Qué es el feminismo
El feminismo se presenta como un movimiento en pro de la igualación de derechos de la mujer y el varón (aún que cuando habla de “derechos de la mujer”, ya desbarra). Así, casi nadie podría oponerse a él. Pero esto es tan falso como describir al comunismo como un movimiento en favor de las subidas salariales a los obreros. El comunismo siempre ha reivindicado subidas salariales, pero con el objetivo de desarticular el sistema económico basado en la propiedad privada y llegar así a imponer una sociedad “científica” en la que la propiedad, las libertades o la religión serían “superfluas”. También al feminismo le da mucho por “la ciencia”.
De modo similar, el feminismo es en realidad una ideología que niega las diferencias y complementariedad biológica y psíquica entre hombres y mujeres. La igualdad explícita de derechos está lograda desde hace mucho tiempo, e implícitamente siempre ha existido, de modo aproximado, en las sociedades cristianas. Una mujer de clase alta tenía los mismos derechos aproximadamente que un varón de clase alta, y una de clase baja muy parecidos a los de un varón de clase baja. Hacer explícito lo que era implícito es un logro, pero hay que acabar con esas demagogias.
Lo que primaria y fundamentalmente diferencia a la mujer es la maternidad, que la modela física y psíquicamente. Y por esa razón el núcleo del feminismo consiste en la negación de la maternidad. La maternidad siempre ha sido exaltada como algo misterioso, deseable, bello, pese a los dolores que la acompañaban, y motivo de profundo respeto, incluso religioso, para el varón. Pero hoy asistimos a una campaña enfermiza por denigrar la maternidad, acusándola de todos los sufrimiento y desigualdades, empezando por la económica: “la maternidad impide ganar dinero”, señalan. El feminismo se retrata en consignas como que “si los curas parieran, el aborto sería un sacramento” (es decir, que para ellas es un “sacramento”); o “nosotras parimos, nosotras decidimos”: deciden, claro, asesinar vidas humanas en su seno. Y de paso fomentan la irresponsabilidad masculina: “Si tú decides, apáñate como puedas”. Consignas con las que expresan al mismo tiempo odio y envidia al varón, que no tiene que parir, aunque es mayor el odio a la condición femenina. El feminismo aspira a despojar a la mujer de su feminidad y al varón de su hombría para sustituirlos por una especie de amorfismo sexual, en el que las inevitables diferencias sexuales subsistirían en forma de resentimiento mutuo, asiduamente cultivado.
Esta es también la razón por la que exaltan la homosexualidad como algo deseable y motivo de orgullo. Por eso titulé “La sociedad homosexual” mi ensayo sobre el feminismo, creo que el primero con cierto rigor escrito en español, hace ya casi treinta años. En el feminismo y el homosexismo, tan relacionados, la sexualidad se reduce a la búsqueda de un placer animal, obtenible de cualquier manera, todas ellas válidas si logran su objeto.
Este es un punto clave, por más que se intente disimular. Freud, que asistió a los primeros movimientos feministas, pretendía explicar la psicología femenina por la “envidia del pene”. Eso es evidentemente falso, pues las mujeres normales, igual que los varones, no solo están satisfechos de sus diferencias sexuales, sino que procuran acentuarlas con vestimentas y de muchas otras formas. Digo normales no solo en el sentido de que son actitudes, con mucho, las más frecuentes, sino porque corresponden a una diferenciación biológica evidente, de la que depende la subsistencia de la especie. Y lo cual no impide anormalidades, por lo demás presentes en todos los rasgos humanos, como los defectos físicos o psíquicos graves. Y la “envidia del pene” se da con fuerza, como anormalidad, en el feminismo, como una manifestación histérica. En los mitos aparece como “la amazona”, precisamente la mujer histérica que mutila su feminidad para luchar con el hombre y hacerle la vida imposible.
Por otra parte hay que evitar el equívoco de que el feminismo es cosa de mujeres, aunque sean de una minoría. Las medidas tipo LGTBI, violencia “de género” y similares las han tomado siempre políticos masculinos sobre todo, y es entre ciertos varones entre quienes se encuentran los feministas más fanáticos.
El feminismo es ante todo una ideología histérica, y una de sus manifestaciones se encuentra en el intento de negar la realidad cambiando el lenguaje, una forma de pensamiento mágico. Otra, más peligrosa, en el despotismo con que intenta imponer por ley sus delirios. Bajo la cobertura de los “derechos de la mujer” (no existen tales derechos: los derechos o son comunes o retrocederemos a los privilegios –leyes privadas–) están cundiendo en la sociedad ideologías no menos peligrosas y tiránicas que el comunismo, tan preocupado por “los intereses del proletariado”.
El feminismo afirma que la igualdad ante la ley es meramente formal, y hay que ir a una “igualdad real”, sea eso lo que fuere. Igual que los comunistas denigraban la democracia formal e imponían la “democracia real” de Stalin. Los frutos del feminismo están a la vista: aborto masivo, corrosión de los valores familiares, aumento de la delincuencia doméstica, de la droga en los jóvenes, etc.. Es muy importante desenmascarar esta demagogia, de fondo totalitario y que hace cada vez más estragos.
El “feminismo” no es mas que una secta especializada en abducir mujeres locas, segun datos recientes del ministerio de sanidad hay un millon de mujeres enfermas mentales mayores de edad campando a sus anchas por el pais, si se verifican sus identidades se podra comprobar que la practica totalidad de esas mujeres con patologias psiquiatricas son “feministas militantes”, la verdad esta ahi, en las bases de datos de asociaciones del ministerio del interior.
Suscribo todo el artículo anterior. En mi opinión, solo le ha faltado añadir que “el feminismo es una superstición” y desarrollar un poco este argumento con su explicación. Aquí queda como sugerencia, Sr. Moa.
una superstición más, como tantas que en la actualidad destruyen el marco de lo natural y lo dejan todo descolocado, confuso, eliminada su función, su razón de ser, su sentido y por lo tanto en un vacío trágico.
YO DEFINIRÍA CONCRETAMENTE AL FEMINISMO EN DOS VOCABLOS: “PURA MIERDA”.
Eso es franquismo,que riman igual,de ahí su comprensible confusión
Como todas las corrientes sociales nacidas del modernismo, no se preocupan de la veracidad de sus ideas (pues la verdad no existe o como mucho es algo subjetivo). Se preocupan de salirse con la suya al precio que sea.
Feminismo bien entendido: paridad y complementariedad. Nunca confundir con las paridas que circulen por ahí ahora.
¿Qué entiende usted por “complementariedad”?
En la pareja humana, la complementariedad significa el aporte por parte tanto del hombre como de la mujer de las cualidades que les son propias a cada uno ellos en su relación recíproca, presupuesto necesario para lograr su perfecta armonía.
És decir,estar siempre disponible cuando el macho quiera mojar el churro
paco, para que lo comprendas: tú estás siempre tonto y dispuesto a escribir tonterías. Eres la complementariedad a esta página web. ¿Ahora has entendido el concepto?
Excelente artículo, que suscribo plenamente.
Se puede decir más alto, pero no más claro.
Sería interesante rescatar del olvido a un genio llamado Otto Weininger.
. Dijo sobre las mujeres y los hombres lo que ahora es indecible. Su obra
principal se titula “Sexo y carácter” y debería ser leída por toda persona
culta.
Chapeau !
¿ Que es el FEMINISMO MARXISTA ? …
pincha mi video y lo sabrás …
https://www.youtube.com/channel/UCfcbVAuMU4qsi06okDHv2vQ
Martillazos en las conciencias,bravo don Pio
“Una mujer de clase alta tenía los mismos derechos aproximadamente que un varón de clase alta, y una de clase baja muy parecidos a los de un varón de clase baja.”
¡Clarooooo! ¡No dirá que las mujeres heredaban la corona y los títulos nobiliarios según los mismos derechos que los hombres! Para manejar su cuenta bancaria la mujer casada necesitaba de la firma de su esposo. Las mujeres no podían pertenecer a gremios profesionales ni asistir a la universidad.
El Salamanca en el siglo XV ya hubo una catedrática y doctoras varias, “La Latina” les daba clases a los infantes de los RRCC. en la Universidad de Alcalá también se doctoraron algunas en el siglo XVI…y vivian las demás terabajando en el hogar, mucho mas cómodo que salir a buscarse la vida afuera en aquella época, ahora es distinto, pero no conozco a ninguna divorciada que pague pensión a su ex marido.
Si, como el derecho, constitucional por cierto, a la presuncion de inocencia del que se ha desposeído al varón. Eso sin entrar en el tema de las leyes de cuotas en las que, como se ha visto, tiene un peso absolutamente desproporcionado el ser mujer, ya que se supedita a tan circunstancia el grado de preparación, competencia experiencia, lo cual es muy grave, sonre todo cuando se trata de puestos responsabilidad Porque si en todo esto somos iguales ¿dónde está el problema en valorar los “curriculums” de los xandidatos al puesto de trabajo de manera objetiva, que quiere decir imparcial,… Leer más »
¿En donde pide el feminismo que los “derechos de la mujer” sean diferentes que los del hombre?. Se pide los mismos derechos. Y por supuesto los mismos derechos reales. Los teóricos no sirven para nada. Un ejemplo, si la mujer tiene derecho al voto, pero no la dejan votar, el derecho no sirve para nada. Y por desgracia, todavía hay muchos derechos que para la mujer están solo en el papel y para el hombre no.
¡Anda pollo, véte a planchar las bragas de la menestra-cajera!
Y de paso, le sacas de paseo a los rorros, a las mascotas y luego cuelgas un selfie para tus sarasas lamelibranquios.
Otro ejemplo: si la Prostitución, digo la Constitución dice que “todos somos iguales ante la ley” (todos menos los políticos, sus palmeros y demás morralla, se entiende), da igual lo que ponga cuando en realidad, unos son menos iguales que otros.
Pero tampoco vamos a explicárselo, no lo entendería.