Los españoles acabamos de celebrar, como imbéciles, nuestra Constitución, a pesar de que es una de las más despreciadas y violadas por sus gobernantes.

Los españoles son los ciudadanos europeos peor informados. Si conocieran la realidad, dejarían de votar a miserables y se lanzarían a la calle para expulsar del poder a sus políticos.

Están tan rodeados de mentiras oficiales, propaganda gubernamental, manipulación, periodismo prostituido y atentados a la verdad que padecen una confusión enfermiza y muchos de ellos ya no saben distinguir la verdad de la mentira, ni el bien del mal.

Para Pedro Sánchez y su gobierno, aliado con lo peor de la nación española, incluyendo a golpistas, nacionalistas que odian a España y herederos del terrorismo asesino, es vital que los españoles vivan desinformados y engañados porque si accedieran a la verdad, el socialismo y las bandas que le apoyan estarían lejos del poder y probablemente sometidos a juicio.

Los españoles son uno de los pueblos peor informados del planeta. Ningún otro en el Occidente civilizado y teóricamente libre está tan sometido a la mentira y a la manipulación informativa como el español.

El gobierno gasta enormes cantidades de dinero en publicidad mentirosa, en silenciar sus fracasos y suciedades y en comprar medios de comunicación y periodistas.

Estar informados no consiste solo en leer, escuchar o ver los medios informativos, sobre todo la televisión, que es el más potente e influyente, sino en saber discernir y filtrar la información, separando verdades y mentiras, la información veraz de las falsedades del poder.

Para un gobierno como el de Sánchez, atiborrado de maldades, violaciones de las leyes básicas, trucos, despilfarros, abusos de poder y saqueos, la mentira es imprescindible y el control mediático una necesidad imperiosa.

Si los medios informativos cumplieran con su deber en democracia, que es proporcional al pueblo la verdad para que adopte decisiones correctas, y si la verdad estuviera presente en la sociedad española, Sánchez no estaría en el poder y la mayoría de los actuales partidos políticos estarían arruinados, sin votos, sin poder alguno y tal vez en prisión.
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Sánchez lo ha perdido todo, menos el poder. Ha perdido la batalla del relato, el prestigio, el respeto y el afecto de su pueblo. Se ha convertido en el dirigente más odiado y rechazado de Europa y en uno de los más denostados del mundo. La Justicia acosa a su familia y colaboradores más cercanos por corrupción y el odio y la división son sus monedas de cambio.

Es todo un miserable de libro, que, además de ser mentiroso compulsivo, padece narcisismo, psicopatía y rencor en grandes cantidades.

La maldad y la mentira sanchistas dominan el 90 por ciento de las televisiones y un buen porcentaje del resto de los medios. Sólo pierde en el ciberespacio, donde es minoritario y el dominio es del ciudadano libre. Sánchez y su mundo son vapuleados a diario en el ciberespacio por cientos de miles de ciudadanos periodistas aficionados que propagan la crítica y la información veraz que el gobierno teme y los grandes medios corrompidos ocultan.

La democracia es un sistema ideado para controlar el poder de los gobiernos y evitar que se tornen tiránicos. El sistema incluye frenos, contrapesos y cautelas. La prensa libre y la información veraz son dos elementos imprescindibles en democracia. Los corruptos y los crimines huyen de la luz que aportan los medios veraces y temen tanto a la verdad que se reprimen.

Por eso, lo primero que hacen los tiranos y sinvergüenzas al llegar al poder es controlar a los medios y comprar periodistas, evitando así que los ciudadanos conozcan la suciedad, abusos y canalladas del poder político gobernante.

El gobierno de Pedro Sánchez, que es uno de los más antidemocráticos de Occidente, representa una asquerosa apuesta por el control mediático y el asesinato de la libertad y de información, pensamiento y expresión.

Sánchez y los suyos han logrado corromper a los medios negociando con sus propietarios, a los que les ha prometido dinero, publicidad y otras concesiones ocultas a cambio de servir como sucios altavoces del poder. Muchos medios importante han sucumbido a la tentación y han abandonado y traicionado a la ciudadanía, ocultándoles la realidad y sometiéndolos a la desinformación más antidemocrática y vil.

Los últimos gestos tiránicos en el planeta mediático español han sido la información sesgada y mentirosa sobre la DANA que ha asolado Valencia y el asalto a la televisión pública española, (RTVE y Radio Nacional). cuyo consejo de administración ha llenado de sometidos y mamporreros del sanchismo y de sus partidos aliados para convertir la televisión del Estado en un medio mentiroso y manipulador.

Todas estas fechorías del sanchismo han convertido al pueblo español en el peor informado del mundo occidental al que, sin serlo, llaman “libre”.

Celebrar con ese oscuro bagaje el “Día de la Constitución”, como acabamos de hacer, es una desgracia y un insulto al bien común y la decencia.