Ábalos, ese pobre y confiado hombre
Mayte Alcaraz.- Ayer acudió José Luis Ábalos a declarar durante más de tres horas por cuatro delitos gravísimos. A saber: organización criminal, cohecho, tráfico de influencias y malversación. Hizo el paseíllo, engañó a los periodistas y al respetable, solo que ya le queda poco tiempo para mentir, que no otra cosa ha hecho desde que estalló el escándalo. Se ampara en que todavía no ha sido investigado por nadie: ni por la Audiencia Nacional que ha elevado el caso al Supremo, ni por el propio alto tribunal que tiene que pedir el suplicatorio al Congreso, ni por la UCO. No sabemos lo que dice su móvil, ni sus ordenadores, ni el resto de dispositivos informáticos, y no tenemos los movimientos de sus cuentas bancarias. Por tanto, puede decir misa en arameo. Se beneficia de que oficialmente todo esto empezó con el «caso Koldo», porque él era diputado y no se le pudo hacer una investigación patrimonial como sí se hizo con Aldama y el asesor del ministro, pero realmente es el ‘caso Ábalos’ o quién sabe si lleva otro nombre de más campanillas.
José Luis parecía un pobre ciudadano engañado en su buena fe por un malvado hombre de confianza que le consiguió una casa en Cádiz, en La Alcaidesa, sobre la que ayer el exministro dijo que, mala suerte, encima tenía la piscina estropeada, con su novia viviendo por la cara, gracias al pago de un comisionista, pero que nunca le informó de que le regalaban la renta mensual y además no reconoce su letra en la documentación que aportó Aldama. Lo niega todo, culpa a Koldo y exculpa al Gobierno por el momento. Hasta que la UCO tenga acceso a su turbia vida pública y a lo mejor ya no le conviene tanto callar lo que sabe.
Lo cierto es que Pedro Sánchez, ese presidente de la transparencia, que vino a salvarnos de la corrupción del PP y que dijo ser inflexible contra el latrocinio de las cuentas públicas va a sufrir un viacrucis que empezó ayer con su exministro de Fomento y mano derecha en Ferraz, que seguirá el próximo lunes con Víctor de Aldama, continuará el martes 17 con Koldo García, el 18 con la catedrática Begoña Gómez y el día 20, en vísperas de la Nochebuena, será Cristina Álvarez, alto cargo de Moncloa que actuaba de chica de los recados privados de la mujer del presidente, quien tendrá que ir a explicar esa dualidad que practicaba con el dinero que le pagamos todos. Y luego está el hermanísimo, que ha recibido un varapalo de la juez, que ha rechazado que la Fiscalía se opusiera a la imputación bajo el argumento de que no había indicios de delito contra David Azagra, beneficiario de un cargo que montaron los amigos socialistas de su hermano para que él cobrara por coordinar conservatorios en Badajoz. Un trabajo, nos hacemos cargo, absolutamente imprescindible para el futuro de la ciudad extremeña.
Es decir, el presidente de las sonrisas tiene abiertos a su vera cuatro sumarios que indagan sobre nada menos que quince delitos y apuntan a once ministros a los que él nombró. No es mala cosecha para llegar a la cena de Nochebuena.