Los grupos antitaurinos cada vez son más reducidos y ridículos en sus rebeldías sin causa
Manuel Recio Abad.- Que los espectáculos taurinos están renaciendo con la afluencia masiva de aficionados a las taquillas, es una palpable y demostrable realidad. No se recuerda en plazas como Sevilla y Madrid tantas tardes sucesivas con el cartel de no hay billetes colgados en las zonas de venta y reserva de localidades. Sube el número de abonados y no es debido precisamente a una política de precios a la baja. Hay interés por ver y disfrutar de una buena corrida de toros. La selección y cría del ganado bravo ronda ya la perfección. Báscula, trapío, cara, bravura. Hasta los Miuras humillan.
Los grupos antitaurinos cada vez son más reducidos y ridículos en sus rebeldías sin causa. Han perdido otra batalla, una más y así es imposible que ganen su guerra.
La modernidad ha llegado a la fiesta. Era necesario y urgente reinventarse en todo aquello que no es tauromaquia pura. Conservar la esencia para cambiar lo necesario. La nueva hornada de empresarios taurinos están haciendo una loable labor. Se ha notado muy especialmente durante esta temporada. La imagen es fundamental y se aprecia un cambio de concepto aplicado a la cartelería en general. Me refiero a la composición artística de los mismos, no al contenido de los carteles, de los toreros actuantes.
Todo es mejorable, pero es de admirar el impulso dado a la fiesta desde todos los que componen y desarrollan su actividad en el sector. Plazas abiertas tras ser clausuradas durante años aparecen remozadas. Es verdad que la unión hace la fuerza y es lo que modestamente observo como aficionado. Los ataques que se perpetran no sólo desde los sectores y asociaciones antitaurinas, sino también desde las fuerzas vivas, incluyendo a un ministro de cultura que incumple sus obligaciones legales de salvaguarda de una tradición única, regulada por ley, ha hecho que de forma natural aficionados y profesionales se unan aumentando exponencialmente la demanda de localidades para sentir, oler, ver y disfrutar el espectáculo en vivo, huyendo del sofá y la pantalla de televisión para disfrutar de algo irrepetible e inconmensurable en directo, tal y como es una corrida de toros.
Hecho en falta una acción didáctica continuada de cara a los aficionados más jóvenes, que necesitan conocer más en profundidad el arte de la lidia, el por qué de cada acto sobre el toro, distinguir lo bueno de lo malo y lo excelso de lo vulgar. Conocer las suertes, los pases, los nombres de los pasodobles y sus autores, la historia básica de la tauromaquia, etc. Esta actividad educativa es la que enaltece el mundo del toro, si es impartida en los lugares idóneos para ello, destacando uno por encima de todos: la Universidad. Es difícil instituir estos espacios formativos de conocimiento y cultura ante tanta animadversión oficial, pero sería muy positivo ir trabajando en ello para llegado el momento con el ansiado cambio político, poder crearlas.“DESDE LA EXTREMA IZQUIERDA HASTA LA EXTREMA DERECHA, LOS FRANCESES ESTÁN DISPUESTOS A DEFENDER SU AFICIÓN Y SU CULTURA”, refiere el filósofo francés Pablo J. Gomez Debarbieri, en relación con las corridas de toros.
La tauromaquia no sabe de ideologías, los toros tampoco. La cultura no crea a la fiesta, es esta la que produce cultura. Así debe entenderse en paralelo a la utilidad que produce en todos los órdenes tanto sociales, como profesionales, nutricionales y de toda índole.
Siempre existieron las figuras del toreo y entre ellas destacaba quien lideraba el escalafón y llevaba más público que el resto a las plazas. Indudablemente el diestro de moda, el indiscutible, la máquina locomotora que tira de los bolsillos ante las taquillas es el matador peruano Andrés Roca Rey. Es un seguro de vida económica para los empresarios. También arrastra muchísima juventud a los tendidos. Savia nueva.
Por último quiero expresar, a modo de homenaje, una declaración a favor del toreo cómico. La primera vez que asistí a una plaza de toros fue de la mano de mi padre para ver al Bombero Torero. Cómo no recordar al famoso Manuel Celis y sus enanitos toreros, Paco Arevalo y otros que hicieron las delicias de los más pequeños, igual que Mario Moreno “Cantinflas” lo hizo en Mexico.
La corriente prohibicionista que nos invade impide que estos grandes profesionales del humor taurino puedan ganarse dignamente la vida con su oficio, justificando el veto por mal entendido un defecto físico, que consideran hacen denigrante a un espectáculo que en absoluto lo es. Nadie se ríe de ellos, de su anomalía, sino de lo que hacen con su particularísimo arte. También son, como el resto, profesionales taurinos y tienen todo el derecho a vivir de ello.
En la clase política el enanismo también existe pero es mental y no se les nota mientras estén quietos y callados.
El Humano es el único ser que disfruta contemplando como se tortura a un ser vivo.
Hace ya mucho tiempo recibí la visita de un par de amigas extranjeras, era la feria del pueblo, había corridas de toros. las quise obsequiar llevándolas a ver una corrida, saqué localidades de sombra barrera. Era el primer toro, cuando llegó la suerte del picador, se posicionó exactamente delante nuestro muy cerca de la barrera. El picador le estaba clavando la pica repetidas veces con saña, sangraba por el destrozo ya que tenia tenia en el lomo. El toro tenia la cabeza mirando hacia nuestra posición, una cara de sufrimiento horrible, parecía que nos miraba fijamente, Mire a mis acompañante… Leer más »
El Toro Bravo vive como un Borbon, infinitamente mejor que uno de carne, sin embargo su final es una muerte horrible despues de pasar una Tortura.
Tambien es verdad que si no hubiera lidias se extinguiria, un tema dual, con sus pros y sus contras, sin embargo asistir al espectaculo sangriento de ver como un pobre animalilo es masacrado ante el regocijo del “respetable” da que pensar sobre la naturaleza de La Humanidad y su ramalazo psicopata, yo desde luego ni harto de vino pienso asistir a una corrida, ya lo hice un vez de niño y fue repugnante.
Ese comentario lo tuve hace tiempo con un amigo defensor de las corridas de toros. Me decía que el toro vive muy bien dos años aunque luego lo torturen.
Yo le respondí, No viven muy bien, viven de acuerdo con su naturaleza en el campo y alimentándose de hiervas tal como otro ser vivo.
¿Tú captaría vivir bien durante un par de año con el objeto de que al cabo de ese tiempo te torturaran como hacen con el toro?.
Administrador: Váyase a la mierda y no vuelva a entrar más aquí, desgraciado.