Un país ridículo y roto en pedazos, en manos de chulos maleducados
Lo de la reunión de presidentes de comunidades autónomas solo nos ha servido para darnos cuenta de que les interesa todo «un rábano». Después de dos años y medio sin realizarse una reunión, que debe obligatoriamente convocarse cada seis meses, al acabar, los periodistas preguntaron uno a uno a los asistentes, y todos coincidieron en que no han decidido nada de nada; es decir, han pasado el rato en Santander, para volver cada mochuelo a su olivo, no ya con las manos vacías, sino además, con la sensación de haber hecho el tonto ante todos los ciudadanos.
Pero quizás sea lo que nos merecemos, si analizamos como tenemos el patio y la pasividad con la que asumimos el ridículo internacional al que nos tienen sometidos estos chulos engreídos.
Que estemos pendientes de las declaraciones judiciales de miserables expertos en mordidas, enfrentados con el gobierno y fabulando entre ellos con dejar al portero del «puti-club» como carne de cañón ante las posibles condenas que se ven venir, demuestra hasta qué nivel de hastío hemos llegado. Como para no salir a la calle a echarlos a todos, dejando sin sueldos al entorno de mamanabos que aún aplauden al presidente…
Es un momento en el que todos los paises que nos prestan atención, que son mucho más que los de nuestro entorno cercano, se están carcajeando de los escándalos más quinquis que se han vivido en toda nuestra historia.
Que el chulo de Pedro Sánchez se muestre tranquilo ante el potaje de causas judiciales que lo rodean, desde su familia y su circulo político más cercano, sacando pecho ante su prensa y sus afiliados, sin que nadie de su entorno — salvo el bocazas de Page — lo ponga en su sitio, demuestra la pandilla de «barrigas agradecidas» que forma este apestoso PSOE y sus socios.
Lo que os he contado sobre la izquierda, unido a una derechona sin capacidad y dividida por egos y luchas de sillones, nos dejan en este lamentoso escenario del que difícilmente vamos a salir; sin duda iremos a peor, ya que un país en el que cada vez que conectas la televisión, sea la cadena que sea, de lo que se preocupan es de lo que cuenta una «señora» que le realizaba felaciones al Emérito ante la cámara de su hijo, no se merece otra cosa.
¿O sí?