El show de Trump y el terror de los progres
Francisco Marhuenda.- No es miedo, sino terror. Todo indica que han fracasado en su estrategia de estigmatización del candidato republicano. Es verdad que es difícil establecer si era peor Biden o Kamala, pero las millonarias elites demócratas le pegaron una patada al primero y eligieron a la segunda. Los pijoprogres y el sector acomplejado del PP aplaudieron con gran fervor.
No queda bien decir que es mejor Trump. Por supuesto, la inmensa mayoría de los medios de comunicación, no solo los controlados por el millonario José Miguel Contreras, empezaron una campaña para mostrar las consecuencias catastróficas del retorno de Satanás. Es casi imposible encontrar una foto en la que quede bien. Me recuerda la imagen que daban de Fidel Castro, un criminal, homófobo y liberticida. No importa, porque muchos tenían una simpatía desaforada por el castrismo y el comunismo. Eso explica, también, el fervor por los jóvenes airados de Podemos y el movimiento del 15-M. Los ricos como Contreras y otros periodistas, presentadores, actores… me imagino que recordaban cuando eran revolucionarios en la barra del bar de la facultad.
La desesperación de la izquierda mediática estadounidense y el seguidismo de la desinformada española parece indicar una victoria de Trump. La capacidad de predicción que han tenido con las elecciones estadounidenses me recuerda cuando aseguraban que Putin sería derrotado y los datos, desgraciadamente, indican lo contrario. No me gusta el líder ruso, pero creo que los análisis se deben hacer con rigor e información. Para hooliganismo, ya tenemos a los sanchistas como Montero, Alegría, López o Puente que intentan hacer méritos para suceder al líder.
La democracia americana es demasiado grande y sólida como para que tenga que preocuparse por los errores de un presidente. Su sistema de contrapesos funciona muy bien. En cualquier caso, la presidencia de Trump fue muy buena en el terreno económico y en política exterior no inició ningún conflicto militar. Nada que ver con el idealizado Obama o el decadente Biden. Otra cosa distinta es que a los europeos no nos guste su mensaje de que nos paguemos la defensa, porque es más cómodo que lo hagan ellos. Kamala siempre ha sido un bluf, una vicepresidenta inexistente y una pésima gestora. A nadie le gusta, salvo a los ricos de la izquierda y a la derecha acomplejada.