En el exterior «hace frío» para 120 personas
Si tras las siglas P-S-O- E hubiera en la actualidad algo de lo que debe poseer una institución política que se financia con recursos públicos, como que su funcionamiento debe ser democrático y que su inexcusable razón de ser sea servir a la consecución del «bien común de los españoles» en la «incuestionable unidad de la Nación española, patria común e indivisible de los españoles…» que es el fundamento de la Constitución, esa infame amnistía nunca se habría aprobado en la sede de la soberanía nacional. Ha sido el voto de 120 electos unidos a esas siglas y a la sumisa y vergonzante orden de la voluble opinión de su «puto amo», los que la han hecho posible. Esas siglas junto a otras habían sido «amnistiadas» en la Transición, borrando episodios de su historia no precisamente ejemplares, en especial los sucedidos en el periodo de 1934 hasta 1939, y en el espíritu de una auténtica reconciliación entre representantes de lo que habían sido las «dos Españas» de la guerra y postguerra civil. Esas siglas actualmente han incorporado a su hoja de servicios la infame e indigna corrupción política de una compraventa de favores entre los separatistas catalanes y su «p… amo», únicamente para seguir cómodamente aposentados una temporada más viviendo del erario público.
Causa tanta preocupación como decepción constatar que millones de personas con la nacionalidad y ciudadanía española comparten esa absoluta carencia de escrúpulos éticos y morales para actuar de esa manera, al avalar con su voto esa infame conducta política que crea dos categorías de ciudadanos ante la ley: los privilegiados separatistas catalanes con impunidad absoluta -por los actos cometidos contra el orden constitucional nada menos que durante los 12 años transcurridos desde el 1 de noviembre de 2011 hasta el 13 de noviembre de 2023- y el resto de españoles, que son ciudadanos de 2ª categoría frente a ellos. Que ésta no es una mera cuestión de derechas e izquierdas ni de presuntos «progresistas» frente a la ultraderecha y la derecha es la reiterada descalificación que de esa iniciativa han efectuado muy variados y cualificados socialistas encabezados por el mismo Felipe González y Alfonso Guerra, que no consta -por el momento- militen en ninguna «ultraderecha».
Con razón, para infamia de los sanchistas, exultantes los separatistas gritaban que es la «primera gran derrota del régimen de 1978» y que lo siguiente es el referéndum de autodeterminación. El «puto amo» y traidor a la patria, con sus sumisos vasallos, encabezados por su portavoz Pachi, se lo querrán conceder si de sus votos depende su bienestar personal. En el exterior llueve y hace frío.