Oliver Pieper.- España era algo así como el último bastión de la izquierda en Europa, pero cayó hace un mes: en las elecciones regionales y municipales fueron duramente castigadas las fuerzas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien convocó a elecciones anticipadas. Los ganadores fueron los conservadores del Partido Popular (PP), con su nueva estrella, Isabel Díaz Ayuso, en Madrid.

No es casual que entre los primeros en felicitar a Vox se contara Viktor Orbán, quien se alegró de que avance la “reconquista derechista” de España.

Hungría: el ejemplo de Orbán

El primer ministro húngaro marcó a pauta para el giro de Europa hacia la derecha. En abril de 2022 logró su cuarto mandato consecutivo, a pesar de que la oposición se había presentado unida a las elecciones.

Orbán y su partido Fidez, de derecha nacionalista, habían proclamado en 2014 una “democracia iliberal” siguiendo el modelo ruso. Desde entones, el tono xenófobo es parte de su programa de gobierno. Justificó su negativa a recibir refugiados argumentando que los húngaros “no quieren convertirse en una raza mestiza” y que los países europeos occidentales multiculturales “ya no son naciones”.

Francia: el avance de Le Pen

Tras el triunfo electoral de Orbán, Marine Le Pen envió rauda sus felicitaciones a Budapest. Su partido Agrupación Nacional (RN) mejoró notablemente sus resultados en las elecciones parlamentarias de hace un año y la líder persigue infatigablemente su proyecto de largo plazo: llegar al palacio del Elíseo.

El próximo paso en su ruta: una victoria en las elecciones del Parlamento Europeo en 2024. Una meta que ya no parece imposible de alcanzar, dado que, desde hace diez años, cada vez más franceses se inclinan hacia la derecha.

Italia: Meloni, primera ministra de Italia

Giorgia Meloni no necesitó mucho preámbulo; su partido de derecha radical y con raíces fascistas “Fratelli d‘Italia” surgió casi de la nada y, con su triunfo en las elecciones parlamentarias de septiembre de 2022, la llevó a convertirse en primera ministra de Italia.

En el escudo del partido figura la llama verde, blanca y roja que, en la derecha italiana, simboliza la llama eterna que se halla sobre la tumba de Mussolini. Meloni, quien empezó su carrera política en una organización juvenil neofascista, dice sobre el Duce que se trata de “una personalidad compleja, que debe ser vista en contexto”.

Los “Demócratas de Suecia”

Jimmie Åkesson, en cambio, tuvo que recorrer un largo camino hacia la derecha. En su juventud, el jefe de los “Demócratas de Suecia”, de derecha populista, era considerado moderado. El partido, fundado en 1988 por miembros de círculos de extrema derecha, se convirtió el año pasado en la segunda fuerza política del país.

Desde entonces asedia al gobierno de centroderecha con consignas de tono hostil hacia la inmigración y el islam. Para Åkesson, los musulmanes son “el mayor peligro para Suecia desde la II Guerra Mundial”.

Finlandia: reducir la inmigración

En Finlandia, el Partido de los Finlandeses consiguió ya llegar al gobierno, con una coalición cuatripartita. Este partido de derecha populista logró siete ministerios. Su jefa, Riikka Purra, quiere llevar al país hacia la derecha con un “cambio de paradigma” en materia de inmigración. Plantea reducir a cuota de inmigrantes a 500.

Grecia: los resultados de la derecha

El primer ministro conservador Kyriakios Mitsotakis ganó las elecciones del domingo (25.06.23), pero se registró un giro hacia la derecha en Grecia: el derechista populista Elliniki Lysi (Solución Griega), el ultranacionalista Niki (Victoria) y Espartanos, sucesor del partido neonazi Amanecer Dorado prohibido en 2020, obtuvieron en conjunto casi un 13 por ciento de los votos para el Parlamento.