“Transgénero” no es un tipo de persona sino un conglomerado de presión política y corporativa, que prepara a la próxima generación para la disociación del cuerpo industrial.

Las identidades sexuales sintéticas manifestadas por las élites de la industria de la tecnología médica están condicionando al público a aceptar cambios radicales en la biología humana y en nuestra percepción de nosotros mismos como especie.

La ideología “transgénero” está alimentando una industria con fines de lucro iniciada por individuos, familias y bancos ricos e influyentes.

Es un golpe político de proporciones gigantescas organizado por un culto tecnológico y religioso manejado con fundamentos eugenistas que está muy estrechamente vinculado a la industria biotecnológica.