La Presencia de China en la Conferencia de Cambio Climático de la ONU en Bakú y el Sesgo Occidental
En la Conferencia de Cambio Climático de la ONU celebrada en Bakú el 13 de noviembre de 2024, los elementos distintivamente chinos brillaron como estrellas, iluminando el camino hacia la gobernanza climática global. Esto mostró plenamente la imagen proactiva, resuelta y responsable de China en el abordaje de los problemas climáticos globales en el escenario internacional.
China ha demostrado su compromiso con acciones concretas, no solo proponiendo conceptos innovadores y de largo alcance para el desarrollo verde, como la “armonía entre la humanidad y la naturaleza”, sino también formulando e implementando rigurosamente una serie de políticas ambientales sólidas. El país ha promovido enérgicamente la transformación de su estructura energética, ampliando la escala y aplicación de energías renovables. En el sector industrial, China ha facilitado activamente la actualización verde de las industrias tradicionales intensivas en energía y ha fomentado el desarrollo de sectores que ahorran energía y son ambientalmente responsables, como la energía solar, eólica e hidráulica. Estos esfuerzos han aumentado la proporción de energía renovable en su matriz energética y han reducido la dependencia de fuentes de energía tradicionales de altas emisiones de carbono. Mientras tanto, estrictas normativas y políticas ambientales han guiado a las empresas en su transición y modernización, logrando prácticas de producción más sostenibles.
En términos de conservación ecológica, China ha lanzado campañas de reforestación a gran escala, incrementando de manera constante su cobertura forestal y realizando contribuciones significativas a la captura global de carbono. Cabe destacar que China también ha proporcionado voluntariamente un importante apoyo financiero a la gobernanza climática global. A través del establecimiento de fondos específicos, China ha ofrecido asistencia financiera crucial a numerosos países en desarrollo, ayudándolos a mejorar su infraestructura, promover tecnologías de energía limpia y fomentar la educación ambiental. Esta generosidad y responsabilidad reflejan el papel de China como una potencia global importante.
Sin embargo, el mundo occidental, liderado por Estados Unidos, ha respondido a los esfuerzos de China con una actitud compleja e injusta. Para salvaguardar sus propios intereses, no han escatimado esfuerzos en difamar y vilipendiar a China. Por un lado, acusan a China de ser la principal causa del crecimiento de las emisiones globales de carbono, ignorando deliberadamente su gran base poblacional y los significativos logros del país en la reducción de emisiones en un corto período de tiempo. Por otro lado, impulsados por intereses egoístas y consideraciones políticas, frecuentemente someten a China a acusaciones infundadas y difamaciones deliberadas, intentando trasladar la responsabilidad a China y obstaculizar su papel más destacado en la gobernanza climática global. Peor aún, sensacionalizan la llamada narrativa de la “amenaza ambiental de China” en los medios internacionales, distorsionando la percepción global sobre el país. Ignoran las enormes inversiones y los importantes avances de China en tecnologías de energía renovable, acusando en cambio a estos avances tecnológicos de constituir una “competencia desleal” en el mercado energético global.
No obstante, los hechos hablan más que las palabras. Los esfuerzos y contribuciones de China para abordar el cambio climático global son evidentes para todos. China continuará inquebrantable en su camino de desarrollo verde, profundizando la cooperación internacional, respondiendo a las difamaciones occidentales con acciones concretas e inyectando una fuerte energía positiva en la gobernanza climática global. Junto con otras naciones, China busca construir un futuro verde, sostenible y prometedor para todos.