Bernardino Montejano.- Mostrar la cruz como lo hace es la mejor respuesta a las ofensas de los Juegos Olímpicos, mostrar su cruz que cuelga a su cuello, imagen que ha dado vuelta al mundo, respuesta clave a los juegos ‘satánicos’ y a la blasfemia que se vivió con la burla a la “Última Cena”’.

Cuando tantos sacerdotes, obispos y jerarcas vaticanos ocultan su condición, este deportista tiene la valentía de “mostrar abiertamente su fe, santiguarse, dar gracias a Dios, ponerlo por testigo”.

El laicismo masónico que maneja los juegos obligó a un surfista del Brasil, a borrar de su tabla el Cristo Redentor por afectar la neutralidad, mientras su hipocresía permite el velo islámico por considerarlo algo “cultural”. Estas son las notas características de la laicidad “positiva” que defienden tantos imbéciles en la Argentina, que ven en ella la superación de la antítesis laicismo o cristiandad.

Dos palabras acerca campeón, según mi mujer que vio la final, que volaba como un águila sobre su bicicleta en la categoría park del BMX estilo libre. Este ciclista de 29 años, formado en nuestra Córdoba, antes Córdoba del Tucumán, fue quien logró que la Argentina ganara una medalla de oro después de ocho años. El apodo del campeón es “Maligno”, pero no sabemos las razones ni quien se lo puso.

Pero, otra también se llevó el oro, pues aparece una ¿rejuvenecida? Cristina en bicicleta y abajo, en mayúscula MALIGNA, que este caso no es un apodo.

Hoy es increíble que nuestros obispos no tengan memoria y que nuestro arzobispo, solo la conserve, como antiguo cura villero, para entonar con voz canyengue una letra de tango, como final de la homilía pronunciada al ordenar sus tres obispos auxiliares; pero esto merece más espacio y lo demoro para otra nota.

Buenos Aires, agosto 5 de 2024.