El estadista y el mercachifle
El expresidente del gobierno José María Aznar, ha realizado, recientemente, unas declaraciones en las que ponía de manifiesto como, durante su mandato, en el año 2001 con gran visión y como previsión y con el fin de evitar los innumerables perjuicios que pudieran ocasionar las mas que probables crisis provocadas por las sequías futuras, puso en marcha un Plan Hidrológico Nacional, consistente en conectar todas las cuencas de España, para resolver los posibles futuros problemas que se pudieran provocar; cuyo proyecto, a mayor abundamiento, fue aprobado por la Unión Europea, y cuya ejecución correría a cargo de la misma. No obstante haberse comenzado las obras, las mismas fueron irresponsablemente suspendidas y paralizadas de forma definitiva, por el señor Rodriíguez Zapatero, (ganador de las siguientes elecciones, contra todo pronostico, y debito a los atentados de Atocha), por razones estrictamente ideológicas.
Pero, además, el señor Aznar, en esa su declaración, añadía, que con la ejecución de ese plan, “asumía”, y cito literalmente: “pagar el precio electoral que tenían que pagar”.
Eso es lo que en términos políticos se llama anteponer los intereses nacionales a los intereses personales y de partido.
Proyectos como el que pusiera en marcha el señor Aznar, de gran alcance y calado, no solo por su magnitud, al abarcar a todo el espacio nacional, sino también el ámbito de lo temporal, al afectar, no solo a las generaciones actuales, sino también a las venideras, son los que señalan la diferencia entre un hombre de Estado en contraposición a un mercachifle de la política (entiéndase Rodríguez Zapatero), doctrinario, irracional y totalmente ideologizado, capaz de cargarse la ejecución de un proyecto de esa envergadura, que hubiera tenido una repercusión tan favorable, ya que estaba destinado a solventar uno de esos grandes problemas de ámbito estatal y que, efectivamente, con el paso del tiempo, se ha demostrado, que era mas que necesario.
Esa obra proyectada en su dia puede calificarse de grande, y al político que la promovió e impulso, señor Aznar, de hombre de Estado, al estar en perfecta consonancia con la definición que de Estadista, diera ese hombre que fue uno de los grandes estadistas de la historia, Winston Churchill que decía al efecto: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.