2024, un año para la Historia
2024 es un año que sin duda puede calificarse como «muy significativo» para el mundo, políticamente cuando menos. Si comenzamos por España, el que, en apenas cinco meses, desde febrero hasta el pasado 9J, se hayan celebrado cuatro elecciones no tiene precedentes en los 46 años de nuestra reciente historia democrática. Tres de ellas además en tres comunidades autónomas tan significativas como Galicia, País Vasco y Cataluña, consideradas tras la aprobación de la Constitución como «nacionalidades históricas» por haber promovido Estatutos de autonomía durante la etapa republicana.
Los cuartos comicios y muy recientes, han sido los europeos que han supuesto un evidente giro hacia la derecha en el Parlamento Europeo. Si le añadimos que en España no puede descartarse una eventual repetición electoral de las catalanas, ni de las generales, –con el sanchismo pendiente lo que suceda finalmente allí–, actualmente, y todavía a mitad de este año, la singularidad política de 2024, resulta evidente.
En cuanto a la UE, y tras las elecciones al PE, destaca la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas en Francia cuyo resultado conoceremos este domingo en primera vuelta y una semana después definitivamente en la segunda. Del mismo se puede precipitar un cambio muy significativo en la UE por el relevo en el gobierno de Francia, y en su caso en Alemania si también convocan anticipadas tras el fiasco de la socialdemocracia de Scholz derrotado por las derechas y quedando como tercera fuerza.
Con Meloni en Italia las tres principales economías del euro podrían colocarse en manos de derechas y no todas «políticamente correctas», siendo España la cuarta de ellas y con la inestabilidad conocida. Pero el punto álgido político se producirá en EEUU en noviembre, con la elección presidencial más abierta y decisiva de los últimos mandatos. De su resultado dependen políticas que trascienden sus fronteras en un escenario de grave inestabilidad general con el actual orden geopolítico global «unipolar» dominado por EE UU desde la desaparición de la URSS, y que China y Rusia y sus demás aliados de los BRICS, quieren transformar en «multipolar». La polarización política y social en EE UU es de tal nivel que ya se habla de un conflicto civil –incluso de «guerra civil»– si las urnas ofrecen dudas respecto la «limpieza» de su resultado.
Con guerra en Ucrania y en Gaza con unos contendientes en presencia tan cualificados como Rusia e Israel, puede afirmarse que el mundo no se encontraba en una coyuntura tan delicada e incierta desde el final de la «guerra fría». Con la UE de convidado de piedra, el 2024 va a estar en la Historia del siglo XXI de manera destacada.