Los recortes ya los pensaré mañana
En los últimos días de 2023, la Comisión Europea logró el acuerdo de los 27 países para que las reglas fiscales levantadas con motivo de la pandemia del Covid volvieran a estar en vigor. Ciertamente, no son unas reglas muy duras en contraste con la manga ancha que se ha tenido en los últimos años con el gasto, la deuda y el déficit. España que, en esto como en tantas cosas, está en el pelotón de los torpes, tendrá que hacer ajustes, recortes algo más exigibles al superar el 90% de deuda pública sobre el PIB. En concreto, habrá que realizar un ajuste del 0,5% del PIB anual hasta que logren enderezar las cifras. Hay castigo, claro, pero veremos hasta que punto, porque Europa nos ha decepcionado en demasiadas ocasiones cuando no se han cumplido los compromisos adquiridos. De hecho, lo hemos visto con los fondos europeos. De lo poco que sabemos, deducimos que se ha dado un porcentaje escandaloso de dinero a organismos públicos y muy poco al tejido productivo.
Pero, volviendo a las reglas fiscales, me parece que por lo visto ya estos recortes o ajustes llegarán más bien hacia la última parte del año. De momento, se han subido las pensiones con el IPC, está en cartera el salario de los empleados público, se ha mantenido el IVA tipo cero en algunos alimentos y se ha fijado en el 5% el del aceite y pastas. Además, se ha subido el de la luz y gas, pero al 5%, aunque según anunció el propio presidente hacia febrero “cuando se pase el frío” el impuesto al gas volverá al 21%. También se ha decidido subir las cotizaciones sociales; habrá sorpresas en las nóminas, peajes más caros y mucho más.
No se nos debería olvidar que las elecciones europeas serán en primavera y que hasta entonces, en mi opinión, Sánchez no hará nada que pueda perjudicarle en el resultado final, aunque retrase el cumplimiento de sus compromisos con Bruselas. Ya saben que el presidente es muy de “Lo que el viento se llevó” y la frase mítica de su protagonista “ya lo pensaré mañana”. Vivir al día, vamos. Así que se pensará muy mucho cuándo le conviene más. No a España, sino a él y a sus propósitos de ganar las próximas elecciones y seguir en La Moncloa.