Renuncia al derecho a la información
El artículo 20 de nuestra Constitución, en su aparatado A, recoge que se reconocen y protegen los derechos a “expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”. El filósofo griego Epicteto nos legó una frase de enorme actualidad:” Es imposible que un hombre aprenda lo que cree que ya sabe ”. A veces creemos intuir la información que estamos recibiendo y eso es debido a la selección previa que hacemos del medio del que deseamos recibirla. Nos molesta obtener datos contrarios a nuestra formación, cultura o ideología, con lo cual nunca manejamos una completa comunicación.
Si eres conservador te repugna oír la Ser, leer El País o visionar noticieros y tertulias de la Sexta. Igual ocurre al revés. Para la progresía ojear el ABC, oír la Cope o ver un noticiario de Antena 3 supone un auténtico purgatorio. No obstante, conocer que todos, los unos y los otros, están subvencionados por el Gobierno. Actualmente y tras el anuncio del reparto de 100 millones de euros para los chicos que sean buenos, todos han corrido a tomar vacaciones, Herrera y De Los Santos inclusive, para no hacerse notar con sus justas críticas, en un momento en el que realmente se les está echando bastante de menos en sus respectivos programas diarios. Haciendo mutis por el foro sus principales espadas, los directivos de las empresas de comunicación, lo tienen más fácil a la hora de puntuar y conseguir una buena porción en el reparto de la tarta. Mientras se come, no se habla, nos decían de pequeños nuestros padres y educadores.
Distinta es la situación en relación a los medios con presencia en internet. Estos medios se autofinancian a través de donaciones de sus seguidores por el sistema de donación por traspaso financiero conocido como bizum y en ellos se habla y escribe con total libertad, con lo cual las noticias fluyen de forma instantánea sin pasar por más filtros que los de comprobación de su origen y veracidad. A veces intencionadamente se incluyen falsas noticias escandalosas para intentar desprestigiar el sistema y hacer ver que todo lo que ahí se incluye es falso. No dudan estos fabricantes de noticias fraudulentas o fake news, en utilizar incluso a la familia real inventando situaciones que causan rubor y risa a partes iguales. Nadie puede parar esta evolución informativa, ni siquiera limitarla, habiéndose convertido en la herramienta más potente en la lucha contra la corrupción política que nos está destruyendo.
Hoy quien no está informado es porque no lo desea y esa es otra opción tan respetable como las demás. Hablar en el Congreso, como lo hizo Sánchez, de destinar 100 millones de euros a digitalizar medios, en vez de referirse al tapado de bocas, es ridículo, pues no hay medio informativo que ya no esté digitalizado y presente en internet. Por lo tanto los pseudomedios son aquellos que admiten financiación y ayudas públicas, porque a cambio de ello gobernantes sin escrúpulos como los que actualmente dirigen los designios de España, les exigen templanza, obediencia y tergiversación cuando ello sea necesario. Desinformación versus información.
Las conexiones económicas de los medios con el poder y la credibilidad de los mismos son conceptos enfrentados.
Es fundamental informar a la ciudadanía sobre la propiedad de los medios. En España, cuatro consejos de administración controlan el 80% de la información por radio y televisión. Es fundamental por tanto conocer cuáles son sus relaciones con el poder, de que forma se establecen y de qué volumen económico de fondos públicos se benefician.
Sin medios de comunicación independientes la libre y veraz información se convierte en una utópica irrealidad.