La doble moral de la izquierda: por qué llamarle “maricón” a Marlaska es diferente en boca de la ex ministra socialista de Justicia
AD.- Lo mínimo que se le debería exigir a un político es coherencia y respeto hacia los principios y valores que propugna. Pero esta regla, siendo bastante endeble en la clase política española, resulta inexistente entre los grandes adalides de la izquierda nacional. De hecho, lo que abunda en las filas del neomarxismo y socialismo patrios es justo lo contrario, es decir, una profunda hipocresía y una deleznable doble moral, que, entre otras muchas cosas, demuestra la falsedad de su argumentos y la mezquindad de sus propósitos. El último ejemplo de dicha hipocresía es lo ocurrido ayer en la Universidad de Navarra, cuando un grupo de jóvenes llamó “maricón” y “corrupto” al ministro de Interior, Dolores Delgado, ministra socialista de Justicia y ex fiscal pretendidamente experta en terrorismo yihadista.
Conforme al victimismo propio de la izquierda, el PSOE ha condenado los insultos que ha recibido Marlaska. En un comunicado emitido ayer, Ferraz ha condenado “el acoso y los insultos” y ha “exigido” al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el de Vox, Santiago Abascal, “que hagan lo mismo”.
“Hoy el fascismo ha entrado sin miramientos en la Universidad de Navarra. La estrategia de crispación que siguen el Partido Popular y sus socios de la ultraderecha provoca situaciones aberrantes como la que hoy ha vivido el ministro Fernando Grande-Marlaska. Insultos homófobos, gritos coreando el nombre de un terrorista, acoso. Toda nuestra solidaridad al ministro, y la condena más dura a unos energúmenos que representan lo peor de España”, señalan desde Ferraz.
El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha condenado personalmente los insultos y ha escrito un mensaje en la red social X. “Los discursos de odio no son inocuos”, ha dicho Sánchez antes de señalar que “el respeto es básico en una sociedad libre y democrática. La diversidad nos hace mejores”. Tras ello, Sánchez ha trasladado todo su “apoyo y un gran abrazo para un gran ministro como Fernando Grande-Marlaska”.
Lo que no nos cuentan estos farsantes es que los jóvenes navarros no hicieron sino reproducir las mismas ofensas lanzadas por Dolores Delgado, ex ministra socialista de Justicia y ex fiscal pretendidamente experta en terrorismo yihadista, al referirse al exjuez y actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, como “maricón” y “nenaza” en una comida junto al también magistrado Baltasar Garzón, el excomisario José Manuel Villarejo y otros miembros de la cúpula policial.
Delgado, entonces fiscal en la Audiencia Nacional, también aseguró en un tono distendido que prefiere “un tribunal de hombres”. “A mí que me den un tribunal de hombres, de tías no quiero. Y no me llevo mal con las tías, pero de tíos, sé perfectamente por dónde van”, aseguró la ministra. ¿Qué diferencias sustanciales existen entre llamarla a ella tiparraca y llamar maricón al Marlaska? Como en el verso de Campoamor, todo depende del color ideológico con que se mire.
No es el único ejemplo y, por desgracia, tampoco será el último. La lista de desvergüenzas abunda entre las filas de la izquierda política. Como cuando la misma Dolores Delgado reveló en la misma comida que en un viaje de trabajo de varios días a Cartagena de Indias (Colombia) vio como “una serie de jueces y fiscales españoles terminaron con menores de edad”. ¿Y por qué no denunció un hecho tan extremadamente grave en clave judicial, como estaba obligada por la dignidad de su cargo?
Ejemplos de hipocresía y doble moral en la izquierda hay muchos, sin duda, pero vergüenza, lo que se dice vergüenza, es evidente que no tienen ninguna.