El rumbo preciso
Frente a ese 40% que no desea votar el próximo 23 de Julio, al igual que el pasado 28 de Mayo se sitúa una amalgama de personas de cuantiosas maneras de ver la vida, pero he aquí que todas tienen un objetivo común: cuanto antes, mañana mismo, que el actual Gobierno de España desaparezca de la faz de la tierra, aunque la gran pregunta es ¿existen alternativas que de verdad merezcan la pena a largo plazo? A corto plazo parece haberlas, pero todo quedará en un sueño de verano y nada más. ¿No seremos capaces de fijar un rumbo preciso y sano? La memoria histórica europea nos debe dar una gran satisfacción al contemplar, al maravillarnos de los grandes líderes punteros que hemos tenido en Europa y han sido verdaderos rayos de luz a tantas naciones. Hemos de salir de esta rocambolesca “ahora tú y ahora yo” que hace de nuestro país una nación de mediocridades y falta de grandes ideales y líderes. Nuestro país no se merece este mercadeo plagado de políticas baratas y personajillos políticos donde la coherencia, la sensatez, la altura de miras no son las banderas que nos ensalzan. Parece que últimamente nos gusta vivir muy cerca de las sucesivas líneas rojas.
Este enjambre barato de políticos de tercera regional, con unos objetivos que desaparecen en el tiempo que tarda un cohete en desaparecer deben dejar paso a nuevas alternativas que dejen buen poso como los grandes caldos españoles. A este proceso que el estado español viene sufriendo ya desde legislaturas ancestrales se debe producir un cambio de actitudes políticas personales e institucionales repletas de auténticos valores donde se respeten lo “tanto bueno” que hemos heredado de nuestros abuelos, con el sentido común que hoy día, nuestros políticos de bandos dispares no poseen ni pensamos sean capaces de lograr entenderlos, claro está, sumidos en las tan sabidas ideologías venenosas desde las que algunos europeos ya vienen de vuelta.
Todos tenemos algo de culpa en no haberlas visto venir, ni la educación que nos han dado ha estado a la altura que nos merecíamos, pero ahora, hoy mismo, hemos de salir de las cavernas de la indiferencia e impulsar en darle vida a aquellos que están emergiendo con sangre y sabia nueva cuya bandera que ensalzan lleva consigo la verdad, el bien común y la audacia ante un campo de batalla plagadas de minas pero que no tienen miedo alguno. Ello tiene un nombre: Humanismo Cristiano. Necesitamos un grupo de españoles, una nueva generación de mujeres y hombres que sean capaces de subirse a esta noble tarea. Sabemos que hoy por hoy, en España, con su bajada de pantalones con más o menos razones, andan sin rumbo en estos caminos. Cultura, educación, familia, naturaleza, universidades, investigación, etc, han sido vapuleadas por los socialdemócratas y el mundo relativista de los neoliberales. Ante ello, como David contra Goliat, sabiendo que ganaremos esta batalla de antemano, necesitamos muchas manos en este nuevo impulso hacia la mejora de nuestro país.
Los diversos modelos de sacar a España, no hay que ser muy espabilados, han hecho aguas desde hace tiempo. Al mundo Humanista le han ladeado de continuo y todos sabemos qué existe bajo esos tambalaches. Unos y otros, azules, rojos y verdes ya se ha visto su hoja de ruta en el último año. No hemos de perder la paciencia ni la esperanza pues antes o después caerán en sus mismas redes. La razón de la necesaria unidad de tanta buena gente que compartimos los grandes valores cristianos, tanto en España como en Europa llevan el signo de la victoria. Mis buenas plumas como Rémi Brague y Fabrice Hadjadj nos lo recuerdan de continuo. Tenemos fundamentos, cimientos y valores suficientes, pero ahora les sitúo frente a una gran cuestión: “Hasta que no comprendamos e interioricemos que las actuales maneras de proceder políticas se las pueda conquistar, que fracasarán con rotundidad y seguridad, no seremos capaces de liberar a la inteligencia del continente europeo de esta moda dominante que es, que debe constituir nuestra primera tarea”. Para empezar, si lo prefieren, echar de nuevo un vistazo al significado de lo que nos puede abrir los ojos como el Humanismo Cristiano. Más aún, aquí estoy para todos aquellos que lo deseen y situarles ante este nuevo proyecto que lleva dos años y medio andando. Les espero.