El “pucherazo” de Pedro Sánchez en las elecciones del 23 de julio
Francisco Rubiales.- Nos guste o no, las elecciones del 23 de julio de 2023 pasarán a la Historia como las del probable “pucherazo de Pedro Sánchez”.
Sánchez no es un novato en asuntos de fraude electoral. El 2016 fue expulsado de la Ejecutiva del PSOE por intentar defraudar a sus compañeros con una urna falsa, todo un pucherazo interno que entonces fue descubierto.
Cuando Sánchez inaugura su nuevo gobierno e inicia una legislatura llena de amenazas y potenciales desgracias, el fantasma del pucherazo renace y la sospecha de millones de españoles se dispara, cuestionando el extraño y sorprendente resultado de las elecciones del 23 de julio, convocadas a toda prisa y en plenas vacaciones de verano.
No existen pruebas definitivas porque muchas veces los delincuentes no dejan rastro, pero lo importante es que existen sospechas y que esas sospechas deslegitiman al gobierno e invalidan la democracia, que es un sistema basado en la confianza de los administrados en sus administradores. Sin confianza en los que tienen el poder, los gobiernos se convierten en tiranías.
La España de Sánchez es hoy un país retorcido, infectado de desconfianza, emputecido por el odio y con la convivencia alterada y seriamente dañado por obra del sanchismo, con amistades que se destruyen, parejas que se separan, familias rotas, debates insoportables por su violencia, bloqueos en las redes sociales, troles ofendiendo e insultando en wasap y todo el ciberespacio, partidos envueltos en el odio y los valores en retroceso,
Todo ese caldo de cultivo putrefacto, creado y estimulado por el sanchismo, cuya bajeza ha provocado también el incremento del independentismo y el enfrentamiento áspero y sucio entre comunidades autónomas, es letal para la democracia e impide que funcionen la igualdad, la justicia y el repeto a las leyes.
En democracia, la opinión pública tiene un peso decisivo y lo que la opinión pública cree siempre es importante. Por eso, lo grave de la polémica sobre si hubo o no pucherazo en las elecciones del 23 de julio de 2023 es que por lo menos media España cree que Pedro Sánchez hizo trampas y con la ayuda de sus amigos colocados en Indra y Correos, falseo los resultados para poder seguir gobernando.
Los indicios de fraude son numerosos. El activista Alvise Pérez ha publicado que los servicios de inteligencia de Francia y Alemania tienen pruebas de que Sánchez hizo fraude en las elecciones generales del 23 de julio.
Los expertos sociólogos afirman que es casi imposible que pocas semanas después de la inmensa derrota sufrida por el socialismo en las elecciones autonómicas y municipales de mayo, obtuviera los resultados del 23 de julio, diametralmente opuestos, en la que un Sánchez acorralado y desprestigiado salvó sorprendentemente los muebles.
Los que investigan el posible fraude centran sus sospechas en los votos por Correo, sin custodia policial y fácilmente alterables, y en los procesos informáticos que controla la empresa INDRA, donde, a través de los algoritmos, pueden asignarse diputados a un partido sin que se note ese fraude.
Otro indicio es que Pedro Sánchez controla de hecho todos los resortes del proceso de escrutinio, tras haber colocado a servidores suyos en los lugares claves. Los que sospechan dicen que cuando se coloca a amigos incondicionales en determinados puestos claves es para que actúen.
Hay expertos que afirman que, aunque no hay pruebas definitivas, es posible y probable que hayan deslizado, desde la derecha a la izquierda, en torno a una veintena de diputados, los suficientes para que la derecha no pudiera gobernar y para que Sánchez pudiera reeditar su gobierno Frankenstein, esa deplorable amalgama de socialistas, comunistas, golpistas y amigos del terrorismo manchados de sangre, todos unidos por la ambición, la codicia y el odio a España.
Quizás nunca sepamos si las elecciones del 23 de julio fueron limpias o envueltas en la suciedad del sanchismo, pero sí podemos constatar que el ambiente en el que se desarrollaron esas elecciones estuvo alterado por la mentira, la sospecha y la desconfianza del pueblo en su máximo dirigente, al que muchas califican de embaucador y personaje insaciable de ambición y falsedad.
Y no son las primeras elecciones donde ha habido un pucherazo evidente. En las de abril de 2019 fue aún más descarado, las equivalencias que se produjeron entre los escaños de los distintos partidos fueron escandalosas, sólo un ciego no vería la manipulación de Indra en el recuento…
Pero lo que a mí me parece también muy grave es que a la oposición ni se le ocurre hacer una mínima mención del robo electoral.
Este artículo omite la cuestión más importante que es la de que , en el Escrutinio General, no se sumaron los votos consignados en las actas emitidas por las mesas sino que se dieron por buenos los resultados publicados por Indra.
Peor que los pucherazos es jugar a los dioses echando una papeleta en una urna.
Pucherazo para quedar segundos y perder el Senado? En fin…
Sip, así es… pero algunas cabecitas no llegan tan lejos…
Como dice alguien por aquí en 2019 ya hubo puchero sorosiano.
El que PPoX no reclamen a pesar de las abrumadoras evidencias refleja el hecho de que están metidos en el ajo del puchero hasta el cogote. no son oposición, interpretan un rol.