Juventud agraria
Para fines de enero, como uno de los miembros del partido político VALORES, tengo la obligación y satisfacción de realizar los objetivos de Juventud hacia las próximas elecciones europeas. Ahora mismo, saber que debo tocar las áreas de Cultura, Artes y Juventud, al mismo tiempo de poner ilusión y esperanza, la quimera que se llevan estos últimos años hacia nuestros jóvenes te parte el alma. Un auténtico engaño, sinvergonzonería y una auténtica inmoralidad son claros perfiles del desmadre tanto de Europa como en España.
Estos días pasados, ante los estudios realizados, se han contabilizado más de 400.000 jóvenes que han saltado los Pirineos, jóvenes de FP2 han encontrado buenos nidos en los Países Bajos, otros andan por Hong Kong y como profesores en universidades de Vietnam del Sur y, muchos otros por los atlánticos y pacíficos de Estados Unidos. Portugal no se queda atrás. Esta es la realidad. El mundo del talento, de los excelentes, se ha dado prisa. De todas maneras, teniendo estos datos miremos hacia nuestros intestinos para de ellos sacar objetivos claves, sabiendo que hemos de tener las entrañas suficientes para galopar entre tanta podredumbre política de los últimos años. ¿Pero y nuestros jóvenes agrícolas? ¿Quiénes hablan de ellos? La transición energética, el martirio hacia la agricultura, los grandes desafíos alimentarios y otros deben ser respuestas hacia nuevas gestiones de nuestros cultivos.
Ando escuchando bastante sobre la “agricultura regenerativa” para salvar a nuestros agricultores e invertir en nuevas cosechas. Esta agricultura no busca depender de los insumos externos como gasóleo, insecticidas, herbicidas o fertilizantes y en lugar de ellos se sirven de técnicas como promover la diversidad para combatir plagas y enfermedades, el mundo de los suelos, precipitaciones si las hubiese y erosiones por el viento entre otras. Hablando con esta grata población me comentan que una gran clave puede ser el almacenar dióxido de carbono (CO2), principal gas responsable del calentamiento global, según ellos. De todas maneras, deben seguir investigando por lo que veo, aunque ya sabemos, a día de hoy, que los mercados de inversión no son ajenos a tales tendencias.
Los suelos agrícolas, según comentan estos investigadores, contienen el 31% de los stoks de carbono de los suelos de la Unión Europea. Los suelos del sur del Continente y los del Mediterráneo son los más pobres en carbono, pero a la vez los que tienen más capacidad de almacenamiento. Estos mismos argumentan que si se cambiase la actual gestión agraria por otra centrada en el secuestro del carbono y en la regeneración de la fertilidad, tendríamos un potencial de secuestro de 67,5 millones de toneladas de CO2 equivalentes para las tierras de cultivo de la Unión Europea. En la actualidad, por ejemplo, los suelos catalanes contienen tanto CO2 como el que emite Cataluña en un año.
Lo que si se observa es el que el mundo juvenil que vive en torno a la agricultura necesita seguir investigando para implantar estas técnicas u otras de forma estandarizada y a mayor escala en nuestros diferentes espacios españoles.
Está muy bien que hablemos de los jóvenes universitarios, de la formación profesional, pero muchas veces, sin darnos cuenta, nos olvidamos de los pocos de nuestros jóvenes que se han quedado en las zonas rurales y otros que ya han empezado su vuelta a los mismos deseando darle el toque preciso para que lo que sus padres y abuelos iniciaron no vaya todo a la deriva.
Y ello, sin duda, es un tema importante o debería serlo, en el programa electoral de la juventud y el mundo agrario a los comicios europeos. Queda claro que si al sector primario no le damos la importancia que se merece estamos haciendo aguas por los cuatro costados. Por supuesto, sin olvidarnos de nuestros jóvenes en otras áreas. Invertir en ellos, en sus viviendas, trabajo, familia, es mirar con esperanza nuestro futuro. De todas maneras, más que claro que el mundo agrario y su juventud será tema clave en mis trabajos de este mes.
Felices Reyes Magos.