Estados Unidos profundiza su decadencia total
Marcelo Duclos.- Hace varios años, Alberto Benegas Lynch (h) escribió un libro titulado Estados Unidos contra Estados Unidos. Allí, el prestigioso autor liberal hace una advertencia que, lamentablemente, fue haciéndose carne en la realidad. Un gran país, fundado en grandes bases, va rumbo a una decadencia que nada tiene que envidiarle a los desórdenes políticos, económicos y culturales de cualquier república bananera.
Si bien es válido que mucha gente tenga reparos con figuras personalistas como Donald Trump, lo cierto es que en lo que se ha convertido el Partido Demócrata parece ser todavía mucho más terrorífico. Actualmente hay un presidente que no sabe ni donde está parado, que tiene que ser desmentido por su propio gobierno. Su remplazante de urgencia, que ascendió de candidata a vicepresidente a postulante a la Presidencia, está en sus cabales, pero esto no es necesariamente una buena noticia: en sus últimas presentaciones hizo referencia a la necesidad de implantar controles de precios para solucionar los problemas de la economía doméstica.
Aunque la oposición tomó nota y arremetió con estas cuestiones, estas ideas ya permearon en la sociedad y en los medios de comunicación. En un artículo de Axios, la periodista Emily Peck despliega una serie de argumentos que tranquilamente podrían leerse en la pluma de los pseudoeconomistas kirchneristas del pasquín argentino Página/12. Allí, la “especialista” trata de diferenciar lo que sería una política de “control de precios” de lo que propone Kamala Harris, que sería solamente una batería de medidas “antiespeculación”. Lo cierto es que se le puede poner el nombre que uno quiera, pero al fin y al cabo se trata de los mismo, con las mismas consecuencias económicas.
Es claro que el artículo tiene la finalidad de lavarle la cara, a lo que la misma Peck reconoce como algo “controversial”. Sin embargo, con sus insólitos argumentos, la periodista ya le abre la puerta al debate a lo que no tendría ni que ser considerado en los Estados Unidos.
Cuando uno ve su archivo, encuentra otras notas en el mismo sentido, donde hasta se anima a enumerar las virtudes de las políticas que llegan hasta regalarle dinero a las personas para comprar casas. Hay que remontarse hasta los feudos peronistas como el que tenían hasta hace poco tiempo los Rodríguez Saa en San Luis para recordar argumentos similares, en el marco de una campaña política. Aunque suene increíble, todo esto está pasando en la potencia del norte.
La absurda asociación de Milei al nazismo, pero peor que en Argentina
En Argentina, el peronismo y la izquierda apeló a la burda estrategia de asociar a Javier Milei con el nazismo, pero al menos desde una cuestión retórica. Es decir, desde la cantinela de la “extrema derecha”, sin profundizar en ningún fundamento. La comentarista Candace Owens fue más lejos y lo asoció, personal, familiar y genéticamente, con una eventual descendencia de nazis originales.
Con toda la impunidad de la unilateralidad de un podcast donde habla una sola persona, Owens dijo que no confía en Milei, por una simple razón: tiene ojos claros. Según ella, después de la Segunda Guerra Mundial, en Argentina comenzaron a aparecer repentinamente personas con ojos azules. A esta ignorante comentarista se le escapan dos cosas: que a los Estados Unidos también fueron nazis escapados en la posguerra y que en Argentina existían personas con ojos claros desde antes de la caída de Hitler.
Como si esto fuera poco, se dedicó a encontrar puntos de acuerdo con el dictador venezolano Nicolás Maduro.
Sí, todo esto en los Estados Unidos de América, e inclusive, ya fuera de los sectores más ideologizados del progresismo y el Partido Demócrata. Preocupante es poco.
Lamentablemente, por ahora, Estados Unidos debe votar por el menos malo y salir de la urgencia. Después verá como empieza la reconstrucción que excede lo político, ya que es social y cultural.
Candace Owens elogia al dictador Maduro y dice que no confíen en Javier Milei porque tiene ojos azules, caracter genético que los argentinos sólo obtuvieron después de la Segunda Guerra Mundial, con la llegada de nazis que huían de Europa. Vergonzoso.