Los vínculos de Sánchez y Soros
En mayo de 2018 la «calidad de la democracia» estaba tan en riesgo en España según Sánchez que le motivó a pactar con quienes pasarán a ser denominados como el «bloque político» de la Moción de censura para llegar a la Moncloa. Lo hizo con el peor resultado obtenido por un candidato a la presidencia del gobierno: tenía la escuálida cifra para intentarlo de tan sólo 84 diputados. Estaba desahuciado de la política por su partido el PSOE que le había cesado de la secretaría general en aquel comité federal del 1º Octubre de 2016 por su reiterado fracaso electoral de 89 y 84 escaños en las dos elecciones de 20 diciembre de 2015 y 26 de junio de 2016, respectivamente. Comicios repetidos por primera vez con la vigente Constitución, al negarse a un pacto con el ganador en ambas ocasiones, para evitar tener que ir a unas ¡terceras! elecciones. Fue el tiempo del conocido «¡No es No, señor Rajoy! ¿Qué parte del No, No ha entendido?» Ese bloque político lo ahormó Pablo Iglesias que estuvo a punto incluso de conseguir el sorpasso con el PSOE de Sánchez.
Con esos apoyos, éste presidió un gobierno de una absoluta minoría, y sometido a quienes le habían colocado donde ni los votantes ni el anterior PSOE le querían. Así nació el gobierno que el anterior secretario general socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba (qepd) bautizó como Frankenstein. Desde entonces, 1º junio de 2018, la calidad de la democracia que presuntamente ese gobierno venía a salvar ha entrado en un camino que lleva directamente al precipicio, de mal en peor. En España estamos inmersos en una gigantesca batalla frente a quienes pelean por su destrucción. No es una figura retórica definir en estos términos la situación a la que nos ha abocado Sánchez queriendo ser presidente a cualquier precio, aliándose para ello con políticos y partidos que no ocultan trabajar por ese objetivo. Es una auténtica vergüenza que el gobierno de España se someta al control de un prófugo de la Justicia en el extranjero y con un mediador salvadoreño, experto en tales labores entre gobiernos y bandas terroristas.
Esta es la calidad que la democracia española necesitaba según el PSOE. Y por cierto, el apellido Soros, de padre a hijo, aparece siempre muy cercano a Sánchez desde que accedió en esas condiciones al poder tras viajar a EEUU. Las millonarias subvenciones de su Open Society están demasiado próximas a sus gobiernos y al plan separatista catalán. La transparencia prometida exige que rinda cuentas de esos vínculos en la situación actual.