Los que de verdad dan miedo
Emilio Contreras.- A Pedro Sánchez solo le quedan dos argumentos para movilizar al electorado de izquierda: manipular el relato y asustar con «que viene la derecha». Esa es la coartada con la que oculta sus fracasos. Presenta como un éxito que la economía española crezca este año en torno al 2,8%, dato que es cierto, pero oculta que tenemos el doble de paro de la media europea y de paro juvenil; que 8 millones de españoles ganan menos de 12.000 euros anuales, y que el precio de la vivienda se ha disparado hasta hacerla inaccesible para la mayoría de los jóvenes. Hay más riqueza, peronno se redistribuye con justicia.
Como el presidente no puede ganar votos mejorando la vida de la gente, recurre a la estrategia de la izquierda radical: manipular el pasado para calentar los ánimos y alimentar el apoyo emocional a su gobierno. Se resucitan los rencores por lo que ocurrió en una guerra civil de hace casi un siglo, y asocian a la derecha a una dictadura con la que nada tiene que ver.
Quieren ganar apoyos con el miedo al otro. Pero, ¿quiénes son los que de verdad dan miedo?
El gobierno y quienes le apoyan llevan años edulcorando la imagen de sus socios del Partido Comunista, sin cuyos votos en el Congreso Pedro Sánchez nunca habría sido investido presidente, ni podría seguir gobernando porque su mayoría es de cuatro diputados y el PC tiene siete. Hay comunistas en el gobierno, como la vicepresidenta Yolanda Díaz o la ministra Sira Rego. También Alberto Garzón fue ministro de Consumo y el secretario general del partido, Enrique Santiago, ha sido secretario de Estado y hoy es diputado en el Congreso.
Pretenden que nos creamos que el Partido Comunista defiende la libertad y gobierna con eficacia, cuando la verdad es que siempre que han podido, los comunistas han impuesto una dictadura y su gestión económica y social ha sido un fracaso.
El modelo de gobierno comunista más cercano a los españoles es el cubano, que Fidel Castro impuso en 1959. Para saber cómo las gastan los comunistas cuando tienen el poder, basta leer «Ir a La Habana», el último libro de Leonardo Padura, probablemente el mejor escritor hispanoamericano en activo. Padura utiliza La Habana como pretexto para describir la desolación, la pobreza y el desencanto de quienes creyeron que la revolución les iba a redimir de la dictadura corrupta de Fulgencio Batista. Lo que podría parecer la crónica de una ciudad, casi un libro de viajes, es un pretexto para contar las carencias y la miseria en que viven hoy los cubanos.
«El café con leche y el pan con mantequilla del desayuno habanero —escribe Padura— es un recuerdo del pasado en un país que, para muchos, es un país sin café, ni leche, ni mantequilla. A veces, sin pan». «Comer pescado en Cuba es un lujo», a pesar de que es una isla rodeada de mar. «Hay toda una generación cubana que en su mayoría nunca ha comido un bistec de carne de res». Describe «las necesidades económicas permanentes en una ciudadanía que por el resultado de su trabajo obtiene un salario insuficiente para vivir». Recuerda con crudeza «la falta de productos de primera necesidad y la ya tradicional y profunda ineficiencia del sistema económico doméstico: crisis en el suministro de combustible, inflación galopante, deterioro de los servicios médicos, y escasez de productos médicos incluso para enfermedades crónicas». Lo estamos viendo desde el pasado 17 de octubre cuando toda la isla se ha quedado sin luz tras la implosión del sistema de generación eléctrica.
La pobreza y el desamparo son la causa de que «para la mayoría de los ciudadanos la desesperación y la tristeza están de fiesta». El colofón de la descripción que hace Padura de la vida de los cubanos es desolador: «El quiebre de los valores morales antes arraigados, que ha permitido el crecimiento de la marginalidad»; «la decadencia física, espiritual e incluso ideológica y moral que se mueve entre ruinas buscando intrincadas alternativas de supervivencia, desde la prostitución al exilio»… Un exilio que eligieron «más de dos millones de cubanos en los últimos decenios, la quinta parte de la población…en su mayoría jóvenes» y «el éxodo de los viejos y mejores formados maestros». Añade Padura que «se dice que en Cuba hay que tener FE: familiar en el extranjero» que envíe dólares.
Todo esto parecería propaganda anticomunista, pero es el testimonio del escritor de más prestigio de Cuba, educado en los principios del comunismo. Leonardo Padura trabajó 25 años en medios del régimen como «Juventud Rebelde» o «La Gaceta de Cuba», y solo hace de fedatario desencantado de la cruda realidad. Su escudo protector de las represalias del régimen comunista es su prestigio internacional; pero en Cuba es un marginado.
Y lo que describe en su libro es el modelo de nuestros comunistas, a los que nunca se les ha oído la menor crítica al régimen castrista, pero se les blanquea ocultando lo que ocurre en los países donde gobiernan o han gobernado, y se les presenta como unos demócratas, condición que se niega a «la derecha y a la extrema derecha». Es la gran manipulación.
¿Miedo a la derecha? Se puede discrepar radicalmente de ella, pero lo que da miedo es ver cómo los amigos de los socios de Pedro Sánchez arruinan los países allá donde gobiernan.