Equipo de gala: Koldo, Santos Cerdán, Ábalos y Sánchez
La Reina británica Isabel II, a finales de 1992, acuñó en un acto de conmemoración de los 40 años de su reinado, una frase que ya está en la Historia: «mirando la vista atrás no puedo ver este año con gusto, (..) ha resultado ser un “annus horribilis”». De igual manera podemos calificar de «semana horribilis» la que lleva Sánchez desde que el pasado domingo experimentaran él y su partido una derrota electoral sin precedentes en Galicia. Para redondear la jornada, su socia vicepresidenta y aliada imprescindible para seguir en la Moncloa obtuvo la suma de «cero» diputados, lo que como debut de su marca política tras el 23J, y en su tierra gallega, representa un éxito de alcance descriptible. Nueve diputados para los partidos que conforman el gobierno «progresista» de un total de 75 del Parlamento autonómico eximen de más comentarios al respecto. Pero el miércoles siguiente, afloraba un caso de corrupción que no ha hecho más que empezar pero que ya es todo un misil a la línea de flotación política de quien llegó al gobierno por medio de una moción de censura –con tan solo 84 diputados– para «defender la calidad de nuestra democracia», que según él, estaba «amenazada por la corrupción del PP». «Casualmente», resultó que un magistrado al que luego Sánchez quiso colocar en el CGPJ había incluido en el fallo del caso Gürtel un comentario personal que el propio Tribunal Supremo censuró, pero que sirvió como coartada «ad hoc» para la moción de censura.
La sabiduría popular tiene varios aforismos que resultan de aplicación al caso, entre ellos el de «quien a hierro mata, a hierro muere», o también «lo que mal empieza, mal acaba», entre otros muchos. Vean sino son aplicables cualquiera de ellos a Sánchez, a la vista del caso «Ábalos- Koldo», que tiene por cabeza visible de momento a quien fue una persona de su absoluta confianza en el gobierno y el PSOE, tras haberlo sido para ganar las primarias de su partido y recuperar la Secretaría General. En cuanto a «Koldo» era para Ábalos, lo que él era para Sánchez, siendo un tal Santos Cerdán quien lo llevó a Ferraz para endosárselo al luego ministro. Es evidente que Koldo se ganó la confianza del gran Jefe, como lo acredita el que mereciera ser el encargado de custodiar los 57.000 avales de la militancia socialista, además de ser reconocida su «grandeza» de militante en su «Manual de Resistencia». Koldo, Santos Cerdán, Ábalos y Sánchez conforman una alineación de gala para mejorar la calidad de la democracia española, sin duda. Y para luchar contra la corrupción.