Pago mucho de luz y no estoy en casa: consejos para pagar menos por la electricidad
A nadie le gusta pagar de más por la factura de la luz. En los últimos años, el precio de la electricidad ha sido un tema de conversación habitual por las constantes subidas y bajadas de precio, lo que ha hecho que muchas empresas se hayan puesto las pilas para ofrecer tarifas nuevas o con descuentos. Y, aun así, ves cómo tu factura de la luz es más alta de lo que te gustaría y te preguntas: ¿por qué pago mucho de luz y no estoy en casa? ¿A qué se debe esto? En este artículo te explicamos los conceptos de la factura de la luz en los que puedes ahorrar algunos euros a final de mes.
El coste de la energía
¿Qué es el coste de la energía en la factura de la luz? Hablamos principalmente de dos elementos, el término de la energía y el término de la potencia. Los otros conceptos, como impuestos o el alquiler del contador, están marcados por la compañía o el gobierno y nuestros hábitos no tienen apenas influencia en lo que paguemos por ellos. Al menos, no en la misma medida que en estos dos elementos.
Término de la energía
El término de la energía se corresponde con la cantidad de electricidad que hemos consumido en el mes, es decir, que cuanta más electricidad gastemos, más pagaremos. Se calcula en kilovatios/hora (kW/h) y suele ser el concepto sobre el que más control tenemos.
Hay, principalmente, dos formas de ahorrar en este término. Uno de ellos es consumir menos energía. Se puede conseguir, simplemente, apagando electrodomésticos cuando no sean necesarios o utilizándolos de manera más eficiente. Por ejemplo, se puede poner en marcha el lavavajillas o la lavadora cuando estén llenos, programar el aire acondicionado a una temperatura algo más alta o adquirir aparatos con una calificación de eficiencia energética mayor.
La otra forma consiste en revisar nuestro contrato de luz. Debemos comprobar si el precio cambia según la hora del día, saber cuándo es más barata la luz, de día o de noche, o si tenemos algún otro horario especial. Si apenas estamos en casa, seguramente nos interese tener un contrato que ofrezca precios bonificados en el horario en el que sí estemos en casa. De esta manera, la electricidad que gastemos nos saldrá mucho más barata, aunque debemos asegurarnos de que no utilizaremos electricidad en otros momentos, ya que el precio es considerablemente más caro.
También hay empresas que hacen estudios del consumo de una vivienda y ofrecen un precio fijo. En el caso de las segundas residencias, puede ser una opción interesante, ya que después de analizar el patrón de consumo, lo normal será que el precio sea bastante bajo. En el caso de viviendas habituales puede no ser tan recomendable. A final de año, estas empresas suelen calcular cuál ha sido el gasto real y emiten un cargo adicional para regularizar la situación.
Término de la potencia
Si te preguntas por qué sigues pagando mucho en la factura de la luz de una casa a la que no vas durante meses, como puede ser una segunda residencia, seguramente la respuesta la encuentres en el término de la potencia. Este concepto pone un precio a la cantidad de energía que podemos consumir como máximo de forma simultánea. Es decir, es el responsable de que salten o no los plomos cuando encendemos muchos electrodomésticos al mismo tiempo.
La potencia se paga de forma fija según los kW que queramos tener disponibles. Si en casa sois de cocinar varios platos a la vez, tener encendido el horno y poner la climatización, o contáis con algún vehículo eléctrico, seguramente necesitéis contratar mucha potencia. Sin embargo, si no vamos a esa segunda residencia durante mucho tiempo, quizás podamos cambiar la potencia contratada en los meses en los que no vamos a estar. De esta forma, evitaremos estar pagando por tener disponible una cantidad de energía que en prácticamente ningún caso vamos a consumir.
¿Cuál es la potencia ideal?
Es complicado saber cuántos kW necesito para una casa. Depende de las necesidades de cada familia, como el número de personas o la eficiencia energética del hogar. Lo ideal es ir ajustando la potencia hasta encontrar la que más se aproxime a la que necesitamos, de forma que se evite tanto pagar de más como tener cortes de luz. De manera orientativa, se puede tener en cuenta estas características:
- 2,3 kW de potencia: viviendas pequeñas, de aproximadamente 50 metros cuadrados, en las que vivan 2 personas, que no tenga calefacción eléctrica y los electrodomésticos principales sean el frigorífico, la lavadora y la vitrocerámica.
- 4,6 kW de potencia: viviendas medianas, de alrededor de 90 metros cuadrados, en las que vivan 3 personas y tengan calefacción eléctrica y aire acondicionado, además de los electrodomésticos que ya hemos comentado.
- 5,75 kW de potencia: viviendas grandes, de al menos 120 metros cuadrados, en los que vivan 4 personas o más. Con esta potencia prácticamente todos los electrodomésticos se pueden conectar al mismo tiempo.
Viviendas con puntos de recarga de vehículos eléctricos
Merecen una mención aparte las viviendas que tengan un punto de recarga de coches eléctricos. Si se quiere cargar un vehículo eléctrico en casa, lo normal será contratar más potencia para evitar que se produzcan cortes continuos de luz. Y es que, normalmente, cuanta más potencia se derive al cargador, más rápido se cargará el vehículo.
No obstante, como contratar mucha potencia eleva la factura de la luz, los cargadores de última generación ya incorporan sistemas para balancear de manera dinámica la cantidad de energía que se suministra al vehículo. De esta manera, si la vivienda necesita más potencia, el cargador reduce la cantidad de electricidad que está utilizando, evitando la sobrecarga.