El desplome de la izquierda cuestiona a Yolanda Díaz
Rocío Esteban.- Los nueve meses desde que se estrenara el nuevo proyecto de Yolanda Díaz en las urnas arrojan ya un resultado poco favorecedor para el futuro de la izquierda alternativa al PSOE. Este espacio acumula ya tres descensos electorales, –dos de ellos sangrías electorales– que alertan ya en la sede socialista y a su vez dificulta los pactos postelectorales al ver que el voto que no se deposita en la urna socialista, se disipa a las nacionalistas.
Sumar se estrenó en las elecciones generales del 23J con 35 escaños y 3.010.000 de votos. Siete diputados menos de lo que logró cuatro años antes la alianza Unidas Podemos, Más País y Compromís. Aun así, ese resultado «sirvió» al PSOE para reeditar la coalición de Gobierno y de ahí tejer día a día los pactos con sus socios en el Congreso. Con grandes dificultades eso sí, por la debilidad artimética. La siguiente gran prueba de fuego para Sumar fueron las elecciones gallegas. Un examen con gran dificultad para Yolanda Díaz puesto que su espacio había sufrido ya un severo varapalo en las elecciones de 2020 y se había quedado fuera del parlamento con 51.630 votos. En febrero, Sumar y Podemos se presentaron por separado y ambos quedaron como partidos extraparlamentarios y dejándose casi 20.000 votos respecto a 2020.
Este domingo, las urnas en País Vasco han vuelto a arrojar datos negativos en la cuenta de ganancias de Yolanda Díaz. Elkarrekin Podemos logró 71.759 votos y seis escaños, dejándose 84.912 votos y cinco diputados respecto a 2016. Ahora, la alianza de Yolanda Díaz (Sumar +Izquierda Unida) tan solo arañó 35.092 votos y un único escaño. Peor dato el de los morados más Alianza Verde, que se quedaron con 23.679 y fuera del Parlamento vasco. Sumando sus papeletas, perdieron casi trece mil votos a 2020. En las tres citas electorales, la izquierda alternativa al PSOE sobrevive ya malherida y se ha dejado 732.595 votos respecto a últimos comicios, todo a la par que las formaciones nacionalistas ganan terreno.
Datos que matan relatos y argumentarios de partido con los que en la izquierda tratan de minimizar el fracaso en las urnas. Izquierda Unida fue el primero en advertir ayer al partido de Yolanda Díaz del mal resultado. El partido volvió a evidenciar su malestar y repitió una frase que comienza a ser un mantra. «Sumar no está consiguiendo ser ese espacio de aglutinación», en palabras del secretario de Organización, Ismael González.
En Sumar, por su parte, no llegó la autocrítica sobre el hundimiento del espacio de la izquierda no nacionalista. De hecho, en el partido se felicitaron de haber conseguido su objetivo de entrar en el Parlamento vasco. «Ayer no estábamos y hoy estamos dentro del Parlamento Vasco», defendía el portavoz Ernest Urtasun, asegurando que esos resultados sirven de base para construir ahora el proyecto. Fuentes de la formación explican que el optimismo exhibido llega después de haber vaticinado un peor escenario, el de no haber retenido el escaño que estuvo hasta en dos ocasiones a punto de perderse en favor del PNV. Esto habría sido, aseguran, una muy mala carta de recomendación de cara a las elecciones catalanas, donde en Sumar aseguran que «pueden crecer». Rechazan en la formación de Díaz hacer las comparaciones con los resultados de Unidas Podemos puesto que son «un partido nuevo», a pesar de compartir espacio y de que incluso en Sumar se mostraran convencidos de contar ya con un espacio confederal consolidado, bebiendo de Podemos.
Ayer, en otros cuarteles generales, también comenzaba a hacerse una reflexión general que apuntaba al liderazgo de Yolanda Díaz. No solo IU achaca su falta de poder para cohesionar a organizaciones y liderazgos. En el PSOE llamaron a su socia a hacer una reflexión sobre sus resultados electorales. «Seguimos sin ver a Yolanda hacer una reflexión», lamentaban altos cargos socialistas sobre la trayectoria del Sumar.
Aunque, eso sí, evitaron hurgar en la herida. «Nosotros desde el PSOE no vamos a entrar en esta reflexión», aseguró en público la portavoz Esther Peña.