El «Haarpa» que no tocan los ángeles
Laureano Benítez.- Dentro de la geoingeniería destaca por su especial relevancia el “Proyecto HAARP” —High Frequency Advanced Auroral Research Project—, desarrollado por la Fuerza Aérea norteamericana, que traducido al español sería “Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia”.
Este proyecto tiene su base operativa en Gakona (Alaska), donde se han instalado 180 antenas que operando en conjunto funcionan como una sola, capaz de emitir 1 GW =1.000.000.000 W, es decir un billón de ondas de radio de alta frecuencia, dirigiéndolas a la atmósfera inferior, concretamente a la ionosfera para que allí interactúen con la corriente de los elecrojets aureales.
¿Qué es el Electrojet?: hay una electricidad flotando sobre la Tierra llamada electrojet aurea. Al depositar energía en ella se cambia el medio, cambiando la corriente y generando ondas LF (Low Frecuency) y VLF (Very Low Frecuency). HAARP tiene la intención de acercar el electrojet a la Tierra con el objetivo de aprovecharlo en una gran estación generadora. Los electrojet afectan al clima global, hasta el punto de que algunas veces, durante una tormenta eléctrica, llegan a tocar la Tierra, afectando a las comunicaciones por cables telefónicos y eléctricos.
El proyecto HAARP no es, sin embargo, el único que está desarrollando la Marina y la Fuerza Aérea de EEUU, promotores de otros proyectos de estudio y manipulación de la ionosfera y del uso de satélites espaciales con fines más o menos singulares, vendiéndose su utilización con fines, principalmente, no bélicos —algo que no responde a la realidad, por supuesto—, y de intervención para frenar el cambio climático.
¿Cómo opera el HAARP?: «Los pulsos emitidos artificialmente estimulan a la ionosfera creando ondas que pueden recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior, y penetran dentro de la tierra para encontrar depósitos de mísiles, túneles subterráneos, o comunicarse con submarinos sumergidos, entre muchas otras cosas.
El HAARP actuaría como un gran calentador ionosférico, el más potente del mundo. En este sentido podría tratarse de la más sofisticada arma geofísica construida por el hombre».
Este calentamiento se produce lanzando ondas de baja frecuencia (haces electromagnéticos de energía) a la ionosfera, para que al colisionar con las capas altas de la atmósfera provoquen un “espejo energético”.
Es decir, que HAARP actúa como un “calefactor” de la ionosfera, provocando una ionización de tal calibre que, merced a su efecto de “espejo”, puede dirigir sus efectos hacia cualquier zona, pudiendo alterar dramáticamente las condiciones climáticas y geológicas de cualquier lugar de la Tierra, estando dentro de sus posibilidades la creación de erupciones volcánicas, terremotos, tsunamis, sequías, huracanes, incendios…
Para algunos investigadores, HAARP puede tener consecuencias más catastróficas que las pruebas nucleares, llegando a afirmarse que este siniestro proyecto está conectado con la construcción de laboratorios espaciales. Según la Dra. Rosalie Bertell, HAARP forma parte de un sistema integrado de armamentos, que tiene consecuencias bastante devastadoras.: «HAARP podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad podría también afectar a los cerebros humanos, y no se puede excluir que tenga efectos tectónicos».
En cuanto a la manipulación climática mediante el HAARP, Bernard Eastlund —creador del calentador ionosférico del proyecto— asegura que su invento podría, también, controlar el clima: «Si el sistema HAARP operase al cien por cien podría crear anomalías climatológicas sobre ambos hemisferios terrestres, siguiendo la teoría de la resonancia tan empleada por el genial Nikola Tesla en sus inventos.
Un cambio en un hemisferio crearía otro cambio en el otro hemisferio. Una posibilidad que no se debe descartar, sobre todo a tenor de las opiniones de científicos de le Universidad de Stanford, que aseguran que el clima mundial podría ser controlado mediante la transmisión de señales de radio relativamente pequeñas a los cinturones de Van Allen. Por resonancia, pequeñas señales activadoras pueden controlar energías enormes».
La base del HAARP se encuentra en el genio de Nikola Tesla (1856-1943), inventor de un sistema de transmisión de energía inalámbrica, es decir, transmitir energía sin medio físico. En cierta ocasión, consiguió encender un conjunto de lámparas de 50 vatios a 40 km de distancia y lanzó la idea de poder concentrar y transmitir energía a grandes distancias.
El HAARP está operativo desde principios de los 90, implementándose en la base de Alaska en 2004, pero en el año 1977 se firmó un tratado —la convención ENMOD— que prohíbe expresamente el desarrollo de armas que puedan interferir o cambiar el clima, lo cual que solo puede entenderse partiendo del hecho de que en aquella época ya existía la tecnología capaz de alterar las condiciones climáticas. HAARP tiene su contrapartida en el proyecto ruso “RAM-SURA” (Instalación de Calentamiento Ionosférico), y el equivalente europeo es el programa Eiscat, en el archipiélago de Svalbard (Noruega).
Por si este terrorífico cuadro de los fenómenos que puede protagonizar el HAARP no fuera suficiente, otra posibilidad es la manipulación de la mente humana, mediante la radiación pulsada de frecuencias de radio sobre extensas zonas geográficas. En un documento perteneciente a la Cruz Roja internacional se avisa de los efectos negativos de la energía irradiada, dejándose constancia de las bandas de frecuencia que producen esas consecuencias nefastas, dándose la —¿casualidad?— de que estas bandas coinciden con las frecuencias que puede transmitir HAARP.
Otro aspecto decisivo del HAARP –quizá su principal finalidad— es su conexión y su interacción con los chemtrails, que desvela Joel Lord: «El programa Chemtrail implica una convergencia de las tecnologías Haarp & Chemtrail, en el que miles de toneladas de partículas de metales finos se rocían rutinariamente en la estratosfera (promedio 10.000-18.000 metros), produciendo una barrera o escudo artificial que literalmente desvía una gran proporción de los rayos UV del sol antes de llegar a la tierra, produciendo, dependiendo de la geografía, un efecto de cocina o un enfriamiento repentino de temperatura. Por esta razón, el HAARP siempre se utiliza junto con Chemtrailing, para dirigir energías de microondas hacia arriba de 36.000.000 de vatios, hacia el filtro, que literalmente calienta o sobrealimenta la superficie metálica de la nube. Esto supuestamente desencadena una serie de cambios climáticos anormales en toda la región: tormentas eléctricas, tormentas de lluvia a corto plazo “similares a monzones”, cielos nublados prolongados, sequías y/o inundaciones, dependiendo de la región objetivo, si el programa continúa durante semanas o meses».
Por tanto, el objetivo de esta maléfica operación es crear los cambios climáticos de los que luego se acusa a la acción humana. Estas manipulaciones climáticas provocan catástrofes, pues las partículas de metales pesados contaminan nuestro suelo, haciéndolo no apto para el cultivo de productos naturales en las generaciones venideras debido a niveles severos de acidez, y contaminando igualmente nuestras aguas subterráneas, de las que dependemos para la supervivencia, además de toda la sequía prolongada y las inundaciones que se desencadenan en todos los ámbitos a través de la convergencia de Haarp y los chemtrails, con desviación de los patrones climáticos naturales por diseño, para convertir las tierras agrícolas locales tradicionalmente fértiles en un árido desierto; con lo cual Monsanto se muda, compra la tierra por centavos por dólar y comienza a plantar sus propias semillas de OGM resistentes a los daños causados por los cultivos.
Todos estos cambios climáticos extremos fabricados, incluido el daño ambiental, el colapso de los suministros de alimentos y aguas, se atribuirán en última instancia al
calentamiento global antropogénico, y cuyo resultado final será que NOSOTROS, la gente, pagará impuestos cada vez más altos y estará sujeto a medidas de austeridad draconianas en curso, a diferencia de todo lo que la sociedad ha presenciado desde la Edad Media. Eventualmente, la humanidad enfrentará medidas mucho más punitivas una vez que el aparato del Estado de Policía de Gobernanza Global esté completamente en su lugar, ya que los límites de crecimiento serán estrictamente determinados, por un consorcio de no elegidos, élites tecnocráticas intocables».
(Texto extraído del libro “Climodemia: el Himalaya de mentiras del cambio climático”, de Laureano Benítez)
Canal de Telegram del autor: https://t.me/laureanobeni
Jugémos a ser Dios… La verdad, da mucho miedo que otros puedan modificar el clima de España , añoro los años de mi infancia en los 70 donde España era dueña de su destino.
Hace años, Carlos, que ninguna patria es dueña de sus destinos. ¿Para qué el globalismo? ¿Para qué la agenda 2030? ¿Para qué los movimientos de población? Hay alguien que juega con el planeta como si fuera su cuarto de juegos.
1 GW no es “un billón de ondas de radio de alta frecuencia”
1 GW = 1.000.000.000 Watios,
1GHz = un billón de ondas de radio de alta frecuencia por segundo
Buenas tardes a todos. 1.000.000.000 son mil millones, en España. 1.000.000.000, mil millones son un billón, pero solo donde los pérfidos, que ni pa contar. Para todos los demás un billón son un millón de millones, léase 1.000.000.000.000 Entonces 1ghz son mil millones de ciclos por segundo, siendo ciclo algo que se repite en el tiempo, en este caso la tensión alterna de 1ghz que genera una radiación electromagnética de 1ghz. Laureano, querría darle las gracias por sus escritos, se podrá estar en acuerdo o desacuerdo pero lo que es innegable es que aporta otro punto de vista, eso hoy… Leer más »
Gran artículo,nos están matando los asesinos que mandan en el mundo…