El Gobierno comienza con buen pie
Francisco Marhuenda.- No hay duda de que Sánchez tendrá una legislatura plácida. A estas horas no sé si será del estilo de un balneario en Deauville o en Bath. Los socios de legislatura tienen un aire elegante y educado que me ha traído a la memoria la imagen de los paseos de los aristócratas, los petimetres emperifollados y los advenedizos burgueses ansiosos de ascenso social. El Congreso, tras la promesa de Sánchez ante el Rey, será un lugar de encuentro para juegos dialécticos y retórica florida. Me imagino a los patrióticos defensores de la Constitución que le acompañan. La vicepresidenta Yolanda repartiendo sus dones como hacían las vestales romanas ejerciendo de augures de la buena nueva de la gloriosa égida de más años gozando de progreso y felicidad. Es lo que podemos esperar los simples mortales de los que habitan en el Olimpo. ¡Qué buen rollo viviremos con las sumisas seguidoras de Iglesias! No hay duda de que será parecido al coliseo romano en tiempo de la dinastía Julio-Claudia. A la plebe siempre nos ha gustado el «Pan y Circo».
Con el nivel de endeudamiento que tenemos y tendremos, no hay duda de que el despilfarro público seguirá a un buen ritmo para comprar tanto a los desprendidos socios como a los sumisos hagiógrafos del sanchismo. Tanta generosidad me abruma. Unos días veremos a los gladiadores de Yolanda enfrentándose a los de Podemos, aunque estos últimos forman una escuálida legión. Por supuesto, Iglesias ni es Espartaco ni tiene su talla ética y moral. En su momento soñó con ser un Graco o un Babeuf, pero se tendrá que conformar con la soledad de sus recuerdos. Tendremos las carreras de cuadrigas conducidas por los aurigas de nuestro César compitiendo con el tractor de Aitor Esteban; los burros catalanes, patrocinados por Junqueras y Puigdemont, aunque pelearán entre ellos y, finalmente, los asnos vascos de pura sangre de Otegi, Txeroki y Ternera. Por supuesto, con un árbitro internacional que determinará el cumplimiento de la hoja de ruta, porque a todos les une su gran confianza en Sánchez. Es el distópico mundo que alumbrará La Moncloa para garantizar la felicidad de la plebe.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)