La olvidada Hispanoamérica
A estas alturas, tal como está nuestra querida Hispanoamérica, seguimos entendiendo el deshacer del Desgobierno español respecto al sulfatar la Historia de España de nuestras aulas tanto de pequeños como de mayores. Las mentes del hoy no tienen ni pajolera idea lo que supuso en un momento de la historia del globo el triunvirato de Sudamérica -Filipinas-España y chupando del frasco el resto de Europa. Todo un esplendor de calidad de vida, comercio, grandes cruces de caminos hasta llegar a la misma China, sí China. Esto hicieron nuestros grandes de España. Todo un tesoro para una gran Tesis Doctoral, realizar libros en todas las lenguas y, cómo no, una gran película que recorra los cuatro puntos cardinales de nuestro planeta. Tema del que España, por falta de espíritu y de coraje no ha deseado brindar al mundo la grandeza de su imperio. Si esto hubiese ocurrido en el Reino Unido tengan por seguro que la BBC hubiese sacado tajada y de la buena.
Mientras que en marzo del 2023 asistíamos a la 28 Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en la República Dominicana, junto a España y Portugal, por mucho que hayan dicho todo se quedaba en la foto, en aguas de borrajas. Mira por dónde, tales cabezas huecas, seguían buscando su identidad común y aún más, tuvieron la osadía de ensalzar y subir la copa ya que según ellos Iberoamérica gozaba de buena salud democrática. ¡Serán cenutrios! El poco tiempo que ha pasado ya nos ha dicho que tal Cumbre indigestada, ni ha sido avance en nada, ni existe unidad, ideología por un tubo, la educación brilla por su ausencia y el narcotráfico es la gran señora de baile en todos los acuerdos firmados.
Un Lula aterciopelado en Brasil, la Cuba diluida, Venezuela enquistada, el Chile sin rumbo, un México pleno de odio, Ecuador dinamitado, un Perú: auténtico polvorín, una Nicaragua mirando a la Iglesia como su peor enemigo y tantos otros, “menos” que gentucilla de medio pelo y pistoleros con gatillo fácil son los que aúllan sus países libres , pero eso sí, alta pobreza enquistada hasta los tuétanos de sus gentes sencillas. Parece ser que el único que podría salvarse, aún no lo tengo muy claro, es el de Paraguay.
Y ante este guisado de ultras y sinvergonzonerías, tenemos a una España que, desde hace muchos años, “la madre patria”, dejaba a sus hijos compuestas y sin novio. Por si fuese poco, la Europa de la postverdad, laicista y torticera, deseando mediar con Mercosur sin dar la cara por los iberoamericanos, sus faltas de libertades y sus dignidades como seres humanos en charcos más que podridos.
Como observamos, frente a los primeros españoles que fueron por allí, de grandes azañas y valías humanas, vagan por sus tierras como auténticas filigranas que hacen y deshacen lo que desean tras años de una “educación deleznable”. Ahora mismo observemos lo que está pasando en Ecuador: esto no viene de ayer, viene de muchos años atrás y, por ello, la madre patria los acoge y si puede les saca, como decían nuestras abuelas “hasta las asaduras”.
Todo parece ser que ambos bandos políticos, izquierda y derecha, vagabundean al estilo como no hubiese una corriente de pensamiento que lograse encontrar un equilibrio entre la responsabilidad fiscal, la defensa de la libertad fiscal y de mercado. También, la importancia de la dignidad de sus poblaciones y la necesidad de nuevas políticas públicas que obedezcan a temas como la educación, la limpieza del narcotráfico y consolidaciones económicas más sensibles que limpie los beneficios de su crecimiento hasta las capas más pobres de la sociedad, generando mayores condiciones de equidad. Lo malo de todo esto es que los diversos estilos de gobierno andan aplicando fórmulas del pasado para nuevas necesidades y el reto debe consistir en actualizarse y adaptarse a las circunstancias presentes junto a la honestidad de sus gobiernos.
Más que un giro a la izquierda de Iberoamérica lo que se percibe es un auténtico cansancio de promesas incumplidas y de sociedades que no avanzan en nada. No podemos seguir abordando el siglo XXI con la misma mentalidad y fórmulas de finales del siglo XIX. Se requiere un nuevo pensamiento y estilo de liderazgo público que sepa valorar aciertos del pasado, actuar responsablemente en materia de discurso y gasto, y que a su vez comprenda que los resultados de las políticas públicas deben ser más visibles y acelerados de acuerdo con nuevos temas de la agenda pública. Seguir combatiendo la pobreza y la desigualdad con la gradualidad sostenida hasta ahora, pone en riesgo el sistema de gobierno frente al cual nos hemos encontrado como sociedades y por el cual tanto se ha luchado.
Si a todo lo anterior, España vuelve a poner sus ojos, de verdad, en las gentes Iberoamericanas con el único fin de ayudar y no sacar tajadas podría ser un buen inicio de camino, aun sabiendo que sus políticos dejan mucho que desear. Como siempre, invertir en educación, a la larga, puede ser vislumbrar posibles y buenos futuros.