“República bananera”: la elección de Kamala Harris antes de la convención pone de manifiesto la falta de democracia en el Partido Demócrata
La transferencia a Harris de los fondos de campaña de Biden sin haber sido decidida por la convención del partido demuestra que el sistema no es democrático, expresó la escritora Margaret Kimberley.
“Si esto ocurriera en cualquier otro lugar del mundo, lo llamaríamos república bananera. Diríamos que es autoritarismo. Diríamos que no es democrático. Todas esas cosas se aplican aquí, excepto que estamos hablando de EEUU. Vemos lo poco democrático que es el sistema, lo poco democrático que es el Partido Demócrata”, pone de relieve Kimberly en un guiño al sustitución de Biden.
En sus palabras, los mismos demócratas habían manipulado las elecciones pasadas para que Biden venciera a Trump. Luego, dice, mintieron sobre su salud durante los cuatro años de su mandato. “Nos dijeron que no creyéramos a nuestros ojos mentirosos cuando pudimos ver su declinante estado de salud”, señala.
“Y cuando vieron el fracaso de su plan, lo empujaron sin ceremonias debajo del autobús. Eligieron a Kamala Harris. Todo el mundo se alineó. Millones de dólares para su campaña y todo porque los donantes ricos, la gente que Ajamu señala que realmente dirige el Partido Demócrata, cambiaron de opinión sobre quién debía ser el nominado”, indica.
La escritora hizo referencia a un artículo publicado por el activista y excandidato a la vicepresidencia por el Partido Verde, Ajamu Baraka, quien sostuvo que los intereses de las élites entre los demócratas parecen tener el poder suficiente para destituir a un candidato presidencial y ocupar rápidamente ese puesto con quien ellos elijan.
“La jugada de gánsteres de los oligarcas que controlan a los demócratas eliminó cualquier pretensión de que en ese partido existiera alguna estructura real de democracia”, sugirió Baraka.
A finales de julio, el presidente de EEUU, Joe Biden, se retiró de la carrera presidencial de este año y, en el mismo acto, apoyó a la vicepresidenta Kamala Harris, transfiriéndole los fondos de su campaña. Aunque la vicepresidenta no es la candidata demócrata oficial, muchos legisladores y élites del Partido Demócrata ya han respaldado su candidatura.
Baraka argumenta que, durante casi dos años, parecía obvio que “Biden no sería un candidato creíble en 2024 debido a su notable deterioro cognitivo y a la ineptitud de su Administración”. Añadió que Biden fue coaccionado para participar en un debate contra Trump con el fin de acelerar su destitución como candidato del Partido Demócrata.
Kimberley opina que si bien los demócratas sabían que no podían seguir adelante con Biden, igual realizaron el debate anticipado “para tratar de acelerar el proceso y deshacerse de él antes de la convención”.
“Pensaban que Trump quedaría fuera debido a todos estos cargos criminales. O no volvería a presentarse o que los votantes republicanos se volverían hacia otra persona, y se enfrentarían a un republicano con menos popularidad que Trump”, prosiguió.
Sin embargo, la escritora sostiene que Harris tiene posibilidades de ganar, sobre todo con el dinero, los medios corporativos y todos los políticos demócratas detrás de su figura, ya que los dirigentes de su campaña saben que la mayoría de los votantes demócratas van a respaldar a cualquier figura contra el candidato republicano. “El pánico, el miedo a una victoria republicana, nada menos que de Trump”, sostiene.
“Estados Unidos está bajo el pulgar de oligarcas multimillonarios que restringen lo que vemos y oímos. Los medios corporativos desempeñan el papel de sirvientes y mantienen al pueblo simultáneamente desinformado y mal informado”, escribió Kimberley.
Mientras tanto, Estados Unidos tilda con frecuencia de “antidemocráticos” a otros países que exigen autodeterminación y soberanía nacional, indica Kimberley. “El conocimiento de lo que pasa en el resto del mundo es extremadamente limitado y solo aquellos que están suficientemente automotivados se aventurarán a salir de la burbuja. Sin embargo, hacerlo es imperativo”, concluye.
¿Quién ha dicho que USA no es una república bananera? Aunque la mona se vista de seda, mona se queda