Agentes de Gibraltar
Carla Toscano, política de VOX Toscano salía en el parlamento “español” con letreros en inglés en la camiseta. El también político de VOX Iván Espinosa se presenta en tuíter con el lema The best is yet to come! Pujoliño “informa”: “El problema catalán no es un problema del catalán o del castellano; el problema del catalán, igual que el problema del gallego, es el inglés. Entonces cuando profundicemos en eso…”. Ahora, la Yoli Díaz ha sido objeto de burlas en la derecha por no hablar inglés. El cretino anglómano Inda habla del “bochornoso momento de Yolanda Díaz cuando se queda en blanco tras una pregunta en inglés”. El propio Contreras, intelectual de VOX acosa a la Díaz: Not very gifted por foreign languages. Y así. Un episodio entre tantos.
Nada de esto es inocente. Responde a una tendencia en la derecha, incluso en parte de VOX, a considerarse, representantes de anglolandia en España, más bien que representantes de España y su cultura, por la que manifiestan un evidente e ignorante desprecio. La política exterior española está siendo monitorizada según la inglesa por un “Real Instituto” llamado por sarcasmo “Elcano”. La guerra de Ucrania ha puesto muy de relieve ese servilismo de lacayo: España no tiene conflictos (ni motivo de alianza) con Rusia, pero se los está buscando por servir a la OTAN (Usa-Inglaterra). Una OTAN que invade nuestro territorio en el punto estratégico de Gibraltar, que mantiene bases militares que nos hacen blanco de una eventual guerra OTAN-Rusia, y que es protectora de la “democracia” marroquí, aspirante a imitar en Ceuta y Melilla a la propia OTAN en Gibraltar. Esta derecha viene a ser una agente de Gibraltar.
Excepto VOX, esa derecha es la misma que ha alentado y financiado los separatismos, regalado la soberanía española como si se tratase de una finca suya, fomentado una inmigración salvaje junto con un abortismo no menos salvaje, y adoptado las leyes totalitarias de la izquierda.
Con el liberalismo español pasa algo semejante al marxismo: carece casi por completo de entidad intelectual propia, es una imitación burda del liberalismo anglo, como el marxismo español lo era del soviético. Los liberales inventaron lo del “marxismo cañí” para burlarse. Pero el liberalismo español no es menos “cañí”. Y es mucho más peligroso para nuestra independencia, nuestra lengua y nuestra cultura, una vez caída la URSS.