La Iglesia teme una oleada de robos tras el expolio de Huerces y otro cometido en Pervera (Asturias)

El párroco de San Martín de Huerces, Fernando Velado, ayer, en la sacristía de la iglesia, tal cual la dejaron los ladrones.
«La pieza más valiosa es la custodia, anterior a la guerra civil, pero lo peor es sin duda la falta de respeto a la Iglesia y la profanación del sagrario». El párroco de San Martín de Huerces, Fernando Velado, regresó ayer al templo tras formalizar la denuncia ante la Guardia Civil un día después de que descubriese que la iglesia había sido saqueada «en un momento indeterminado entre el 3 y el 21 de agosto». Solo hay misa una vez al mes y el resto de días el templo permanece cerrado a cal y canto, salvo funerales o bodas. El miércoles por la mañana, cuando el religioso acudió «para preparar un poco la misa de la siguiente semana y controlar cómo estaba todo, me llevé la desagradable sorpresa».
Faltan, además de la custodia, un cáliz, candelabros, dos lámparas y una cruz de los Ángeles. Según cuenta El Comercio, el de San Martín de Huerces no es un episodio aislado. Hace apenas unos días fue denunciado otro saqueo de las mismas características en la iglesia parroquial de Pervera, en el vecino concejo de Carreño. Los ladrones se llevaron también objetos sacros y las piezas metálicas que encontraron en el templo.
Las investigaciones apuntan a que, dadas las fechas coincidentes y el modus operandi, ambos asaltos pueden ser obra del mismo grupo organizado, enmarcado en la delincuencia común. No se trataría, a priori, de ladrones especializados en arte sacro, sino una banda dedicada al robo de cobre y elementos metálicos a los que dar salida en las chatarrerías.
El robo de la iglesia de Pervera fue descubierto por el párroco el 14 de agosto, cuando acudió al templo y comprobó que la puerta había sido forzada y en el interior faltaban numerosos objetos de valor. Cuatro días después interpuso la denuncia ante la Guardia Civil.
Las inspecciones oculares realizadas en ambos templos buscan aportar huellas y pruebas que ayuden a identificar a los responsables de ambos saqueos. No se descarta que haya más episodios similares en otros concejos y que aún no hayan sido detectados, ya que son muchas las iglesias en las que ya no hay actividad, pero que siguen albergando objetos de valor.
En la parroquia de San Martín de Huerces el asalto a su emblemático templo ha caído como un jarro de agua fría entre los vecinos, que han visto alterada la habitual tranquilidad de una zona rural (de las pocas) que no se había visto salpicada por la oleada de robos en viviendas que vivió el concejo el año pasado. Es por ese motivo por el que San Martín de Huerces no se encuentra entre los puntos en los que se ubicarán las cámaras de seguridad que el Ayuntamiento prevé instalar antes de que acabe el año.
Sin embargo, este último episodio con el saqueo de la iglesia ha llevado la preocupación al vecindario. «La gente está intranquila y lo que tememos es que si se instalan cámaras por otras parroquias los delincuentes acaben centrándose en esta zona al saber que aquí no hay», argumenta Santiago Izquierdo, el presidente de la asociación de vecinos, que reclama al Consistorio «que estudie la posibilidad de colocar aquí uno de los dispositivos de vigilancia para dar seguridad a los vecinos».
Desde el Ayuntamiento la intención es «acelerar lo máximo posible la instalación de las cámaras». Será el próximo 3 de septiembre cuando se abran las ofertas presentadas para la colocación del sistema de grabación, que contará con 73 cámaras, 49 de ellas instaladas en parroquias rurales: Somió, Cabueñes, Deva, Castiello de Bernueces, Cenero, Santurio, Lavandera y la zona de Granda y La Pedrera.
«La iglesia está abandonada»
A raíz del asalto a la iglesia y la sustracción de elementos sacros de importante valor económico y sentimental para la parroquia, algunos vecinos denuncian que «la iglesia está prácticamente abandonada». «Antes había misa todos los domingos y ahora solo hay una vez al mes, entendemos que el nuevo cura lleva también otras parroquias, pero no viene por aquí más que una vez cada cuatro semanas, entonces claro, los ladrones verán que esto está siempre vacío, sin apenas movimiento y es fácil entrar sin ser visto», lamentan los vecinos, que confían que la Benemérita recupere los objetos.