Francia se resquebraja
Los gobiernos locales socialistas se han negado a aplicar la nueva ley sobre inmigración pactada entre el gobierno y Agrupación Nacional.
Esto no implicaría más que una negación de la realidad legal del país, pero también podría trascender a una situación más caótica para el gobierno.
Concretamente, si los gobiernos socialistas de todo el país deciden negar la ley sobre inmigración, podría acabar convirtiéndose en un acto de rebeldía y un “autonomismo” dentro de la propia Francia.
Y es que ese autonomismo se convertiría en un símbolo, no solamente para los endofobos (de los que también forma parte el gobierno, no nos engañemos), sino de que la democracia sigue fallando como todos los otros intentos franceses (siendo los pioneros en su versión liberal).
7 ministros ya han amenazado con dimitir y pone en peligro el actual gobierno.
Uno de ellos ya ha cumplido su amenaza, concretamente el ministro de salud.
La nueva ley de inmigración contempla la reducción del acceso a las ayudas sociales, también endurece el reagrupamiento familiar y otros accesos sociales para los inmigrantes.
Estas son algunas de las concesiones del gobierno a Reagrupación Nacional, estableciendo incluso que los recién nacidos de inmigrantes no obtendrán la nacionalidad directamente.
Por otro lado, también han posibilitado la regularización con mayor facilidad de aquellos que estén trabajando en gastronomía, en la construcción u otros sectores que antes no se contemplaban.
Independientemente de ello, la nueva ley seguirá manteniendo en Francia un reemplazo demográfico que necesitaría de leyes más duras, aunque esta ya está siendo considerada como anticonstitucional por la propia primera ministra.
Imaginemos por un momento qué es un populista…
Según la dialéctica de los gobiernos liberales, el populista es aquel que promete aquello que la gente quiere escuchar. Aquel que, por conveniencia, cambia de parecer según le sople el viento. Es decir, el populista es aquel que vende sus principios, únicamente por tener el favor del pueblo, aunque no esté de acuerdo con ellos, únicamente por el hecho de mantenerse en el poder.
Los social-liberales, siempre aseguran que Reagrupación Nacional es populista, que Fidesz también lo es, así como también lo son Alternativa por Alemania, VOX, Reconquista, Llama Tricolor, Ley y Justicia, etc…
Pero si analizamos la situación de las democracias liberales, podríamos asegurar que sus gobiernos son más populistas que aquellos a los que acusan de populismo.
El gobierno de Sánchez es un buen ejemplo de ello. Con tal de mantenerse en el poder, el PSOE ha sido capaz de ceder ante todos los frentes posibles, reuniendo el máximo apoyo popular posible, aunque en varias ocasiones han mostrado su rechazo a algunas de las políticas que luego han aprobado.
Ahora, el ejemplo de Macron es otro buen ejemplo. Un gobierno liberal que ha tenido que ceder, no por comprender la realidad que vive Francia, sino porque ante la posibilidad de una rebelión popular en un futuro no muy cercano y que RN venza en las elecciones, han preferido venderse a cambio de una ley que contente a unos cuantos.
Y como estos ejemplos, podríamos poner otros tantos ejemplos actuales e incluso, ejemplos de hace unas décadas. Ya había no hace mucho tiempo un libro titulado “Democracia Show”, que exponía algunos esperpentos parecidos…
Imagina acusar a otros de populismo…
VOX, sin ir más lejos, podrá ser aquello que se quiera, pero lo cierto es que su discurso no ha variado demasiado en el tiempo. La diferencia del VOX nacido, al VOX actual, es más bien mínima o, en todo caso, podríamos hablar de una evolución de las ideas. No así podríamos hablar del PP, que sería como el PSOE.
Lo mismo ocurre con el RN, que únicamente ha variado de ideas dependiendo de su liderazgo. No es lo mismo el FN de François Duprat, de Jean Marie Le Pen o el de Marine Le Pen, pero en cada época predominó una idea que se mantuvo.
Pero esa es la diferencia entre aquellos iliberales con cierto galante (por más que no puedan gustarnos) y aquellos liberales e iliberales (bananeros) que, con tal de mantenerse en el poder, hoy te venden la tradición y al día siguiente vuelven a levantar monumentos a Stalin, o donde un día te prometen muros y al siguiente tienes a más maras que en todo Centroamérica.