada vez más se alejan de la formación española.

Conclusión, VOX está dirigido por un consejo de administración integrada por los cuatro jinetes de la Apocalipsis, y tutelados bajo la organización El Yunque. Se les ha caído el velo dejando al descubierto toda su falsedad.

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