Desenfreno etílico, drogas, turismo basura, chabacanería: Feria de Málaga, el reflejo de la degradación democrática española
La Feria de Málaga es un vivo reflejo de la hediondez que se esparce como una gran mancha de aceite sobre toda la geografía española. Las escenas, las clásicas de unos años a esta parte: aglomeraciones, alcohol, drogas, desenfreno e incivismo.
Algo se ha debido hacer mal todos estos años para que la feria haya devenido en el actual desparrame etílico, con grotescas exhibiciones que revelan hasta qué punto una parte inquietantemente amplia de la sociedad española carece del mínimo sentido de la estética y la dignidad. Aunque cualquier comparación con el pasado levanta resquemores y pasiones, hay que comparar lamentablemente la ola de chabacanería que inunda estos días las calles de la capital malagueña con su elegancia y prestigio en el pasado, con aquellos turistas que acudían ordenadamente y con las familias disfrutando en un ambiente cordial y pacífico. Málaga ha quedado reducida a un inmenso y caótico botellón que inunda de vómitos y vaharadas de mal gusto todo el centro de la ciudad.
Como tantas otras cosas, la Feria de Málaga ha sido arruinada por una población degenerada, infame, materialista, despreciable y sin ningún sentido del comedimiento y menos del deber. Málaga es estos días el mejor escaparate del éxito que han tenido los planes de ingeniería social para la metabolización moral de la población lanar española. Por eso hace bien Sevilla en acotar su Feria de Abril.
Durante estos años de buenrollismo democrático, de laxitud allí donde antes prevalecía el deber y la exigencia, crecieron y se multiplicaron y echaron ramas frondodísimas con el abono natural de la Democracia, que es el sistema político que en cualquiera de sus traducciones o adaptaciones mayor cantidad de mierda produce. Ociosos y vagos crónicos la mayoría, descreídos y sin mayor ideal trascendente que tatuarse el cuerpo, cuando se les ve a uno le viene a la memoria la cita de Dostoievski, el autor ruso que mejor supo comprender el alma humana: “Una paz prolongada siempre engendra crueldad, cobardía y un burdo egoísmo (…)”.
Las grotescas imágenes en las calles de la capital malagueña de miles de jóvenes y no tan jóvenes, ebrios, drogados y ruidosos, como aquella mala gente del verso de Machado, nos muestran en toda su crudeza la verdadera cara de la hediondez de España, la implantación sin freno de la estulticia y el exceso, siempre que el exceso no guarde parentezco con el trabajo, que han echado raíces en nuestra desgraciada nación.
¿Qué sociedad, que país se puede construir con semejantes materiales? No es necesario esforzarse mucho para imaginárselo. ¿Qué podemos esperar de quienes nunca han salido de las formas más hedonistas de vida humana? ¿Es razonable esperar que vagos indomesticables acudan al auxilio de una civilización que hace aguas por todos lados?
Somos tanto más culpables cuanto que las inteligencias más preclaras de nuestra nación ya habían, hace tiempo, descubierto las claves de la interpretación y la comprensión de este engendro democrático. Si quieren ver su peor reflejo, no hay mejor espejo que las fiestas de Málaga, epicentro del turismo etílico y una sombra de lo que fue.
Suscribo plenamente este texto, que describe fielmente la degradación de nuestra sociedad. Chabacanería, incivismo, cutrería, estulticia…, un pueblo sin ética ni dignidad cada vez más incivilizado, hortera, chabacano, entregado en cuerpo y alma a la vulgaridad y a un creciente salvajismo. Y encima orgulloso de sus taras y sus vicios. ¿Qué cesto se puede hacer con semejantes mimbres? Pero es un fenómeno universal, por lo menos en el ámbito de las sociedades occidentales. No más tarde que ayer veía un reportaje sobre el Tour de Francia del año 1953. No habíamos nacido todavía, pero reconocemos esa Europa que se fue… Leer más »
Acababan de salir de una guerra, una escuela que enseña mucho sobre la estupidez humana, sólo que a un precio doloroso.
¿Y qué esperaban?
Se fomentan los comportamientos animales, y la suciedad, las ratas, y no solo de dos patas, abundan por las ciudades.
No cabe duda de que nos “gobierna” el comunismo…
Como dicen los argentinos, la culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer
Gracias al alcalde de Málaga que permite todo esto
Se queda usted muy corto en los adjetivos de la feria de Málaga, han cerrado casetas por suministrar alcohol a menores: un botón de muestra.
Este fenómeno de “bestialización” social que describe el autor tiene múltiples causas, pero para mí hay una raíz indiscutible y palmaria. Me refiero a la destrucción total y absoluta del sistema educativo. Han volado por los aires la educación en valores desde hace décadas, y este es el resultado. De hecho han convertido las escuelas en centros de acogida para todo tipo de inmigración menor de edad, en los cuales, y lo juro, NO SE FORMA A LOS NIÑOS, ni en contenidos educativos, ni en valores. Todo lo contrario, se les adoctrina con el homosexualismo, el ecologismo (por cierto, término… Leer más »
El “producto interior bruto” es también atroz
Para aquellos que tengan duda sobre este excelente artículo de la finalizada feria de Málaga ( también sucede algo parecido en les Festes de Gràcia donde los vecinos están hartos de la chusma que destrozan esas magníficas fiestas) que vean el programa de la Cuatro ” First dates” donde casi todos los comparecientes defienden ” las relaciones abiertas”, con tatuajes, por supuesto y caracterizados por su chabacanería, mal gusto y cutrez a la máxima potencia .A parte de todo eso los muy cretinos deben pagar la cena , no lo hace el programa, tras una ” conversación” insustancial e insulsa.
Quizá es que pedir fidelidad a una pareja o hacer las cosas con decencia y seriedad es de fachas…
Y por esto mismo tenemos los políticos que tenemos y el gobierno que tenemos
Señores, esto es ahora España: un pueblo inculto, grosero, agresivo (pero cobarde), que presume de todo lo que desconoce o desprecia todo lo que ignora. Lo de la feria de Málaga se puede aplicar, me temo, a las otras 49 fiestas de capitales de provincia.
tal cual