Pío Moa, historiador: “Franco ha sido el mayor estadista de España en siglos y Sánchez, un personajillo de tres al cuarto, un timador de esquina”
AD.- “La consigna ‘Echar a Sánchez’ es el peor engaño tipo PP, y si VOX cae en la trampa, estará perdido. De lo que se trata es de defender la unidad nacional y la democracia: echar al Dotor será una consecuencia. Si el PP echa al PSOE, como en Andalucía, VOX se volverá irrelevante”. Son palabras del historiador y colaborador de AD, Pío Moa, contenidas en una entrevista en la que analiza la situación de la derecha política española con perspectiva sumamente crítica. Sostiene Pío Moa que lo crucial no es echar a Sánchez y defiende la necesidad de defender determinados principios y plantear una gran batalla político-cultural. Tras lamentar “la nulidad intelectual” de la derecha, Pío Moa se opone a una “ley de la concordia” como la defendida por Feijóo, al considerar que “falsearía la historia y caería en el mismo juego totalitario por el que un gobierno podría regular, no ya los pensamientos, sino los mismos sentimientos de las personas”.
– Ha dicho Pedro Sánchez que pasará a la historia por haber profanado la tumba de Franco.
Franco ha sido el mayor estadista que ha tenido España en siglos. Sánchez, un personajillo de tres al cuarto, no mejor que un timador de esquina, ha podido cometer su desmán gracias a la complicidad de un tribunal supremo corrupto, de una Iglesia autodegradada y de una monarquía que intenta olvidar en vano su origen. Nada mejor que señalar estos hechos para entender el grado de bajeza y podredumbre a que ha llegado la política española.
– ¿Se adhiere usted por tanto a la necesidad de echar a Sánchez?
La consigna ”Echar a Sánchez” es el peor engaño tipo PP, y si VOX cae en la trampa, estará perdido. De lo que se trata es de defender la unidad nacional y la democracia: echar al Dotor será una consecuencia. Si el PP echa al PSOE, como en Andalucía, VOX se volverá irrelevante.
Recordemos el gran precedente: cuando Zapatero rescataba a la ETA, la COPE promovió la resistencia con grandes movilizaciones de masas. El PP, ante el éxito de una iniciativa que no deseaba, se puso al frente de ella para llevarla a la nada. Lo hizo con la consigna “hay que derrotar a la ETA”, cuando la ETA estaba prácticamente derrotada por Aznar (fue de lo poco bueno que hizo), y a quien había que derrotar era al gobierno cómplice de los terroristas, a quienes estaba sacando del hoyo. Entonces solo existía el PP como oposición aparente, y era difícil impedirle su fechoría. Pero ahora está VOX. Si su consigna es “echar a Sánchez”, el PP volverá a ponerse en cabeza y ocurrirá lo que en Andalucía.
– ¿Dejamos entonces que las cosas sigan como están por aversión al PP?
No hay trampa más peligrosa que la de “unir fuerzas contra Sánchez”, en lugar de defender unos principios que el PP jamás defendió ni defenderá. Y hoy existe una gran posibilidad contra la memoria chekista, si se coge la oportunidad con las dos manos y se plantea una gran batalla político-cultural.
Una cosa es que VOX centre su discurso en denunciar al gobierno y al nuevo frente popular y otra que finja que el PP también es partidario de la unidad de España y de las libertades. La línea principal contra el FP debe acompañarse de otra secundaria contra el PP como apéndice del frente popular.
– Lamentablemente nos topamos con la nulidad intelectual de la derecha
Es la nulidad intelectual de la derecha de todos los colores la que les impide ver la trascendencia estratégica de la ley de memoria chekista, y por ello la oportunidad de infligir una derrota fundamental al nuevo frente popular en su fundamento histórico, moral y político. Incluso VOX la entiende como “una cosa más”, importante, si se quiere, pero una entre tantas… Eso puede y debe cambiar.
– ¿Defendería usted una “ley de la concordia”, como propone Feijóo?
Nada sería más erróneo que oponer a la ley de la cheka una ley de “la concordia” que por un lado falsearía la historia, y por otro caería en el mismo juego totalitario por el que un gobierno podría regular, no ya los pensamientos, sino los mismos sentimientos de las personas.
VOX puede y debe impulsar una ofensiva contra la ley chekista, en los tribunales y la calle, bajo el lema de la defensa de las libertades y de España. La defensa de las libertades, junto con la de la unidad de España, es la clave, la Gran Política en que debe basarse la batalla ideológica contra el nuevo frente popular.
– ¿Por qué cree que Vox es tan renuente a defender el franquismo?
VOX no tiene por qué defender el franquismo. Debe defender el derecho de todos a investigar, leer y pensar libremente sobre el pasado. Y señalar que si la versión del nuevo frente popular fuera veraz, no tendría que apoyarse en una ley de tipo soviético, sino debatirse libremente en democracia.
La labor de investigar y explicar el pasado no corresponde a VOX como partido, sino a los historiadores e intelectuales que den la batalla cultural contra los farsantes y charlatanes que hoy dominan una universidad degradada.
Defender la unidad de España es defender indirectamente al franquismo, porque él fue quien la salvó. Y también defender la democracia, porque esta vino, y solo podía venir, del franquismo. Pero explicitar estas cuestiones no corresponde a VOX, sino a una labor intelectual independiente.
– ¿Cree usted que existe una actitud malevolente hacia España del resto de Europa?
Por supuesto, hay esa malevolencia y prejuicios, que vienen de muy atrás. Y sospecho que avivados por causas más recientes. El resto de Europa occidental lo debe todo, empezando por la democracia, a los ejércitos soviético y useño, y el comienzo de su prosperidad a las finanzas useñas. En cambio España, lo repito mucho, aunque nadie se hace eco de esta evidencia, se lo debe todo fundamentalmente a sí misma: derrotó a los partidos sovietizantes y disgregadores, se libró de la guerra mundial, se reconstruyó con sus propias fuerzas, y su democracia ha venido por su propio desarrollo interno, y no por bombardeos de otras potencias.
Moral y políticamente España está bastante por encima de esos países, gracias al franquismo, algo que resulta insufrible para ellos. Y sin embargo los gobiernos españoles desde el de Felipe González, se han comportado como mendigos lamiendo las botas de sus “protectores”, los de Gibraltar y Marruecos, entre otras cosas. Debiéramos ser conscientes de estos hechos, precisamente porque son hechos históricos indudables, no lucubraciones de tipo marxo o libercañís.
– Ha hecho usted recientemente una interesante reflexión sobre leyes naturales y leyes sociales que desearía compartiese con los lectores.
El plano personal, orientado hacia la subsistencia y la procreación y la idea de la libertad, necesita tanto de la sociedad como del plano metafísico, y al mismo tiempo se encuentra en conflicto con ellos, así como en la relación interpersonal. El hombre no podría subsistir fuera de la sociedad, es social por naturaleza, pero al mismo tiempo se resiente en mayor o menor grado de las limitaciones y exigencias que la sociedad le impone en nombre de la justicia o de la mera necesidad de mantener un orden general; o por las tan frecuentes discordias con otras personas. Esta tensión entre persona y sociedad es uno de los ejes del pensamiento político, al menos en la tradición europea y por extensión la del llamado Occidente.
Otras imposiciones y limitaciones vienen dictadas por la moral a los deseos de las personas. No obstante, las leyes morales, “no escritas e inmutables de los dioses, cuyo origen nadie sabe”, como decía Antígona, tendrían poco efecto ante la multiplicidad y contradicciones de los deseos humanos, si no se reflejaran en las leyes sociales, pese a ser estas cambiantes y diferentes de las morales. Las leyes sociales vienen de los hombres, es decir, de alguna oligarquía, y pueden ser despóticas, mientras que las morales provendrían del mismo ente o voluntad que habría creado al hombre y su razón.