Todo es hambre en casa del pobre (Sánchez)
Ramón Pérez-Maura. – Poco le ha durado su firmeza a Juan Lobato. Pero de su denuncia del martes de que no podía ser que «el malo es quien decide no hacer las cosas mal» a su dimisión del miércoles cediendo ante las presiones de su propio partido, que él ya había denunciado, dista un abismo por el que Lobato se ha despeñado. Aparentemente, Sánchez sale ganando de nuevo. Se ha quitado de encima lo más parecido a un brote verde que pudiera haber en el erial del sanchismo.
Supongo que el anuncio de la renuncia de Lobato debió ser recibido como una gran victoria en casa de Sánchez. Ya sólo están para derrotar a los propios. De los rivales, mejor no hablemos porque lo suyo es una ruina. Y apenas habían pasado 20 minutos desde que conocimos la renuncia de Lobato cuando Alejandro Entrambasaguas anunciaba en El Debate que la juez cita a declarar como imputado a David Sánchez Pérez-Castejón el 9 de enero. Lo hace con el informe de la UCO en la mano en el que los investigadores atisban «indicios de criminalidad» por medio de delitos contra la Administración Pública. Y en ese contexto se ha llegado a la conclusión de que la Diputación de Badajoz creó ad hominem la plaza musical con la que fue agraciado David Sánchez.
Es muy de agradecer que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil haya hecho ímprobos esfuerzos para llegar a esa conclusión en la que casi todos habíamos coincidido sin necesidad de hacer ninguna investigación profunda: que a David Sánchez le habían regalado un puesto de trabajo por ser hermano del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE. Pero, como cabe suponer, llegamos a esa conclusión porque somos elementos activos de la fachosfera. Porque los méritos del hermano músico son de tal grado que no se pueden medir por los mismos parámetros que los del común de los mortales.
La más clara demostración de la desesperación de Sánchez es que una y otra vez, ayer de nuevo, tenga que recurrir a intentar atacar a Núñez Feijóo por una fotografía veraniega tomada hace 29 años a bordo de un barco de vela en el que navega con Marcial Dorado Baúlde del que después se demostró que era, primero contrabandista de tabaco y más tarde narcotraficante, por lo que pagó pena de cárcel. Esto sólo permite concluir lo muy desesperado que está Pedro Sánchez. Todo es hambre en la casa del pobre. Él tiene a los jueces citando a su familia y a su entorno político y sólo puede hablar, con una persistencia digna de mejor causa, de una foto de 1995, publicada en 2013, que no ha tenido nunca la más mínima relevancia legal o política para Feijóo. Apareció en El País en la campaña electoral para la reelección de Núñez Feijóo como presidente de la Junta y él acrecentó su mayoría absoluta.
Lo que estamos viendo en estos días es el intento desesperado de Sánchez de sobrevivir a la ciénaga que él mismo ha creado y que le está ahogando. Con lo incómodo y desagradable que debe ser eso.