El equipo de Sánchez agita por SMS la movilización contra el “odio” para “retenerle”
«Nada se puede anticipar. Escenario inédito, resultado a producir». Ésta es la respuesta que da uno de los dirigentes socialistas más cercanos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y que más se ha implicado en defenderle en los últimos meses, cuando se le pregunta por el desenlace del sorprendente movimiento del líder socialista de colocarse a sí mismo en el epicentro de la política española para dejar en situación de interinidad la Presidencia del Gobierno hasta que resuelva su reflexión sobre si quiere o no continuar ejerciendo sus responsabilidades. La justificación de Sánchez ha sido la investigación judicial abierta sobre las informaciones que afectan a su esposa, Begoña Gómez, por un presunto tráfico de influencias. Ayer, Sánchez empezó a contestar mensajes y llamadas, pero el miércoles solo habló con el ministro Bolaños y con Óscar López, director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.
Dentro del desconcierto y shock general, la reacción del equipo más cercano al presidente ha sido encargarse ellos personalmente de poner en marcha una movilización para el sábado, a las 11:00, ante la sede de Ferraz. El mensaje se distribuye por SMS y dice textualmente lo siguiente: «¡MOVILIZACIÓN! Sábado 27 a las 11:00h todos a las puertas de la sede del PSOE en Ferraz para defender la democracia y nuestro país frente al odio. ¡NO TODO VALE! ¡TODOS A FERRAZ!».
Por el «odio» como «liebre» para agitar la movilización en la calle se entiende que se refieren a jueces, oposición y medios que no siguen el argumentario oficial que marca Moncloa. En línea con lo que dejó dicho el jefe del Ejecutivo en su carta para informar de que se tomaba este periodo de reflexión y que comunicará su decisión el lunes.
“Chantaje emocional”
Aquellos que dependen de Sánchez en estatus, sueldo o prebendas de las alianzas han pasado de la perplejidad a activarse con diligencia para promover una movilización masiva que justifique que el líder del partido salga el lunes a decir que, ante la respuesta de la izquierda, y su presión arrolladora para que siga haciendo de dique de la derecha y la ultraderecha, seguirá en el poder. «Chantaje emocional». Esto es lo que quieren, pero la sensación que dejan incluso en los círculos más cercanos al presidente es que hoy no tienen ni idea de qué ocurrirá el lunes. Por eso quieren confiar en que la respuesta del partido sea lo que obligue a Sánchez a seguir. «Todo depende de cómo responda el partido».
Una vez que ha llegado hasta aquí, y una vez que su carta ha tenido un efecto bumerán, convirtiendo la presunta corrupción de su esposa en tema de portada de los principales medios internacionales, el margen real de Sánchez para continuar sin más, como si no hubiera pasado nada, es estrecho. Aunque los precedentes de su forma de actuar dejen siempre abierta la puerta a otro golpe de efecto, desatento a la más mínima regla política, con el que busque volver a inclinar la balanza de su lado. La moción de confianza de la que ha empezado a hablarse tiene el interrogante de qué hará el partido de Carles Puigdemont. Lo lógico es pensar que apoyarán, como ya han anticipado ERC o PNV, pero en el entorno del expresidente catalán siembran dudas, quizás con un interés de desestabilización sin que, de llegar la hora de la verdad, fuera a concretarse en una retirada real de la confianza a Sánchez cuando aún no está aprobada la amnistía.
Tal es el clima de incertidumbre, y de situación de descontrol, que ayer incluso empezó a circular el rumor de que el presidente podría estar barajando la opción de dar un paso atrás y dejar en su puesto a José Luis Rodríguez Zapatero. Una especulación sin más fundamento que la falta de información. El expresidente descarta tajantemente esa posibilidad. Otra cosa es que pudiera tutelar la transición en el partido si se confirma la dimisión.
Dentro de ese equipo encargado de la movilización del partido hay voces que reconocen sus miedos a que el golpe de efecto que pueda tener en mente, que dan por seguro, no salga bien. «Al final, los gatos no siempre caen de pie». Hay socialistas que creen que Sánchez sabe que «se le viene encima algo muy gordo» y por eso ha optado por fomentar la idea de la cacería contra su familia y contra él.
Otros piensan que es una gran estrategia para fortalecerse en las encuestas, con vistas a catalanas y europeas. Y otros creen que lo que ocurre es que desde que no está Miguel Barroso, principal asesor en comunicación del presidente, hay un vacío intelectual en el equipo presidencial que les lleva a tomar decisiones equivocadas. Como la gestión del «caso Ábalos», el anuncio de que se implicaba a la Abogacía del Estado en la defensa de Begoña Gómez o la carta publicada en Twitter. También hay recelos sobre hasta qué punto esta polarización, y el victimismo, puede favorecer al PSOE en la campaña catalana.
En Cataluña, el candidato del PSC, Salvador Illa, ha conseguido ser referencial siendo el hombre tranquilo.