Suma y sigue: Llegan 231 ilegales en un cayuco que arriba por sus propios medios al muelle de Arguineguín, en Gran Canaria
Siempre ha habido fronteras, como hay puertas en las casas. El limes diferencia la civilización de la barbarie, como en la antigua Roma. Hay vallas que diferencian la luz de las tinieblas, que distinguen la libertad de la esclavitud.
Nuestro país está siendo asaltado de forma masiva por tierra, mar y aire. Las fronteras no están para pasarlas ilegalmente. Las de España parece que están para lo contrario: para saltarse. Lo dijo el PP con inacostumbrada claridad: si es preciso, y parece que lo es, las Fuerzas Armadas deben pasar a cuestionar la seguridad de ese limes. Los cuerpos y fuerzas de seguridad carecen de recursos legales y material adecuado para hacer frente a la tarea encomendada.
Si alguien quiere proponer que España abra sus fronteras para subvencionar a todos los desheredados del mundo y ofrecerles sanidad y educación gratis que lo diga, pero será tan estúpido como Sánchez. Ni España tiene esa capacidad, como es dramáticamente notorio, pues según UNICEF hay 2,2 millones de niños españoles con desnutrición, ni hay economía que lo sostenga, ni tiene lógica alguna destruir España en aras de los sentimentaloides complejos de culpa de los denominados progres de izquierdas y de derechas.
Estamos hartos de esos progres. La gente sensata está harto de esos irresponsables progres demoledores de nuestra sociedad, frívolos enemigos de nuestra civilización. La gente sensata se ha hartado de los políticos que siguen los dictados de esos progres sin cordura ni ilustración. Los españoles no somos ni responsables, ni mucho menos culpables, de los problemas de las poblaciones de otras naciones. Deben resolver sus problemas, no crearnos a nosotros otros, que ya tenemos bastantes. Cuando el imperio romano relajó su limes, se vino abajo.
La gente sensata está por el sentido común. Las fronteras y las vallas se defienden con las armas, por supuesto, no con mantequilla de Burgos, ni con soflamas de meapilas laicos, casi siempre subvencionados. Con el dinero de otros hacen fiesta los devotos.
Nadie, nunca, debe entrar ilegalmente en España ni en ningún otro pais. Y el que lo intente debe saber a qué se arriesga. Una frontera no es un juego, ni un capricho, ni un coladero, como no lo es la puerta de las casas. Sería ocioso explicar que la fortaleza es siempre, a la postre, más humanitaria, que la compasión peligrosa. Pues una actitud débil incrementa las avalanchas y sus riesgos.
Nos están exportando excedentes de población sociedades atrasadas y subsidiadas, sin cultura del trabajo. Para evitar esta invasión silenciosa, pero de alto riesgo, hay fronteras, hay vallas. Más allá de las fronteras está la barbarie. Las fronteras españolas deben ser impenetrables. A día de hoy es un cachondeo. El felón que vive en la Moncloa lo permite porque cifra la entrada masiva de ilegales en términos electorales.
Llegan 231 ilegales a Gran Canaria
Un cayuco, con 231 ilegales a bordo, ha arribado por sus propios medios al muelle de Arguineguín, en Mogán (Gran Canaria), según ha informado el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad del 112 de Canarias y Cruz Roja.
La embarcación ha llegado al muelle durante la tarde de este domingo y en el lugar los ilegales han sido asistidos por el dispositivo sanitario compuesto por personal del Servicio de Urgencias Canario (SUC), Atención Primaria y Cruz Roja.
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Tras ser asistidos, tres personas tuvieron que ser trasladadas a centros hospitalarios por diferentes patologías, ninguna de ella de gravedad.