Un Borneo por Europa (I)
Aproximadamente hace unos quince años, desde las distintas Administraciones Educativas ya se nos hablaba de la importancia de la formación continua, de una formación que llegase hasta las raíces de lo que llevábamos entre manos.
Sin embargo, da la impresión de que Úrsula von der Leyen y su camarilla, al igual que muchos del Arco Parlamentario Español, de Memoria Histórica no han realizado lo que ellos animaban a que nos embarcásemos. En este borneo por Europa les aseguro que si faltaba algo por entender hemos llegado al epicentro de la cuestión. Tiempo nos ha llevado.
Hemos comprendido una vez más que Roma ha sido el centro del proyecto de la civilización que anduvieron currándose y, a tal fin, Europa, Oriente y Asia todos comieron de la misma fuente. Cuando San Juan Pablo II hablaba de que Europa poseía dos pulmones sabía lo que se decía: Europa y Oriente.
Patricios latinos, Carlomagno en el 800, San Beda el Venerable, la catedral parisina de Notre Dame siguen estando con nosotros de una u otra forma y, con ello, se suma el ideal del cristianismo bizantino, toda una “sinfonía” entre emperador e iglesia. No cabe duda de que el mundo romano abría camino al cristianismo. Me cuestiono de que ¿quién podrá admirarse que la transición de la democracia haya tenido más dificultades en esas regiones que en otros países cuya cultura ha estado configurada por el cristianismo occidental? En esos momentos, en los de hoy, la democracia no es cuestión de procedimientos, sino ideas, ideales, compromisos con la moralidad, entonces ¿qué más consecuencias para la democracia en Europa Occidental trajo consigo la civilización cristiana de la Edad Media?
El mundo cristiano trajo consigo en qué consiste la dignidad, el respeto a la individualidad, la idea cristiana de vocación (donde cada cristiano desempeña en nuestro cosmos su creación y redención). Por ello, podemos hablar, sin contradicción interna, de Humanismo Cristiano pues es un error concebir la ilustración y todas sus secuelas como una ruptura total con la historia cristiana. El cristianismo pudo dar a luz al humanismo del Renacimiento y, más tarde acomodarse a los postulados de la Ilustración, pues tales elementos ya estaban implícitos en él. A partir de ese momento se preparaba la base cultural sobre la que pudiera asentarse una política de consenso, y se inyectaba en el torrente sanguíneo de la civilización europea una vacuna contra cualquier totalitarismo.
Europa iba aprendiendo que la gran tarea humana del Humanismo Cristiano era hacer todo lo posible para que el mundo convierta en realidad todas sus posibilidades. Tal compromiso con el mundo, la ley natural y el rigor lógico del escolasticismo medieval colaboraron en la preparación de las bases culturales para el florecimiento de la ciencia moderna. Cuando Einstein hizo la observación de que “Dios no juega a los dados” estaba expresando una intuición plenamente judeo-cristiana.
Europa también aprendió que, sobre la autoridad pública y su poder pendía el juicio de un orden: el de la justicia. A los señores de la UE les diría que “sería un acto de franca obstinación, un acto de cristofobia, negar que esta tierra tan rica en civilizaciones contiene los nutrientes que alimentaron la posibilidad de la democracia en Europa y en todo el mundo occidental”. Muchos creen que con la Revolución Francesa se iniciaba la Declaración de los Derechos de los Hombres y del Ciudadano en 1789. Fueron fechas memorables sin duda, pero los fundamentos culturales de las ideas y del autogobierno ya se habían echado siglos atrás: en las universidades europeas, cristianas en sus orígenes, las elecciones democráticas y directas de los superiores de las órdenes de los benedictinos, las tradicionales peregrinaciones- en la que hombres y mujeres de la Europa naciente se encontraban y llegaban a entenderse como miembros de una empresa común de civilización, en los estímulos culturales y compromisos que brotaban de esas experiencias europeas como las del Camino de Santiago. Durante los siglos XIV y XV, la peregrinación a Santiago era un gran negocio a nivel transcontinental. Existían guías turísticos para uso de los noveles. El refugio de Roncesvalles servía 30.000 comidas al año y, por toda Europa, miles y miles de iglesias parroquiales forman una red de autoridad territorial, que con frecuencia es más antigua y, más continuada que la del poder civil.
¿A qué me viene hoy la Unión Europea diciendo que el mundo medieval era todo un oscurantismo y que el laicismo francés, con su Arco de la Défense, aparte de ser un gran proyecto de Mitterand ,la Grande Arche, fuese el símbolo de los Derechos del Hombre, de los Derechos Humanos, del Ciudadano Europeo? Llegaron tarde pues y de historia, como ven, más bien cortos. “El borneo por Europa” da mucho de sí y seguiremos si a Ustedes les parece oportuno.