Cultura y sociedad europea
Demasiada incultura para una Europa repleta de Universidades. Muchos son los que vocean lo que dicen sus amos: “lo que la sociedad necesita no son graduados en arte o literatura, sino en materias como la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas”. “Lo que nos conviene, siguen voceando, son aquellas carreras que fomenten el emprendimiento y la empleabilidad”. Todo un “casi bien” pero cojean de lo lindo. Es posible que el mundo de las Humanidades esté perdido, pero más perdidos andan aquellos que las ladean por ignorancia y “mala fe”. Así, mentira tras mentira, a lo largo de la vida, hasta es posible haberla glorificado como verdad.
Ortega y Gasset, al respecto nos sigue recordando: “las humanidades no son algo ornamental que ciertos hombres y mujeres ponen en su vida”. Hoy, cualquier medio de comunicación, en su apartado de cultura, por desgracia incluye conciertos, bailes populares, algo de pintura y un poco más. Ello quiere decir que, el profesorado de tales facultades, están en las antípodas. La cultura de lo que habla Ortega, según José María Torralba, en su libro sobre Una educación liberal comenta: “no consiste solo en leer libros, visitar museos sino entender y tomar en conciencia el sistema de ideas que constituyen el suelo donde se apoya la existencia de cada persona, el repertorio de nuestras efectivas convicciones sobre lo que es el mundo y son los prójimos, sobre la jerarquía de valores que poseen las cosas y las acciones: cuáles son más estimables, cuáles son menos”.
Muchos tenemos claro que las Universidades tienen como misión, además de las cualificaciones profesionales y la enseñanza de la ciencia, transmitir la verdadera cultura. Las universidades españolas y muchas europeas ofertan titulaciones cada vez más especializadas en áreas de conocimiento y más reducidas, sin embargo, Alemania, Reino Unido o Estados Unidos, sus alumnos no se forman solamente en una única disciplina y el nexo entre titulación y profesión no es tan estricto. Así conducimos en España y así nos va nuestra sociedad.
¡Qué menos que seguir o mirar con asombro a otros cuyo resultado es mucho más exquisito! Un buen curriculum de estudios estructurado conlleva contenidos como los clásicos del pensamiento, el arte y la literatura, hablando claro, no un mero pupurri de asignaturas para mejorar la cultura general. Más aún, el mundo docente no solamente debe ofrecer una perspectiva meramente teórica, histórica o científica, sino también existencial: maduración intelectual. Ortega y Gasset ya lo ofrecía en su momento a través de su “Misión de la Universidad”, de la necesidad de crear una Facultad de Cultura, incluso esbozaría un “corre curriculum” que nada tiene que envidiar al de las mejores universidades americanas.
Ya estaba presente en las artes liberales de las primeras universidades del Medievo, recogiendo la tradición educativa clásica. El mismo Jhon Henry Newman , quien se convertiría en la principal referencia de la “educación Liberal”, en el sentido de la educación humanista. Si damos un salto al Atlántico, en Estados Unidos la educación liberal forma parte del léxico habitual en los mundos universitarios. En los estados americanos, sobre la educación superior, en los últimos cien años ha sido mucho más vivos y enriquecedores que en Europa, pues las diversas discusiones no se han centrado en cuestiones metodológicas o instrumentales, sino en la naturaleza e identidad de lo que debe ser una institución universitaria. Han sido más fieles al significado del concepto Universidad y menos adeptos en realizar de sus facultades auténticas cuevas de Alí Babá.
Mientras los americanos se preguntan en qué debe consistir una educación, donde indisolublemente va unida al concepto de educación liberal, los italianos no se quedan cortos: al finalizar los estudios de Primaria, en los diversos centros educativos, todos, todos han leído, han dialogado, han estudiado Dante Alighieri y su Divina Comedia.
Lo que se iniciaría en Bolonia, París, Oxford y Salamanca, más tarde en Berlín, continúa vivo hoy en algunos Campus de Estados Unidos como Columbia, Chicago, Dallas, etc. ¿Qué sigue vivo? La universidad como templo de la sabiduría, como templo de la educación liberal, como institución que en palabras de Newman no se han dedicado a reformas morales, ni a la producción mecánica, sino a la cultura intelectual, educar al intelecto para que razone correctamente en todas las materias, para que vaya en busca de la verdad y la alcancen. No nos olvidemos que la universidad debería buscar el conocimiento no por su utilidad, sino como un fin en sí mismo.