Una cagada de proporciones olímpicas
París demostró ayer por qué está en total y absoluta decadencia moral y ética. Hay quienes piensan que cualquier cosa vale con tal de ganar pasta, sea como sea y con lo que sea, pero no, no vale todo. El Olimpismo no merece esta falta de respeto. Repito, falta de respeto.
He sido siempre atleta, maratoniano y media distancia. Mi sueño fue siempre entrar en un estadio olímpico junto al resto de atletas de todo el mundo. Esperar la llegada de la bandera olímpica, abierta y portada por atletas. Escuchar el himno olímpico junto a un estadio repleto, y esperar en silencio a que llegara la antorcha olímpica portada, a la carrera, para hacer un último relevo y ver cómo se encendía el pebetero en el estadio.
Nada de esto se ha visto en París. Todo lo contrario, un espectáculo aburrido, largo, sin sentido y con tiempos muertos cansinos e insoportables, sin ningún sentido ni espíritu olímpico por ningún lado; un espectáculo pensado para las grandes cadenas televisivas del mundo, que deben estar pidiendo la devolución del dinero por pésima y aburrida realización.
Ya conocemos a los franceses y su afición a mirarse el ombligo. Siempre han sido así, pero nunca traspasaron líneas morales ni éticas. Pero ayer vimos una “nueva Francia” que ha confundido igualdad, interculturalidad, libertad y modernismo con lo más chabacano y faltón.
No se estaba celebrando ni el 14 de Julio ni el día del orgullo gay, eran unos juegos olímpicos donde el respeto debe inundarlo todo. Ver a un grupo de drag queens representando la Última Cena de forma grotesca y faltona, dañando los sentimientos religiosos de los cristianos en una apertura olímpica, que me explique alguien qué sentido tiene. Por cierto, ¿porque no se atrevieron con los sentimientos islamicos? Cobardes.
Pero esto es la Francia de hoy, la del inútil de Macron. Una Francia confundida, perdida en sí misma, sin ética, amoral y sin personalidad, sumida en la violencia racial y cívica. Una Francia que mostró ayer su incapacidad en base a la decadencia. Después hay quien se lleva las manos a la cabeza del ascenso de Jean Marie Le Pen.
Paris acaba de hacer más grande aún a Barcelona 92,. Recuerden, vean, reflexionen y comparen los mejores juegos olímpicos de la historia, en Barcelona, con el bodrio de Paris. Pobre olimpismo.