La asfixia fiscal de Sánchez dispara un 30% la recaudación tributaria, 63.250 millones de más desde 2018
Javier de Antonio.-Datos, cifras, números y estadísticas tienen la capacidad de ser interpretadas, pero no mienten. Los 271.935 millones de euros que recaudó Hacienda por tributos el pasado año, un 6,4% y 16.500 millones más que lo recaudado en 2022, sólo es la punta del iceberg impositivo que han acumulado los hogares españoles desde 2018, cuando el presidente Pedro Sánchez accedió al Gobierno, y que ha engordado la maquinaria pública con 63.250 millones extras en impuestos en apenas seis años.
Aquel primer año, las arcas del Estado recibieron de los bolsillos de los ciudadanos 208.685 millones. Desde entonces, el crecimiento del aporte tributario ha crecido exponencialmente, fruto del aumento geométrico de la presión fiscal. Salvo en el impás que supuso el ejercicio 2020, el de la pandemia, cada ejercicio superado la recaudación impositiva anterior a ritmo de récord. Ya en 2019, el primer año completo de legislatura para Sánchez los ingresos crecieron más de 4.000 millones, el incremento más modesto de estos seis años, aunque ya sumó una cota récord: 212.808 millones. A partir de ahí, las cifras hablan por sí solas. 2021 se cerró con una recaudación de 223.385 millones y un avance de 26.300 millones más en impuestos, fruto en gran parte de la recuperación tras la vuelta a la normalidad. Pero al año siguiente, el Fisco logró una cifra muy superior, 255.463 millones, lo que serían 33.000 millones extras en 2022, el salto histórico más elevado de la recaudación en un ejercicio.
El pasado jueves, el informe anual de recaudación de 2023 reflejó el nuevo récord recaudatorio, esos 271.935 millones, con unos ingresos por IRPF que ascendieron a 120.280 millones, un 9,9% y 16.500 millones más que lo recaudado en 2022. Hacienda justificó en su informe que esta bonanza tributaria se ha producido por «el aumento del empleo, de las subidas salariales y de las pensiones, del incremento del tipo efectivo, de los crecimientos de las retenciones por rentas del capital mobiliario y de los pagos fraccionados de las empresas personales». En ningún caso citó el aumento de la cuña fiscal, que se ha multiplicado en los últimos cinco años.
No en vano, esta misma semana el Consejo General de Economistas de España constataba que 35 de cada 100 euros que gana un trabajador acaban en las arcas de Hacienda por el pago de impuestos y cotizaciones sociales. En su estudio «Factura fiscal de los hogares españoles» determinaba que ha sido la clase media la más afectada por esta subida de la presión fiscal. Otros organismos elevan esa cuña fiscal muy por encima. Para la OCDE, los españoles han sufrido la mayor subida impositiva y el mayor desplome de la renta real disponible de sus ciudadanos entre las grandes economías del mundo, una circunstancia que se ha producido desde 2019, desde el primer año completo en el que Sánchez asumió las riendas del Gobierno. Así, España se ha colocado en el primer puesto de los Estados miembros en los que más subieron los impuestos sobre la Renta y el Patrimonio en los últimos cinco años –entre el último trimestre de 2019 y el tercer trimestre de 2023–, que el «think tank» ha cifrado en un crecimiento del 50%.
Las cifras asustan en el caso de España. La carga impositiva acumulada durante los últimos cinco ejercicios –en el impuesto sobre la Renta y el Patrimonio– se ha incrementado en 15.800 millones. Es decir, en el cuarto trimestre de 2019 era de 26.678 millones de euros y subió a 42.480 millones en el tercer trimestre de 2023 –el último dato disponible–.
El prestigioso Instituto Juan de Mariana mantiene esta misma línea y ha confirmado que el peso de los impuestos sobre el PIB nacional se ha disparado seis puntos, del 32% al 38% desde 1995. No es achacable a Sánchez ni a su ministra de Hacienda, María Jesús Montero, todo este empuje tributario, pero sí que debe asumir la mayor parte, ya que el 60% del aumento de la presión fiscal ha tenido lugar bajo su Gobierno. Según sus cuentas, los ingresos fiscales se han disparado en 72.962 millones de euros, un incremento del 2,8%, correspondientes a 3.890 euros por hogar y 1.527 euros por persona, sobre todo por IRPF. Es decir, que la clase media paga ya más del 50% de su sueldo a Hacienda tras las 69 subidas de impuestos contabilizadas por este organismo.
El Instituto de Estudios Económicos (IEE) llegó a parecidas conclusiones en su «Informe sobre competitividad fiscal» que sitúa a España en el furgón de cola del índice de competitividad fiscal. El IEE considera que el incremento de la recaudación tributaria debería basarse en un incremento de las bases imponibles y la lucha contra el fraude fiscal, y no en subidas de impuestos que alcancen récords de recaudación y presión fiscal por encima de la media en la UE. También criticaron que las empresas sufren una mayor proporción recaudatoria empresarial, por encima de la media europea más de 11 puntos.
La presión fiscal ha alcanzado niveles récord en las cuatro principales figuras tributarias se refiere: IRPF, IVA, impuesto de Sociedades e impuestos especiales (IE). Así, entre 2019 y 2022, ha superado los niveles máximos alcanzados en 2007, justo antes de la crisis financiera, cuando la presión fiscal llegó con esos cuatro impuestos al 18% del PIB. Ahora, ya está en el 18,2%. Así lo determina Funcas en su último estudio, que ha confirmado que en base a datos, tipos medios y recaudación de la Agencia Tributaria de estas cuatro figuras, la presión fiscal ha aumentado de forma progresiva desde el mínimo de 2009 –situado en el 12,8% del PIB–, espoleado por el estallido de la burbuja inmobiliaria y que fue creciendo de forma moderada hasta el acelerón sufrido tras la pandemia hasta superar el máximo de 2007.
El aumento de la presión fiscal se ha debido esencialmente al IRPF, cuya peso tributario ha aumentado dos puntos de PIB hasta 2023, debido tanto al aumento de la base gravada como de los tipos medios. En el caso del IVA aumentó 1,2 puntos, impulsado por las mayores bases.
Para Fedea, la presión impositiva se ha incrementado 2,9 puntos de PIB tras la pandemia, pasando del 35,4% al 38,3%, prácticamente seis veces más que en la eurozona, donde se incrementó sólo en cinco décimas en ese periodo (41,9%), y 15 más que en la UE, que sólo subió dos décimas, hasta 41,2%.
La Razón