La manipulación del clima como arma de guerra, el terremoto de Marruecos y otras catástrofes más que sospechosas
Magdalena del Amo.- Como el mundo está regido por psicópatas que solo piensan en clave de entropía, quienes los vigilan de cerca y analizan sus medidas caóticas y destructivas –léase los críticos de la oficialidad—, desconfían de que las placas tectónicas de Anatolia se hayan movido fortuitamente. Es decir, existe la sospecha de que los terremotos de Marruecos –como otros anteriores— hayan sido una operación del nefasto High Frequency Active Auroral Research Program (HAARP), puesto en marcha en los años sesenta, precisamente, para modificar y controlar el clima y crear otros fenómenos a voluntad. La pieza importante del HAARP es una patente con el título “Método y aparato para alterar una región en la atmósfera de la Tierra, ionosfera, y/o magnetosfera”, basado en la tecnología de Nikola Tesla, lo cual se especifica en el mismo. El HAARP tiene varias antenas distribuidas por todo el planeta, que envían frecuencias electromagnéticas a la ionosfera. Oficialmente es “un proyecto científico cuyo objetivo es el estudio de la ionosfera, haciendo hincapié en la comprensión y el uso de la misma para mejorar los sistemas de comunicación y de vigilancia, con fines tanto civiles como de defensa”.
La mayor de estas antenas es la de Garona (Alaska), con una potencia de 1GW (gigawatio), operando entre 1 y 15 MHz. El proyecto funciona en conjunto con otros programas, como el brasileño de Modificación de la Ionosfera (BIME) y el Sura (la antigua Gorki), en Rusia, un emplazamiento similar al estadounidense, pero mucho más potente. (En 1999, el Parlamento europeo advirtió de los grandes peligros de estos programas. En el 2002, el Parlamento ruso afirmó que Estados Unidos buscaba dispositivos capaces de utilizar la troposfera como agente destructor).
Hace más de veinte años que existe constatación de determinadas anomalías coincidentes con el bombardeo de emisiones HAARP. Por ejemplo, cuando se produjeron las inundaciones de 1993 en Alaska se vieron resplandores encima de las nubes. Cuando los rusos iniciaron la emisión en 1976 de las transmisiones WP, a los pocos días se produjo el terremoto de Tangshan (China), de 7,8 en la escala de Richter (como el primero de Turquía). El temblor fue precedido de un resplandor fuerte y la vegetación quedó chamuscada. (En el de Turquía hubo la víspera una especie de aurora boreal y una extraña nube con algo parecido a un ojo). Unos días antes y durante el terremoto de China también se registraron fuertes perturbaciones electromagnéticas que interrumpieron las comunicaciones por radio.
Controlar las mentes para dominar a la humanidad ya hace décadas que se ha conseguido. Controlar la genética para crear humanos a la carta, o híbridos de humanos y otras especies, también se ensaya desde hace tiempo y el proyecto transhumanista lleva velocidad de crucero. Controlar el clima es quizá el mayor reto para los aprendices de dioses, porque controlar las nubes, la lluvia, el granizo, el rayo, la nieve o cualquiera de los meteoros es erigirse en jefe supremo del Olimpo moderno.
No es la primera vez que el control del clima es utilizado como arma. Ya en el año 1966, el profesor Gordon MacDonald, director del Instituto de Geofísica planetaria de la Universidad de California y miembro del comité científico de Lindon Johnson, durante cuyo mandato se pusieron en práctica los proyectos contra India, Filipinas y Vietnam, escribió estas curiosas a la vez que escalofriantes palabras, que nos ayudarán a entender el asunto HAARP – chemtrails, incendios, sequías, inundaciones, terremotos, huracanes, ciclones, erupciones volcánicas y el alcance de la geoingeniería en general:
“En un contexto de paridad nuclear, hay que destacar el potencial del hombre para controlar y manipular el medio ambiente y el planeta. […] Cuando logre este poder sobre el propio entorno, el ser humano tendrá una nueva capacidad para hacer un daño incalculable e indiscriminado. […] Estas armas son particularmente apropiadas para guerras secretas u ocultas”.
No son palabras de cualquiera, sino de alguien perteneciente al comité científico del clima, de un presidente de Estados Unidos, que estaba llevando a cabo en ese momento acciones sobre países. El texto fue escrito en 1966 y publicado en 1969.
De 1969 a hoy hemos avanzado considerablemente en el ámbito tecnológico. Por esos días, el científico, en su informe Cómo destruir la Tierra, explicaba la manera de originar sequías, diluvios, terremotos y maremotos. Es inimaginable lo que se ha avanzado en los cincuenta años siguientes hasta hoy.
La relación entre esta arma de guerra –HAARP— y el cambio climático provocado parece más que evidente. Y, paradójicamente, está siendo utilizada a la vista de los ciudadanos, a pesar de ser un arma secreta. Todos podemos ver los aviones pasear a sus anchas por nuestros cielos, porque cada vez actúan a cotas más bajas de la atmósfera.
Pero ¿por qué a cotas más bajas? La respuesta que algunos investigadores dan a esta cuestión es que, posiblemente, se trate de una prueba médica, es decir, de un proyecto de experimentación con el planeta y los seres vivos que lo habitan, que serían los conejillos de Indias.
Las emisiones del HAARP son de altas frecuencias, pero las frecuencias muy bajas (LF) juegan un papel complementario, porque pueden ser reflejadas desde la ionosfera para causar terremotos. Se sospecha que varios de ellos, algunos muy devastadores, podrían haber sido provocados con esta tecnología. Aparte del ya citado de China en 1976, los de enero de 2010 en Venezuela, Honduras y Haití, prácticamente seguidos, con unas pocas horas de diferencia; el de Fukushima en 2011 y el de Indonesia en 2015 también están en entredicho. Al huracán Félix de 2007 y al Katrina de 2005 los envuelve asimismo un manto de sospecha. Y, aunque no suele ser referenciado, nos permitimos añadir el ciclón del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, de 2017, que asoló la isla, con la particularidad de que sus habitantes se vieron completamente abandonados por Estados Unidos, su gran exprimidor. Los daños fueron de tales dimensiones que estuvieron varios meses sin suministro eléctrico. Muchos habitantes abandonaron la isla. Posiblemente pretendieran desalojar el paraíso caribeño, entre otros intereses mucho más oscuros. La isla Borinquen fue campo de experimentación a lo largo del tiempo: la central nuclear de Rincón causó miles de enfermos y muertos por radiación; se ensayaron medicamentos en la población, entre ellos la píldora anticonceptiva con dosis de hormonas cuatro veces superiores a las que, posteriormente, se pusieron a la venta en Estados Unidos; también se fumigó con el agente naranja que después sería utilizado en la guerra de Vietnam; y desde hace años están experimentando con transgénicos en el sur de la isla, aparte de otras operaciones. Hace décadas que el HAARP funciona a pleno rendimiento.
Por si todo esto fuera poco, las Frecuencias extremadamente bajas (ELF, por sus siglas en inglés) son capaces de influir en el cerebro humano y producir efectos imprevisibles. El médico e inventor Andrija Puharich, creador de más de 50 patentes, colaborador de la CIA, investigador de Uri Geller y autor del libro El misterio de Uri Geller, con el que tuvimos una relación estrecha hasta un poco antes de su muerte en 1995, llevaba en la muñeca un dispositivo de su invención, que consistía en “un sistema de campos electromagnéticos rotatorios, que distorsionaban las nocivas ondas dirigidas al cerebro”. Puharich conocía el HAARP. Él mismo había investigado los efectos de haces de radiación de baja frecuencia, que habían probado los rusos, basado en los descubrimientos de Nikola Tesla, tal como se describe en la patente. Ya por los años 70 y 80 en sus conferencias expresaba que estas frecuencias podrían ser utilizadas para controlar a las personas, y también para causar perturbaciones climáticas y terremotos. Justo lo que nos ocupa.
En el 2009, el History Channel obsequió a sus telespectadores con el jugoso documental titulado Weather Warfare (La guerra meteorológica), en el que admitía el uso del tiempo atmosférico como arma, y la posibilidad de que los famosos chemtrails fueran algo más que las típicas estelas de condensación (contrails) dejadas por los aviones de manera natural. En el reportaje se decía que las emisiones de microondas podían causar terremotos.
Atención a esta noticia, acusan al gobierno de los EE.UU. de intensificar las tormentas y ciclones con armas de geoingeniería secretas con el objetivo de destruir y comprar posteriormente tierras a precio de saldo https://invierte.biz/archivos/33312
https://www.larazon.es/sociedad/sanidad-recomienda-vacunacion-simultanea-covidgripe-grupos-riesgo_202309126500309183dfa5000195d928.html
Nos están matando por Tierra, Mar y aire…
Pandemias,danas, terremotos,y lo que viene como lo de Marruecos y el diluvio de Libia es estremecedor.
Que Dios nos ayude.
POR FIN UN EXCELENTE ARTICULO , DE MAGDALENA DEL AMO YA SE LE EXTRANABA . LOS SATANICOS SIOMASONES DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL HACE YA MUCHO TIEMPO QUE NOS ESTAN GENOCIDANDO DESDE DISTINTAS MANERAS . ELLOS MANEJAN EL CLIMA , DIRIA DESDE LOS ANOS 60 CUANDO ESTO PASA COMO EN MAHUI ELLOS LOS GRANDES COMO BLACK ROCK Y VANGUARD CONSIGUEN LOS TERRENOS A PRECIOS INFIMOS . YA ESTUVO BLACK ROCK CON ZELENSKI REPROGRAMANDO LA CONSTRUCCION DE UCRANIA DONDE ELLOS SERAN LOS DUENOS POR ESO ESTAN EXTERMINANDO A LOS VERDADEROS DUENOS. . MIENTRAS EN USA LOS DUENOS SON NADA MENOS QUE MONSANTO… Leer más »
Parece que todo apunta siempre en la misma dirección. Tras el terremoto y la destrucción producida muchos jóvenes marroquíes que no tuvieran la intención de venir a España se verán en la necesidad de hacerlo al haberse quedado sin casa, sin recursos y con la necesidad de ayudar a sus familias.
Todo sucede al gusto de los globalistas.