La historia se repite
El asalto a las grandes empresas españolas fue la ensoñación de Rodríguez Zapatero siendo presidente del Gobierno. Entonces desde la Oficina Económica de La Moncloa, dirigida por Miguel Sebastián, se montó todo un tinglado para, con las peores artes, hacer caer a los presidentes de las grandes del IBEX. La operación fracasó, aunque hay que recordar que algunos cómo Manuel Pizarro, a la sazón presidente de Endesa, se tuvo que fajar a fondo apelando a la Constitución española como garante de la libertad económica, cómo resistió y logró que la acción multiplicara extraordinariamente su valor en bolsa, aunque el Gobierno utilizara para este asalto con la complicidad de Gas Natural, ahora Naturgy y también de los Entrecanales a través de Acciona. La operación acabó con un pacto en Roma por el que Endesa pasó a manos italianas.
Ahora Sánchez quiere utilizar la Sepi, el conglomerado empresarial público, para entrar, de momento, en el capital de Telefónica. Desde el Gobierno se ha intentado implicar a empresarios en la operación para ocultar su deseo, aunque de momento no ha encontrado respaldo. Las propuestas llegaron incluso hasta Amancio Ortega. El objetivo, según nos cuentan es intentar evitar que los saudíes consigan en Telefónica mando en plazo. A mí personalmente me recuerda más a un asalto al modo Miguel Sebastián.
Y tengo derecho a pensarlo, porque el Ejecutivo de Sánchez ya ha metido las zarpas en organismos e instituciones relevantes como el INE, CNMV, CNMC, TC y ahora, por las maniobras que se van conociendo, también en las grandes empresas españolas a las que, con su política económica y fiscal y sobre todo la inseguridad jurídica que han creado sus acciones, ha puesto a los pies de los caballos. Cierto que muchas han dicho basta y como Repsol han advertido de que sus futuras inversiones en España quedan temporalmente en parada si el acoso continúa. Pero, veremos cómo sale la investidura, si Sánchez consigue gobernar y hasta donde está dispuesto a llegar en su asalto a las empresas.