Entrevista de La Tribuna del País Vasco al director de AD: “El ‘delito de odio’ se ha convertido en un instrumento represivo contra cualquier discurso disidente del relato del poder”
Raúl González Zorrilla. – Armando Robles, director de Alerta Digital (AD), se enfrenta junto con dos sacerdotes colaboradores de este medio, a un procedimiento abierto por la Fiscalía de Málaga, en el que la fiscal, María Teresa Verdugo Moreno, pide, en un gesto inédito en España en las últimas décadas y tras la denunia de una asociación islamista, el cierre de ese periódico y penas de cárcel para los acusados por un presunto “delito de odio” contra el colectivo musulmán. El juicio se celebrará en los próximos meses.
“Existe un prejuicio ideológico, parcial, sesgado e incierto sobre este medio de comunicación y su dirección. Las dianas son Armando Robles y Alerta Digital. Las acciones judiciales instadas son verdaderos ataques personales, poco fundados fácticamente y jurídicamente endebles. En realidad, de ahí el peligro de estas actuaciones subjetivas, la verdadera víctima es la libertad y la democracia. La libertad porque se intenta cercenar su esencia; y la democracia porque se usan instituciones básicas de la misma, para atacar a quien no piensa igual que quien acusa”, explica Armando Robles.
¿Podría explicar brevemente los detalles del caso y cómo surgió la acusación de “delito de odio”?
En abril de 2017 invité al programa “La ratonera” al P. Custodio Ballester y al P. Jesús Calvo para sostener con ellos un debate de actualidad. Con el P. Custodio surgió el tema del islamismo y los flujos migratorios, y con el P. Calvo la influencia del lobby sionista en la política internacional. La “Asociación Musulmanes contra la Islamofobia” presentó una denuncia en Barcelona contra el padre Custodio por “delito de odio y discriminación”. Luego, la fiscalía trasladó la denuncia a la fiscal Verdugo en Málaga con la excusa de que la sede fiscal de Alerta Digital estaba ahí. La instrucción del caso por parte de María Teresa Verdugo la llevó a ampliar la acusación contra el P. Calvo y contra mí.
¿Cuál fue el contenido específico de la publicación o artículo que ha llevado a esta situación legal?
A mí se me acusa de dar pábulo a los padres Custodio y Jesús Calvo para que expresen sus opiniones en mi medio, que -afirman- muestra animadversión y hostilidad hacia el colectivo inmigrante. Por un lado, al P. Custodio se le acusa de afirmar que en las mezquitas no se predica el amor al prójimo, sino el exterminio del infiel; que los suicidas yihadistas tienen la consideración de nuestros santos y que la inmigración ilegal de miles de musulmanes yihadistas creará problemas de convivencia y de orden público en la Europa occidental. El P. Calvo por su parte está acusado de denunciar que el “Plan Kalergie” es un arma del sionismo internacional para trastocar los valores occidentales y sustituir a su población.
¿Cree que este caso podría sentar un precedente legal en España en cuanto a la libertad de prensa y expresión?
Sí. Sería, sin duda, un peligroso precedente contra la libertad de prensa y de expresión. Por ello, la fiscalía quiere fabricar jurisprudencia sobre los delitos de odio sentando el banquillo a un periodista independiente y a dos curas valientes. Somos piezas de caza mayor. No quieren soltarnos. En el último momento, la fiscalía ha arrastrado a la Asociación que nos denunció -desaparecida durante siete años- a presentarse como acusación particular, ya que la fiscalía carecería de credibilidad acusando ella sola. Ahora irán de independientes…
¿Cómo ha sido su experiencia personal desde que surgieron las acusaciones?
Pues que los delitos de odio y discriminación se aplican sólo unidireccionalmente. Sólo odiamos los patriotas y los católicos. Ni los musulmanes ni los judíos odian a nadie, aunque la realidad muestre lo contrario. Tampoco las izquierdas odian, ni a las derechas ni a la Iglesia católica. ¡A la vista está!
¿Cómo ha afectado esta situación a su vida personal y profesional?
He seguido adelante. Mi vocación periodística es un servicio a la verdad. Los que escupen mentiras no están en Alerta Digital precisamente.
¿Qué cree que está en juego para usted personalmente y para el periodismo en España?
Está en juego la libertad de expresión ciertamente, pero también el concepto del Derecho, que puede convertirse con este tipo de delitos en un instrumento de coacción y de control social.
En su opinión, ¿dónde está el límite entre la libertad de prensa y lo que podría considerarse un “delito de odio”?
Ni los artículos de Alerta Digital ni las opiniones de sus colaboradores han suscitado nunca una reacción violenta contra ningún colectivo étnico o religioso. Ese debería ser el límite. Expresar públicamente unas opiniones fundamentadas en la realidad y no en el matrix político del momento no debería ser nunca delito.
¿Cree que las leyes en España son lo suficientemente claras respecto a la libertad de expresión y los delitos de odio? ¿Qué cambios consideraría necesarios?
El delito de odio debe ser suprimido del Código Penal, pues se ha convertido en un instrumento represivo contra cualquier discurso u opinión disidente del relato del poder.
¿Ha sentido algún tipo de presión o censura durante su carrera como director de periódico en relación con temas controvertidos?
Presiones de todo tipo, citaciones judiciales, procesos y hasta he pasado una noche en la cárcel por un artículo que no escribí yo, sino uno de mis colaboradores.
¿Cómo ha reaccionado la comunidad periodística ante su caso?
Como decía un sesudo profesor de la Facultad de Periodismo: “El periodista nunca se vende. Sólo se alquila”. Hay tanto periodista alquilado que el que va por libre queda inmediatamente aislado y sin apoyos materiales ni morales.
¿Cree que este juicio podría tener un efecto disuasorio sobre otros periodistas o medios a la hora de tratar temas controvertidos?
Ese es precisamente el objetivo de la fiscalía con los “delitos de odio” y “discriminación”. Buscan desarrollarlos con estos procesos, a fin de sentar una jurisprudencia que disuada a los informadores de disentir, aunque sea mínimamente, del discurso dominante. Ahí está el caso de las inundaciones de Valencia.
¿Cómo ve el futuro del periodismo de investigación y opinión en España si su caso termina en condena?
Lo veo absolutamente finiquitado. Nuestra condena sería un aviso a navegantes: El que se mueva no es que no salga en la foto, sino que pasará una buena temporada a la sombra.
¿Qué les diría a los periodistas que podrían sentirse intimidados por este tipo de situaciones?
Que digan la verdad, pese a quien pese, porque, tal como le decía D. Quijote a su escudero: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”.
¿Qué expectativas tiene sobre el juicio? ¿Espera un resultado justo?
La justicia humana no es objeto de fe. En cambio, la divina, sí. Tengo la conciencia tranquila y eso no tiene precio. Sin embargo, como la generalidad de jueces son independientes y profesionales, espero la absolución.
¿Cree que ha habido un uso excesivo o incorrecto de la ley en su caso?
Ha habido ensañamiento por parte de la fiscalía, buscando los tres pies al gato y convocando una especie de juicio de Nuremberg con tres acusados por cosas bastante diversas.
Si llegase a ser condenado, ¿cómo afectaría esto a su periódico y a la libertad de prensa en general?
Si llega el momento en que nuestra libertad de conciencia y opinión sea conculcada, ya lo pensaré.
¿Qué mensaje le gustaría enviar a sus lectores y al público en general en este momento?
Que estén atentos a los acontecimientos porque darán una medida clara de hacia dónde se dirige el destino de nuestra desgraciada nación.
¿Cómo valora la importancia de mantener una prensa libre y crítica en un contexto político y social tan polarizado como el actual?
La importancia de la libertad de prensa es esencial, capital, diría yo. Sobre todo, porque el sistema liberal-capitalista quiere tener las manos libres para narcotizar a la población, darle un patinete y alimentarlos con un bocadillo de chope y una cervecita barata. Una prensa libre y crítica es lo que más temen, pues se han especializado en escupir mentiras sin parar. La prensa libre los pone en evidencia y no pueden soportarlo, igual que los fariseos del Sanedrín.
Si pudiera hacer algo diferente en relación a este caso, ¿qué sería?
Ahora, ya nada. ¡Adelante con los faroles! Y que sea lo que Dios quiera.
El puchero ya está demasiado recalentado, Ya cualquiera se erige como acusador de lo que sea. Si hubieran mas seriedad y menos complacencias, quizá no osarían algunos torquemadas. El 711, trajo muchas equivocaciones. Aprendamos algo del pasado.