Súper clase política y la falsa oposición
Decía Fernando Diaz-Plaja Contesti, insigne escritor, historiador y ensayista, nacido en la española Cataluña, en su obra “ El Español y los Siete Pecados Capitales”, que la envidia define al carácter español por excelencia, por encima de la ira, la soberbia o la gula. El español vive los pecados capitales de muy diferente manera dependiendo de las zonas donde habitan. Sin embargo hay una coincidencia a lo nacional: el ser mas envidiado y en la misma cuantía por los españoles, es el político. Nos referimos al pseudo funcionario que sin mas mérito que apuntarse al partido de turno consigue que le introduzcan en una candidatura en puesto seguro y salir elegido para el carguete que le va a asegurar vivir durante un mínimo de cuatro años, muy por encima de sus posibilidades y también de la media salarial nacional. Suelen ser muy habilidosos, de lengua hecha al chuperreteo más indecente, un ser tan anónimo como anodino, dedicado a no se sabe que, ni durante cuantas horas al día. Sin reparo ni decoro alguno a la hora del cobro de dietas por asistencia a su lugar trabajo. Durante la pandemia y el ilegal encierro al que fuimos condenados por el gobierno sanchista, los parlamentarios cobraron todos los complementos baún estando suspendida la asistencia al “puesto de trabajo”. Toda una muestra de ejemplaridad y honradez.
Se dice que superan la cifra de 400.000. Quien sabe, es probable que sean unos cuantos de miles más y conforman una súper clase social arrogante y sobrada, temida siempre, respetada solo a veces y envidiada en contumaz forma por sus altos niveles de ingresos, el poder que detentan y por moverse menos que los dientes de arriba.
Es indiferente si gobiernan o no. Se lo tienen todo muy bien repartido, pues el sistema electoral se ideó pensando en el reparto equitativo, hay tarta para todos. Ya sea en la administración local, autonómica o central, sea perteneciente al gobierno o la oposición el político siempre gana. Los lobbies están a la orden del día y desarrollan su actividad gracias a la información y la acción de quienes están próximos o en el poder. Titular reciente del diario El Mundo: “No se aprueba una leyen España que no pase antes por nosotros”. Existe desde 2008 un registro voluntario de organizaciones dedicadas al lobby , creado por la Comisión Europea y en la que hay inscritos más de 12.500 grupos de presión.
El término inglés lobby significa literalmente “vestíbulo” y proviene de uno pequeño existente en 1640 en el Parlamento británico, que comunicaba la Cámara de los Comunes con la sala central del antiguo palacio de Westminster. En ese lugar los parlamentarios recibían y debatían información de las fuerzas sociales antes de la celebración de los plenos. Sigue en vigor tras cuatro siglos. Una magnífica oportunidad de enriquecerse utilizando una puerta giratoria profesional y anónima que hace de la carrera política una actividad interesante, con opacidad fiscal en gran parte, beneficiosa e inagotable en el tiempo. Le llaman carrera política pero no es más que una situación de privilegio que la sociedad y el derecho considera necesaria y que se ampara en el alto funcionariado para conseguir el éxito.
Hoy vivimos en España una situación, que se podría calificar como oposición fallida o falsa oposición. Ante un gobierno excesivamente vulnerable y de muy fácil crítica política, que ha renunciado al ejercicio del monopolio estatal de la violencia para impedir la inseguridad que hoy padecemos y que va en aumento, tenemos al principal partido de la oposición ejerciendo una falsa actuación como tal, pero manteniendo a la vez una velada acción negociadora y de apoyo en lo fundamental, imprescindible para asentar un sistema bipartidista de alternancia que ya nadie entiende.
Las ideas pueden ser buenas o malas, pero siempre es peor que malo si los líderes no se entienden entre ellos, por lo que es fundamental promover un cambio de personajes que puedan hallar una vía constante de entendimiento y acuerdos para formar una coalición potente, que pueda acometer con éxito una próxima contienda electoral. Hay tres líderes que bien podrían encarar con éxito esta nueva cita: Isabel Diaz Ayuso por el PP, Ivan Espinosa de los Monteros por VOX y Alvise Pérez por SALF. Un triunvirato ganador y de éxito para el sector tory español sin complejos, que frenaría el desgaste de las formaciones integrantes y traería un serio y renovado soplo de aire fresco a la exacerbada y anómala vida política española. ¿Alguien da más? ¿Alguna otra propuesta?, ¿Amancio Ortega, Florentino Pérez y Juan Roig? Adelante….
Hagan juego señoras y señores, quietos no vamos a ningún sitio.
Más propuestas, por favor.