Políticas juveniles europeas
Urpilainen, Comisaria Política finlandesa de Juventud Europea, a fecha 4 de octubre de 2022 vendía a los jóvenes europeos “la promoción de política exterior y de sostenibilidad”. Mas adelante, la búlgara Mariya Gabriel, recientemente nombrada, más de lo mismo y, a las puertas que llegue el siguiente, el portugués Carlos Moedas. Todo un juego de ahora yo y mañana tú, dando la impresión se sigue vendiendo humo argentino y del bueno. Al anterior objetivo marcado por Europa tendríamos que recordar otros como: compromisos internacionales con la agenda 2030 y el acuerdo climático de París. En definitiva, un total de 100 millones de euros enviados y seguramente “en manos de no sabe quién”. ¿Política exterior, sostenibilidad, agenda 2030, el mundo del clima? ¿Ello es realmente lo que el mundo juvenil necesita?
Europa, en lo único que no se equivoca está siendo en los sucesivos patinazos que amortigua en estas directrices y en la cutrez política que ha sido el año 2022, Año Internacional de la Juventud Europea. Un 80% de nuestra juventud vive en medios y rentas medias bajas. Eso es una realidad comunicada desde Bruselas, y así, observando su portal y sus sucesivos comunicados esto no rueda con buena pinta ni para hoy ni hacia el 9 de junio de 2024.
Cuando se acercaron las anteriores elecciones a las próximas del 2024, echando un vistazo a la franja 18-25 años, no pasaban del 27% en ir a dar su voto y esto sacaba de las casillas a nuestros burócratas. Más tarde, algunos jóvenes les cantaron las cuarenta a todos ellos. Observan a la UE como “un cementerio de elefantes”, como una organización muy lejana a la sociedad y demasiado anciana mentalmente. Se equivocan en demasiados objetivos, en la falta de paseo y en rigor por las tierras europeas y, en tocar el tejido social y humano para detectar que tipo de paño es el que existe en nuestro continente. Lo desconocen por completo.
¿Dónde están las políticas de viviendas sociales para que echen a andar las parejas que desean formar una familia? ¿Qué políticas existen para reforzar la unidad familiar donde viven infancia y jóvenes? ¿Existen planes concretos de ayudas hacia el mundo del trabajo? ¿Cómo mejoramos las diversas instituciones públicas de Formación Profesional? ¿Planes solidarios de agua y luz en Europa hacia nuestras familias? ¿Qué objetivos estratégicos han realizado para que diferentes empresas puedan llegar a zonas rurales y jóvenes de campos, huertas y zonas pesqueras, donde puedan presagiar futuros que merezcan la pena? ¿Qué apoyo recibirán los jóvenes poseedores de buena inteligencia? ¿Están al día en cuántos jóvenes desean dejarnos por no tener futuro en esta vida? La última, ¿Existe un seguimiento de día país por país en cuanto al índice de pobreza en cada uno de los estados miembros y contemplan el % que existen en cuanto a jóvenes? ¿Tienen claro que lo genuino sigue siendo invitar a razonar, la ayuda en que sean voluntariosos y el mundo de la afectividad cuando el sentimentalismo es la norma de hoy? ¿Saben las causas de la juventud anémica, la falta de proyecto vital, ánimos para afrontar ante culturas juveniles degradantes que desde la UE se nos proyectan?
Lo mismo hemos de darles una lección a estos Comisarios de Juventud ante la emergencia de nuevos fenómenos sociales que nuestros jóvenes están aplicando hacia las diversas puestas en marcha de cotrabajo, los cuales han venido de la mano de la generación del milenio. Lo que nos indica que nuestros jóvenes de hoy, por ellos mismos, no son el vagón de cola de la historia, ni son los que a menudo se les retrata, sino más bien la locomotora del cambio social.
La generación Z de hoy, los de la “generación de cristal” nacidos entre 1993 y 2012, nos alegra que sus características comunes sean las altas sensibilidades ante las injusticias sociales, ante la cultura de la cancelación, ante los chistes discriminatorios. Ellos más que otros constatan las malas o nulas políticas sociales que salen de ese jardín que no huele a rosas precisamente y se encuentra en Bruselas.