El Ejército español, derrotado en Cerro Muriano
AD.- El desastroso ejercicio militar que el pasado 21 de diciembre se saldó con la muerte del soldado Carlos León Rico y del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, que intentó socorrerle, ha puesto de manifiesto el cochambroso estado del Ejército español.
Suprimieron primero el servicio militar obligatorio para dar satisfacción al corrupto Pujol y laminar de paso la unidad de la nación. Después, la profesionalización de la milicia exigió ingentes recursos públicos que nunca se presupuestaron, lo cual tuvo como consecuencia directa una tropa desmotivada con un material obsoleto, bajísimos sueldos y unos míseros complementos, que se pagan siempre tarde y mal. La oficialidad, por su parte, deseosa de hacer carrera, de ganar ascensos y condecoraciones a toda costa con la mano de obra barata y cuasi esclava de la tropa que, a cambio de 1200 euros mensuales, creen poseer en propiedad.
La cutre maniobra de Cerro Muriano consistió en sumergirse en las glaciares aguas de un lago artificial de 5 metros de profundidad, lleno de fango, y con el equipamiento completo (mochila y fusil). Tal como informan diversas fuentes consultadas por la SER, y a pesar de la “omertá” (la ley del silencio de la mafia siciliana) que la ministra Robles impuso a la investigación, “no había línea de vida”, ni tampoco ambulancia ni flotadores o salvavidas” a los que poder asirse en caso de peligro”. Y que en la charca fangosa “no se hacía pie”. Los primeros veinte soldados que vadearon el lago llevaban, además, en la mochila una especie de lastre de varios kilos como castigo por un ejercicio mal ejecutado. El resultado, un completo desastre: hiportermias, parada cardiorrespiratoria, las ambulancias que no llegaban y dos militares que no aparecieron y a los que encontraron ahogados en el fondo del lago de Cerro Muriano.
El capitán de la compañía, cuyo nombre, apellido y foto circula profusamente por las redes sociales, apartado del mando. Suponemos que porque hasta en el Estado Mayor todavía saben que los soldados no soportan a un oficial al que juzgan incompetente y ahora ya completamente desprestigiado ante la tropa.
Cualquier soldado raso del ejército norteamericano, aunque tal vez no cobre muchísimo más, tiene derecho, si está casado, a una casa en la base gratis total, suministros (agua, luz y gas) incluidos, economatos, hospitales militares de máximo nivel y prerrogativas exclusivas cuando se licencian con honores. El ejército español, en cambio, siempre sin dinero y a pie. Jubilados a los 45 años con el cuerpo deteriorado por el tute del servicio y sin oficio ni beneficio. Un ejército en el que no se cubren el 80% de las plazas de médicos y enfermeros porque se gana más en cualquier sitio que en la milicia. Lo único que tienen, eso sí, en cantidades industriales, son psicólogos, ya que no encuentran acomodo en la vida civil y se agarran a un clavo ardiendo.
Cuando la formación de la oficialidad se reduce a varios tipos de ingenierías civiles, a entrenamiento físico e instrucción táctica, pero se soslayan aspectos tan fundamentales como la moral, la ética militar y el verdadero patriotismo, al objeto de fabricar funcionarios uniformados y armados que sólo piensan en jubilarse en las mejores condiciones; cuando los soldados rasos son tratados como propiedad estatal porque se les paga un cochino sueldo del que se les descuentan las comidas; mientras dos soldados mueren ahogados con una mina contracarro en la mochila, la única preocupación de la ministra Margarita Robles es que las empresas de armamento se lo lleven crudo con el blindado Dragón 8×8 y coloquen generales retirados en sus consejos de administración.
La derrota en Cerro Muriano ha sido total. Y tras el tremendo desaguisado, la jurisdicción militar se hará cargo del sumario, arrebatándoselo al juzgado civil por orden de la fiscalía, para que no se la cargue la cadena de mando y, al final, la culpa acabará siendo del cabo y del soldado fallecido con su mochila llena de lastre.
Por todo ello, ante este sombrío panorama de oscuros intereses, hipocresía y cómplice silencio, las palabras que el general Dwight D. Eisenhower dirigió en 1944, poco antes del desembarco de Normandía, a los cadetes de la Academia Militar de Sandhurst cobran especial actualidad. Dudo de que haya alguien de uniforme que en nuestra desgraciada España todavía las recuerde, porque se les caería la cara de vergüenza si aún la tienen:
“El Alto Mando hará todo lo posible para asegurarse de que estéis bien abastecidos, bien atendidos y de que se haga todo lo posible por vosotros para conseguirlo: municiones, comida, ropa y todo lo que necesites.
Pero sobre vuestros hombros descansa la mayor responsabilidad de todas. Vosotros, jóvenes oficiales, debéis ganar esta guerra. Es el liderazgo de unidades pequeñas el que va a ganar la batalla terrestre y esa batalla debe ganarse antes de que nuestro enemigo sea finalmente aplastado. Depende de vosotros, jóvenes oficiales, liderar a sus unidades, ya sea una tripulación de tanque, un pelotón o una compañía, cada hora del día, todos los días de la semana.
Debéis conocer a cada uno de vuestros hombres. No basta con que seas el mejor soldado de esa unidad, que seas el más fuerte, el más duro, el más resistente y el mejor equipado técnicamente. Debes ser su líder, su padre, su mentor, incluso si tienes la mitad de su edad. Debes entender sus problemas. Debes mantenerlos fuera de problemas, y si se meten en problemas, debes ser tú quien vaya a rescatarlos.
Ese cultivo del entendimiento humano entre tú y tus hombres es el único arte que aún debéis dominar y debéis dominarlo rápidamente. Entonces cumpliréis con vuestro deber y seréis dignos de esta gran escuela y de vuestro gran país”.
Si estas palabras no se repiten sin cesar en las academias militares de España, si no es por este camino, si no es con el ejemplo personal de cada oficial dispuesto a prever los peligros, salvaguardar a sus hombres y dar la vida por ellos, el Ejército español nunca pasará de ser el ejército de la Señorita Pepis, lleno de carreristas y enchufados, por mucho que reluzcan sus medallas y las palabras rimbombantes en la Pascua Militar. Los dos soldados ahogados no se lo merecen.
Mucho enchufado y mucho incompetente.
Habria que preguntarse para que sirve el EA cuando España lleva años cubriendose de Aviones Fumigadores de Toxicos y nadie mueve un pelo para impedirlo.
https://www.ecoportal.net/salud/chemtrails_que_se_esconde_detras_de_las_estelas_quimicas/
En la próxima guerra con Marruecos, nos va a pasar lo mismo que con la guerra de Cuba y Filipinas; vamos a morir como chinches;y los marroquies nos van a ganar por goleada, como no espabile os.
Nada que yo no haya visto en las empresas privadas en las que he trabajado y nada que no pase en cualquier administración, según me cuentan.
El capitán no sabia señalar su posición…vamos los niños de 9 años delos campamentos lo saben. …Máxime su zona de trabajo… Y con el GPS a día de hoy ..alucinante.
Un club de funcionarios sin mas..al olmo no le vas a pedir peras…Stop
Y medallas y condecoraciones por no haber hecho nada de nada de valor y actos heroicos. Qué manera de engañarse a uno mismo.
Se ponen medallas por nada, como la policía nacional.
Eso sí me pregunto cuántas llevan pagas asociadas…
Todo podrido e hipócrita y cínico a más no poder. Nada a esperar el Ragnarok.