El WiFi tiene el potencial de influir en las ondas cerebrales, lo que hace que las personas sean vulnerables a la sugestibilidad
La fidelidad inalámbrica (“Wi-Fi”) es dañina debido a la exposición a la radiación de radiofrecuencia, a la radiofrecuencia modulada por pulsos que transporta datos, al efecto de frecuencia extremadamente baja (“ELF”) en el cerebro y al efecto de memoria de Wi-Fi en los tejidos corporales.
Keith Cutter cree que uno de los efectos no deseados de los ELF es el arrastre de ondas cerebrales , donde un estímulo externo sincroniza las ondas cerebrales con su frecuencia.
El término ELF se refiere a campos electromagnéticos con frecuencias de entre 3 y 30 Hz, aproximadamente, que es el mismo rango que el de nuestro cerebro. Nuestro cerebro opera dentro de un rango de frecuencias, con diferentes estados de ondas cerebrales que corresponden a actividades específicas:
– Ondas Delta (0,5-4 Hz): asociadas con el sueño profundo, la relajación y la curación.
– Ondas Theta (4-8 Hz): vinculadas a la meditación, la ensoñación y el aumento de la creatividad.
– Ondas Alfa (8-12Hz): Corresponden a relajación, ojos cerrados y disminución de la actividad cortical.
– Ondas Beta (13-30Hz): Relacionadas con la atención, la actividad mental y el procesamiento cognitivo.
– Ondas gamma (30-44 Hz): intervienen en el procesamiento sensorial, la memoria de trabajo y las funciones cognitivas de orden superior.
A Cutter le preocupan especialmente los ELF a 10 Hz provenientes de Wi-Fi y otras fuentes.
En presencia de una señal persistente de 10 Hz, debido al arrastre, el cerebro puede cambiar hacia esa frecuencia. Como se señaló anteriormente, a 10 Hz el cerebro tiene una actividad cortical reducida.
La actividad cortical se refiere a las señales eléctricas y químicas generadas por las neuronas dentro de la corteza cerebral , la capa externa del cerebro responsable, entre otras cosas, de la cognición.
“Con el tiempo, este efecto de arrastre puede crear un estado en el que uno se deja influenciar con mayor facilidad: un ‘estado sugestionable’. En este estado, el cerebro es más receptivo a las influencias externas, ya sean los medios de comunicación, el marketing o incluso las influencias subconscientes”, escribe Cutter. “Estamos hablando de la posibilidad de control mental”.